Capítulo 21

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Meri

Estaba a punto de irme a dormir cuando escucho la puerta cerrarse. Sin pensarlo, bajo para ver cómo le ha ido la velada a Dania con Nahuel.
Con lo que no contaba era con encontrarme con un toro de Miura parado en mitad del salón mirándome  de una manera nada afectuosa diría yo.
Me paro en seco, sospecho que Dania no viene como para que abra una botella de champagne.
Le pregunto cómo le ha ido la velada, no me responde. Le vuelvo a formular la misma pregunta por si no me ha escuchado, pero veo que sí por la manera que tiene de acercarse a mí como una gata rabiosa sacando sus uñas.

— Eres la peor amiga que una pueda echarse. ¿Cómo has sido capaz de ocultarme algo tan importante como era la muerte de Jared?
Dime Meri, ¿en qué estabas pensando para guardar silencio de algo tan importante para mi?

— Dania, escúchame yo...hace poco que Nahuel me lo confesó, no tenía ni idea. Si guardé silencio fue porque era Nahuel quien debía de darte la explicación.

— Sigo pensando que eres una desgraciada Meri. Me lo hubiera esperado de cualquier persona, pero no de tí. Tú, qué has sabido por todo el sufrimiento que he debido de arrastrar hasta que por fin supe la verdad. Vas y te callas. ¿Cómo pudiste hacerme algo así? —Dania me grita y golpea al mismo tiempo.
Me quedo quieta aguantando el chaparrón de la única forma que se me ocurre. En silencio y llorando.

— Vete, vete ahora mismo de mi casa. Recoge tus cosas y lárgate ahora mismo.

— Dania no tengo donde ir. Es de noche. Por favor, déjame pasar la noche aquí y después me iré.

—  Pues pídele el favor a tú amigo Nahuel. Ya que está dispuesto a defenderte, y tú has sido su cómplice, dile que te dé posada y así podéis fornicar todas las veces que lo deseen.

— Yo no tengo nada con Nahuel. Y tampoco soy esa clase de tía que se acuesta con el hombre que le gusta a mí amiga. Jamás te haría algo tan rastrero como tratas de insinuar.

— Me da igual lo que me digas. Ahora mismo te vas de aquí. No soporto que estés un minuto en mi casa.

No digo nada, qué voy a decir. Siento como si un meteorito viniera directo hacia mí. 
Camino hacia mi habitación y empiezo a empacar mis cosas. Me lleva un tiempo, cuando ya tengo todo empacado, lo meto en el coche.
Miro por última vez la casa donde he estado viviendo.
Aquí fue donde vinimos a vivir después de que ella tuviera a los gemelos, donde le he estado ayudando a criarlos queriéndoles como si fueran mis propios sobrinos.
He pasado muchos momentos bonitos y amargos junto a Dania.
La ayudé cuando ella no tenía nada, he sido más que su amiga.
Puedo llegar a entender que la haya cagado por hacer caso a Nahuel.
He sido tan ingenúa, o más bien tan estúpida al haber querido ayudarlo, sin pensar en las consecuencias.
Ahora ya es tarde para arrepentimientos, como también para echarle por cara a Dania todo lo que he hecho por ella.
Ahora eso no cuenta. Sólo cuenta el daño que yo le causado, ni aunque me disculpe mil veces, ella me perdonaría.
En fin, si una piensa que andando haciendo el bien por los demás, se va ganar el cielo. Entonces prefiero el infierno.

Y aquí ando, dando vueltas buscando una pensión barata para poder dormir lo que queda de noche.

Nada más alquilar una habitación, me doy una ducha antes de meterme en la cama.
En verdad no puedo dormir. Me hago un ovillo empezando a llorar amargamente por mí torpeza.
Yo no quería que las cosas con mi amiga terminasen de este modo.
Tan sólo pretendía ayudarla para que fuera feliz. Eso era lo que quería, su felicidad.
Pero esto no, ahora he quedado por mala.
Mis gotas saladas siguen cayendo como cascadas quemándome el corazón. El pensar que no veré a mis pitufos se me parte el corazón.
No puedo dejar de sollozar, me siento culpable, trato de mandarle mensajes disculpándome.
Necesito que al menos me escuche, y sepa la razón por la que no le conté nada.
Ella no responde, veo que lee mis mensajes, pero no responde.
Cada vez siento mi pecho más presionado, mi cuerpo más frágil y mis gotas siguen recordándome lo estúpida que soy algunas veces.

La Realidad Ante Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora