Capítulo 3

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Meri:

Bajo a la cocina para coger unas bebidas y algo de picoteo.
Dania me espera sentada en el sofá con la mirada puesta en la tele apagada.
La contemplo durante unos minutos, está mujer está cada vez peor.
A pesar de sus intentos por querer sobreponerse, la incertidumbre de no saber nada sobre el paradero de Jared la está destruyendo lentamente.
Retuerzo la boca pensando en un plan para que esta amiga mía se anime un poco.

— ¡Ey! si quieres ver la tele al menos enciéndela.

— Estaba pensando en Nahuel. Meri, no puedo quitármelo de la cabeza. Y el problema es que está por medio Sophie. Ella es muy buena. Me siento mal por no poder dejar de pensar en su amigo. Según ella. Aún así, creo que hay algo entre ellos que simples amigos.

— Escucha Dania, por fantasear no cobran.
Así que sigue fantaseando que de ahí no vas a pasar.
Ahora te voy a contar lo que me ha sucedido a mí hoy.
A ver por dónde empiezo...

Anoche tuve una pequeña bronca con mi adorable jefa. La cual no me soporta y yo la estimo demasiado como para querer patearle el trasero.
Bueno Maribel es caso aparte.
El mayor conflicto que tengo ahora mismo es por Jorge.
Esta mañana lo he visto, estaba vestido tan sólo con una camisa de cuadros, unos jeans, zapatillas de deporte y peinado con gomina. El caso que el muy condenado estaba muy guapo.
Y yo como soy así de lerda, cuando lo he visto me puesto a echar más babas que un bebé cuando le van a salir los dientes.
Ahora, dime Dania qué debo hacer para atraer su atención, que me mire con sensualidad y me coma con esa boca que me tiene loca.

— Meri, deja ya de insistir. Admite que Jorge solo te ve como una amiga. Si no, ya te hubiera tirado los trastos para que le acompañes hasta la cama. No te arrastres más por él. Tú vales mucho más.

— Es verdad. Llevas mucha razón.
Pero es que me gusta tanto...

— Meri, ya vale. Hay muchos hombres, tú eres muy simpática y guapa, si Jorge no quiere nada quítate esa idea de la cabeza.

— Lo sé. Pero en ocasiones las cosas cuestan más de lo que suponemos. Y yo cada vez que lo veo, me vuelvo otra tía. Más indecisa, torpe y hasta miedo me da de abrir mi boca por miedo hacer el ridículo.

— Para ya con ese asunto. Si tanto te atrae, ve y enfréntalo. Cuéntale lo que sientes y así podrás descubrir lo mucho que te estás equivocando.
Si palos con gusto no duelen.

— Algún día lo haré. Pero ahora te dejo que la presentación del nuevo director se está haciendo de rogar. Y eso ya comienza a desesperarme. En fin, aquí te quedas, me voy a dormir que mañana tengo que levantarme temprano.

Dejo atrás a Dania dirigiéndome derecha hasta mi habitación.
Me dejo caer en la cama pensando en Jorge. Reconozco que me gusta demasiado, mucho. Más todavía.
Y aún así, él solo me considera su amiga, su confidente.
¡Venga ya! Yo no quiero eso. Deseo que me toque, que me robe el aliento haciéndome vibrar bajo su hechizo.
Necesito que encienda  mi piel y saque la pantera que llevo dentro.
Qué me tumbe en la cama y me haga el amor.
Al parecer todo eso quedará en mi memoria. Si algún día me decido a escribir mis memorias lo mencionaré.
Ahora lo mejor que puedo hacer es dormir.

De pronto siento que alguien me zarandea. Cómo tengo tan mal despertar, acabo pegando un puñetazo alguien.

— Tía Mery, soy Daniel no un saco de boxeo. Y espabila, que lleva el móvil sonando dos horas.

— Daniel, ¿Porqué no me has despertado antes?

— Será porque roncas tanto que no escuchas ni la melodía del móvil.

La Realidad Ante Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora