ησтнιηg's gσηηα sтσρ υs ησω
Adriel despertó aquella mañana sintiendo que había tenido un gran sueño del que solo quedaba un sabor en la boca.
No era dulce, pero tampoco amargo.
Era justo en todos los aspectos.
Adriel retiró las sábanas y se levantó de la cama como hacía mucho tiempo que no se levantaba. Y es que su vida había dado un giro de 180 grados. Lo sentía en los pies, en las manos, en la boca del estómago, un agradable cosquilleo nacido de un nerviosismo lúcido y positivo. Y un raro picor en los labios. Un picor que pedía a gritos que fuera calmado. Y solo los labios de otra persona podrían romper ese hechizo que maldecía a la reina.
No llevaban ni un día juntos, en el sentido de juntos, pero Adriel ya se había acostumbrado a los besos de Duncan Dipper. Y sí. Por una vez no le daba vergüenza admitir algo de ese estilo en voz alta. Le latía tan fuerte el corazón cuando pensaba en ello, sonreía tanto cuando lo recreaba en sus recientes recuerdos... No le importaba decir lo mucho que quería volver a besarlo.
Cuando las cosas estuvieron claras, pensaron en cómo podían pasar esa noche, la primera de todas. Una mirada cómplice bastó para que todo volviera a la normalidad, y que al mismo tiempo, se volviera más raro que antes. Dados de la mano fueron al gimnasio, y dados de la mano huyeron corriendo después de arruinar la fiesta a los bravucones —eso sí, haciendo de Robin Hood, y dejando al pueblo llano de secundaria reinar por una noche —. Según parece, la fiesta sin los príncipes y princesas de turno, fue un desmadre. Y esa misma tarde, Adriel se enteraría de que hasta algunos profesores se unieron a la fiesta. ¡Fue una locura!
Pero no adelantemos acontecimientos.
Adriel bajó arrastrando los pies por las escaleras y fue a sentarse a la mesa. Se sentó en la silla y su hombro chocó con el de Duncan, que con la mirada adormilada y el pelo de punta, observaba al vacío con un interrogante en las pupilas. Crowley también estaba allí, revisando una por una las cajas de cereales que había en el armario. Todas estaban vacías y se preguntaba que estarían haciendo ahí. En silencio se giró con sus ojos de serpiente clavados en el fondo vacío de la caja. Y después, miró a los adolescentes que se sentados frente a él.
— ¿Alguien sabe por qué tenemos tantas cajas vacías de cereales?
—Porque eres un tacaño que no se gasta ni un penique en comida decente.
Crowley miró fijamente a la rubia que desgastaba fuerzas al hablar.
—Ah, sí. Es verdad.
Se encogió de hombros y tiró la caja a la basura. Se echó sobre la mesa y miró con la sonrisa de una víbora.
ESTÁS LEYENDO
I N E F F A B L E ▶ GOOD OMENS
Fanfiction❛❛ Este es el plan inefable ❜❜ Una noche fría, oscura y tormentosa, una mujer cubierta por una capa atravesó el Soho cargando con una cesta en cada mano. Las dejó en la puerta de una vieja librería, en la esquina de la calle y desapareció entre la...