Capítulo 24

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En fin, el día tan especial por llamarlo de algún modo, había llegado.
Apenas he podido dormir en toda la noche. Siento mi cuerpo flojo y unas ganas terribles de salir huyendo.
El miedo es el causante de que no lo haga. Espero al menos que haberme sacrificado evitando  que Rosella no les haga nada malo a las personas que son importantes para mí.
Y ahora mismo, me encuentro en la ducha dejando que el agua limpie mis lágrimas antes de salir a la habitación fingiendo, en apariencia algo de alegría.
Nada más terminar de ducharme, me pongo una bata y salgo hacia la habitación donde me esperan varias mujeres para dar comienzo a mi peinado y maquillaje.
Tomo asiento dejando que las estilistas comiencen a peinarme para después maquillarme.

Cuando ya estoy peinada y maquillada, la modista me ayuda para ponerme mi vestido de novia.
Una vez que estoy lista me quedo mirándome en el espejo.
Sin duda el vestido es bellísimo y me siento como una princesa en un cuento equivocado.
Antes de salir de la habitación, Lia me saluda diciéndome lo guapa que estoy.
Creo que de la familia Ferretti, es la única que le caigo bien y es sincera.
Nos echamos unas fotos para bajar hasta el gran salón donde se supone que están los invitados.
Voy bajando cada peldaño con cuidado hablando a la vez con Lia la cual me dice lo guapo que luce su hermano.
Antes de llegar al último peldaño, veo una mano extendida, alzo mi vista encontrándome con Giovanni observándome tiernamente.
Acepto su mano y el beso que me da en la mejilla.

— Estás muy hermosa, gracias por todo, siempre te estaré agradecido.
¿Podrás perdonarme?— Asiento con mi cabeza.
Tengo una mezcla de sentimientos entre emocionada y furiosa.

En el salón están los parientes más cercanos de Giovanni.
Uno a uno empiezan a saludarme, Giovanni no me suelta de la mano, incluso me mira de una manera extraña.
Sos luceros claros brillan como dos faros, su rostro es risueño y relajado, su sonrisa es cálida como la manera de rozar con su pulgar mis nudillos los cuales se lleva hasta su boca para besarlos.
Lia, es la única que muestra felicidad por el acontecimiento. Con su móvil nos hace unas fotos.
Nos reímos un poco ante el ambiente tan serio y tirante que obtengo de los invitados.

— Debemos ir hasta el jardín, el juez acaba de llegar.

— Giovanni...— Me quedo callada, mirándole con tristeza.

— Tranquila yo estaré en todo momento a tú lado. Verás que todo saldrá bien, no temas. — Él me da un beso en la frente. Con ese gesto hace que me sienta más segura.

Agarrados de la mano salimos hacia el jardín, donde hay una mesa grande adornada con flores, una pequeña carpa y varias personas con papeles.
Rosella vine derecha hacia mí tan falsa e hipócrita como puede ser.
Me da unos últimos retoques antes de dirigirme hacia la mesa donde el juez nos espera.

En la mesa se encuentran los testigos, dos amigos de Giovanni, el juez y una mujer.
Hacemos las correspondientes presentaciones tomando asiento.
Miro al frente, solo hay unas quince personas sentadas viendo lo que será un enlace por intereses.
Miro a Giovanni el cual se encuentra serio mirando al frente.
De pronto un escalofrío frío recorre mi espalda.
Desvío mi vista hacia el juez el cual empieza a leer el acta de matrimonio.
Apenas me entero de lo que dice el juez, mis pensamientos están en que alguien venga y me libre de este mal trago.

— Merinda Camparo, acepta como espeso a Giovanni Ferretti. — La última frase pronunciada por el juez es aquella que jamás hubiera querido escuchar.
Trago saliva repetidas veces antes de pronunciar casi dudando: «Si Quiero».

El juez vuelve a formular la misma pregunta a Giovanni. Él no tarda en responder que sí acepta.
Miro al cielo, solo pido un milagro.
Necesito creer que nada de todo esto está sucediendo y cuando me despierte estaré dormida en mi cama dispuesta para irme a trabajar.
Pero no es así.
Giovanni me hace entrega de un bolígrafo de oro, miro los papeles donde pone en letras negra y grandes la palabra: «Acta de matrimonio»

La Realidad Ante Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora