Capítulo 18

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¡Ay, qué pena! Pero pena de tener que despedirme por una temporada de mis pitufos.
¡Cuánto los voy a extrañar!

Después de todo lo que ha pasado Dania, ha sido acertada la idea de irse con sus hijos. Al menos, podrá tener unos minutos de paz.

Miro la hora, para una vez en mi vida llego temprano al trabajo.
Al llegar, saludo a Catalina y Niko. Comentamos lo sucedido con Dania, cuando vemos pasar al ejército de Barbies.
Rosella, Maribel y Yoana. Cómo no con el jefe y dos hombre más.

Rosella, se para delante de mí diciéndome que vaya a la sala de reuniones en diez minutos.
No digo nada, miro a mis amigos y por ellos me retengo de decirle que va dar órdenes a quien yo le diga.
Camino detrás del ejército de Barbies, y bueno me dejaba también a Ken.

Pasamos todos en el ascensor, el jefe se pone detrás de mí.
Eso no me hace ni chispa de gracia. Intento apartarme un poco de él, pero él más se pega a mí.
Por favor, qué cosa más agobiante de tío.

— No trates de huir, te tengo muy cerca. — Su voz es bajita y estremecedora. Contengo la respiración mordiendo mi labio inferior para no delatarme delante de todos.

Para lo que soy yo, que no me callo ni de bajo del agua. Guardo silencio hasta que llegamos a la planta saliendo del ascensor como los borregos dirigiéndonos hacia la sala de reuniones.
Tomamos todos asiento en nuestros sitios correspondientes.
Giovanni comienza con la reunión explicando cómo va ir el programa. Cuales serán nuestras funciones y lo peor de todo, tendré que compartir opiniones con Maribel.
Rosella será la encargada de supervisar mi trabajo.
Maldita víbora, esto era lo que quería. Tenerme bajo su dominio.
Evito mirar a la madre que me parió, porque si la mirada matase, yo en estos momentos sería una asesina.

Finalizada la reunión, cada cual nos vamos a ocupar nuestros puestos.
La presentación del programa ya está anunciada y el primer invitado ya está listo para comenzar con la grabación. Mañana se emitirá el programa.

— ¿Compañeras? Qué ridículo, tú debes de volver a tu antiguo puesto. Este cargo es demasiado para alguien como tú. — Maribel empieza a soltar veneno por su boca.

— Para que te enteres, tengo una carrera, y un máster del  género mixto o híbrido. Resumiendo so' payasa,  soy apta para desempeñar mi trabajo.
Y para mí desgracia, tenemos que trabajar juntas. Por lo que te aviso, si no quieres quedarte calva, y no precisamente de pensar. Pórtate una vez en tú vida como una profesional y persona. Profesional, búscalo en el diccionario, pienso que no sabes su significado.

— Mira querida, tú a mí no me das órdenes. Por lo cual, cierra tú maldita boca y haz lo que yo te diga.

— Vale. Me parece perfecto. Así menos tengo que pensar. Venga dime qué tengo que hacer.
— Maribel me fulmina con la mirada. Lo de tener que trabajar juntas va ser todo un reto y el motivo de comenzar la tercera guerra mundial.

A la salida del trabajo, siento que mi radar se activa. Normal me encuentro a mi santa madre.
Y ahora que le pica a esta para esperarme en la salida.

— Merinda, espere un momento. — Vaya si me trata con respeto y todo. Vamos mejorando.

— Dígame señora. — Lo de señora le vine muy grande. Pero no deseo crear más conflictos.

— Deberías darme las gracias por haber hecho que asciendas.

— Gracias. — Aprieto mis puños notando como la sangre comienza ha hervirme.

— Ahora escúchame con atención. Si deseas avanzar, acercarte a Giovanni, él es buen partido y con él tienes una gran puerta abierta, solo debes ser más amable. Ya me entiendes.

La Realidad Ante Tus OjosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora