Capítulo 8

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Capítulo dedicado: PremiosGemasPerdidas


Meri:

¡Madre de Dios! Qué dolor de cabeza, vamos las piernas parecen que no son mías. Me bailan el Aserejé y el despacito.

Lo primero que hago nada más llegar a casa es irme directamente hacia el baño.
Me quito la ropa y me meto en la ducha.
Cierro mis ojos fuertemente intentando poder quitarme las imágenes vividas de mi cabeza y el miedo que he pasado.

Un buen rato después, salgo del baño envuelta en una toalla, miro mi rostro más blanco que la cal, y la pequeña marca del filo de la navaja en mi cuello.
Qué cerca ha estado. Susurro rozando la herida con mis dedos.
Saco el botiquín para poder curarme la herida.
Acto seguido, me pongo mi pijama y me voy hacia la cocina para tomarme un té.

Dania sigue pensativa, da pequeños sorbos de su bebida mirando a un punto fijo.
Le doy un pequeño toque en su hombro para que aparque el cohete y vuelva a la cocina de nuevo.

— Dania, siento mucho lo sucedido. — En verdad me arrepiento de haber llamado a Nahuel.

— Tranquila, no pasa nada. Yo también quiero disculparme contigo por haberte chillado antes. Estaba muy molesta y hay algo que me desconcierta de Nahuel.

— Dania, si dices que no vas a tener nada con él, no entiendo porqué piensas en él.

— Hay algo muy misterioso en él. Me dirás que estoy como unas maracas, pero sigo pensando que Nahuel tiene un cierto interés con mis hijos. Si no, ¿Porqué los menciona siempre?

— A ver si va resultar que es un acosador. Mira que cojo la escopeta de mi padre que me regaló y le doy dos balazos.

— No exageres Meri. Lo único que te pido que mantengas lejos a los niños de él y cuando veas alguna cosa rara si yo no estoy, llamas a la policía.

— De acuerdo. Y ahora vamos a dormir que una ya no puede ni con las coplas de las Dolores.

— Yo iré a dormir más tarde.

Dejo a Dania en la cocina para irme a dormir.

El sonido de mi móvil me despierta, estoy a punto de apagarlo cuando veo en la pantalla que se trata de Jorge.
Respondo al teléfono sonriendo como una boba.
Así da gusto despertarse, incluso para mí  es mejor que me traigan el desayuno a la cama.
Hablo durante unos minutos con él quedando en vernos, al parecer quiere hablar conmigo urgentemente.

Por supuesto, yo no tardo en arreglar mi cabello, ponerme un vestido ceñido a mis curvas por mitad de mis mulos y con unos tacones de vértigo.
Quiero que Jorge me vea bonita.
Voy avisar a Dania que me voy, al parecer sigue durmiendo.
Le dejo una nota en la nevera y me marcho hacia la cafetería donde hemos quedado Jorge y yo.

Conduzco durante veinte minutos hacia la cafetería.
Después de dar más vueltas que un tonto, al fin encuentro aparcamiento. Si lo sé hubiera venido andando.

Nada más ver a Jorge sentado con su suéter ceñido a su cuerpo, su cabello bien peinado y con la mirada puesta en su teléfono, hace que me dé tiempo de comérmelo con los ojos. Ya que con la boca no me deja.
No solo es guapo, es altamente sexy, por lo menos para mí.
Suspiro sonriendo mientras tomo asiento enfrente de él.

— Hola Jorge. — Saludo quitándome la chaqueta.

— Meri, gracias por haber venido. Estoy algo mal y me apetecía verte.

— Tú dirás. Voy a pedirme un descafeinado.

— Verás, resuelta que he estado intentando comunicarme con Yoana, pero ella sigue ignorándome. Y esta mañana he visto en su Instagram una foto suya con su nuevo novio. Y eso me ha escocido. — Miro a Jorge sin decir nada pensando para mis adentros lo idiota que es. ¿Cómo puede ir detrás de una tía que pasa de él como de comer mierda?
Lo juro, me enerva cuando empieza así y no se da cuenta que yo ando colaíta por sus huesos.

La Realidad Ante Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora