Capítulo 16

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Estoy muy deprimida para qué negarlo.
Sin embargo, noto como me sube la adrenalina al ver a estos bellos hombres moverse tan sensuales con esos cuerpos de pura fibra.
De verdad, es que me pierdo cuando veo tanto músculo, hasta me dan ganas de gritar, de lanzarme a ponerme encima de alguno de ellos para cabalgar.
Simplemente mi estado de ánimo no me permite hacer cosas de mayores.
Me dejo caer en el taburete pidiéndome algo de alcohol. Por alguna razón, necesito poder olvidar esta noche todos mis problemas. Este dolor que recién ha comenzado a doler dentro de mi pecho.

De fondo escucho la música, miro por encima de mi hombro como los strippers bailan y las mujeres disfrutan con el espectáculo.
Sin embargo, de mis labios no puede salir un grito de euforia, esbozar una simple sonrisa. Nada. Solo siento como una pequeña gota salada roza mi mejilla.

—Una mujer tan hermosa como tú no debe estar triste. —Con las yemas de sus dedos seca mis lágrimas.

—Hola Alexis —Mi voz se pierde en un susurro. Alexis trata de calmarme, de hecho me anima para irnos a cenar.

—En verdad, no es necesario. Si yo solo he venido para emborracharme e irme a casa más borracha que una cuba para que al día siguiente al despertarme sienta mucho dolor de cabeza, así de esa manera no me acuerdo del porqué estoy en ese estado.

—Escúchame con atención Meri. Tú eres una mujer sencilla, alegre, con tus ideas claras y una personalidad que hace que cualquier hombre se fije en ti. No sé cuál es el motivo por el cual estés así.  Quiero decirte que cuanto más fuerte seas por dentro, más indestructible serás por fuera. No puedes dejar que nada ni nadie se vaya apoderando de ti. Tú eres invencible.

—En ocasiones mi fuerza se desvanece haciéndome sentir vulnerable.

—Eso no es cierto. A veces es necesario dar la vuelta a la página y empezar de cero. Aunque cueste o duela. El mayor éxito se consigue volviendo a perseguir tus objetivos con algunos fracasos, pero sin miedo.

No lo puedo evitar. Me lanzo al cuello de Alexis, sus palabras me están ayudando como para darme cuenta que en verdad soy una mujer fuerte. Siempre lo he sido, aunque la visita inesperada de mi madre me atormente y no niego que sienta miedo de volver a tener que ha enfrentar mi pasado. Si algo tengo claro, es  de demostrarle que con Merinda Camparo no hay quien pueda.

Alexis me lleva hasta un restaurante italiano.
Allí nos pedimos algo de pasta para cenar.
Él se muestra en todo momento amable conmigo.
Entonces caigo en la cuenta de que acabo de echarme otro amigo. Amor no encontraré, pero todos los tíos buenos son mis amigos, no sé si sentirme afortunada o desesperada por seguir buscando al hombre perfecto.

Alexis me cuenta que además de trabajar como strippers, está estudiando para las oposiciones como profesor de inglés. También me comenta que es profesor de spinning. Por su puesto le pregunto cuál es el gimnasio donde imparte las clases. Cuando me dice el nombre, me quedo con la boca abierta, precisamente fue el gimnasio donde nos apuntemos y tan solo fuimos una vez.

—Por la cara que has puesto, estoy seguro que ahora irás al gimnasio a visitarme. — Sus ojos color miel me dan tranquilidad consiguiendo que se vayan todas mis tormentas.

—No soy de ir al gimnasio, pero ahora que me recomiendas hacer spinning, trataré de hacer algo de bicicleta.

—Me encantaría que te animases y me acompañes en mis clases. Te garantizo que lo vamos a pasar muy bien. — Sí como no, subida en una bici estática que no te lleva a ninguna parte, lo mejor sería hacer ejercicio en la cama. A fin de cuentas es lo mismo, sudas, gozas, y escapas con el cuerpo adolorido.

—De acuerdo, me pasaré un día de estos para verte fuera del club. Una pregunta Alexis, ¿por qué eres tan amable conmigo?

— Quiero ser tú amigo y poder ayudarte. — Ves, lo que yo decía, muchos amigos y ninguno quiere ser mi romeo. A pesar de todo me encanta la compañía de Alexis. Sigo escuchando con atención sus consejos.

La Realidad Ante Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora