— 𝓼𝓽𝓾𝓬𝓴 𝓲𝓷 𝓽𝓱𝓮 𝓶𝓲𝓭𝓭𝓵𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝔂𝓸𝓾 —
Con los niños distraídos y bien atendidos, Crowley y Aziraphale podían retirarse un rato y aprovechar para probar cosas nuevas. A los dos siempre les había atraído lo humano, y aunque no necesitaran hacer ciertas cosas esenciales para los humanos, les complacía hacerlas, como cuando dormían —cosa que a Crowley le gustaba porque Aziraphale se convertía en un ovillo al dormir y él podía disfrutar de las vistas.
Ese día tomaron un baño. Al principio les resultó algo incómodo. Los dos metidos en la bañera, mostrándose el uno al otro aquellos cuerpos humanos que se habían convertido, en esencia, en ellos. Los dos bien recogidos, cada uno a un extremo de la bañera. Un pato de plástico amarillo flotaba en el medio, y era gracias a él que tenían un lugar fijo al que mirar sin que sus miradas de cruzas en para ver sus sonrojadas mejillas.
Les costaba. Para ellos, mostrar sus sentimientos de esa forma, aunque al final sonreían satisfechos, era un trabajo duro. Por eso aprovechaban a cuando estaban solos para esa clase de gestos —claro que depositaban demasiadas esperanzas en el bueno de Hesper, tratando de mantener la casi diabólica mirada y curiosidad de Adriel lejos de la cerradura del baño; por supuesto no lo conseguía y así ella estaba espiando a sus queridos tíos por el cerrojo sin problema alguno.
Y en silencio, los dos, ángel y demonio, mantenían el contacto, de cualquier tipo, a raya.
—En fin... —murmuraba Crowley.
Empezaron a relajarse un poquito. Aziraphale cogió el patito de goma y lo observó. Mientras que Crowley se estiraba y se abría de piernas —sin ninguna intención pervertida.
Poco a poco, Aziraphale empezó a jugar con el patito y, divertido, se lo puso sobre la cabeza. Crowley lo miraba preguntándose cuánto más duraría esa situación. Se aclaró la garganta:
—Eh, Zira.
— ¿Sí?
—Deja de jugar con el pato. Me estás poniendo celoso.
— ¿Eh? ¡Ah! Ya, sí, bueno...
— ¡¿QUIERES VENIR AQUÍ O TENGO QUE IR YO?!
Aziraphale se sobresaltó y en ese segundo, el uno de lanzó a por el otro. Abrazándose —mientras la sucia mente de una Adriel de 10 años pensaba en qué partes se estaban tocando en ese momento.
Hesper, de fondo, sacudía la cabeza avergonzado.
—Adriel, por favor...
—Calla, hombre... Esto es mejor que Juego de Tronos —rió.
—Déjala, Hesper. Ha sucumbido a los encantos de lo prohibido —decía Duncan, saliendo de la habitación del otro niño, de brazos cruzados y sacudiendo la cabeza con lentitud y decepción.
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I N E F F A B L E ▶ GOOD OMENS
Fanfiction❛❛ Este es el plan inefable ❜❜ Una noche fría, oscura y tormentosa, una mujer cubierta por una capa atravesó el Soho cargando con una cesta en cada mano. Las dejó en la puerta de una vieja librería, en la esquina de la calle y desapareció entre la...