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Nunca había nada mejor que los sábados con Michael. Los esos días eran sus días creativos, sus días relajados y cuando estaba de mejor humor. No tenían que ir a la escuela, así que ni siquiera se preocuparon por la comida. Tan solo se quedaron en cama, somnolientos y durmiendo un poco más de a ratos cortos.

—Mercy, ¿cómo pagas la renta y las cuentas? —preguntó de pronto, sin mirarla.

Mercy suspiró, haciendo un puchero.

—Tengo una cuenta bancaria con algo de dinero, hasta que logre conservar un empleo por más de dos horas.

—¿"Algo de dinero"? Mer, no trabajas desde hace seis meses. Estamos hablando de varios grandes.

Mercy se mordió el labio. ¿Por qué tenían que hablar de eso?

—Bien. Me descubriste. Vendo drogas en el puente.

—¿Ah sí?

—La mejor marihuana que podrás conseguir —admitió ella, con una sonrisa petulante.

—Ya veo. Tendrás que conseguirme un poco.

Ambos se echaron a reír. Michael entendió el mensaje, y dejó el tema.

Lo siguiente que hicieron fue levantarse y descongelar algo de comida para no morir de hambre. En la cocina, Michael sirvió la comida y Pepsi con hielo.

—¿Por qué preparas el desayuno todos los días? —preguntó Mercy, con la boca llena de pollo.

—Hoy no lo hice.

—Sabes a lo que me refiero —le apuntó con un tenedor.

Michael sonrió con la cabeza baja.

—Siempre lo he hecho, no lo sé.

Oh, claro. Los dos estaban un poco demasiado cerrados el día de hoy.

—¿Qué tal si llamamos a los chicos y bebemos lo que quedó de mi cumpleaños? —propuso Mercy, entusiasmada.

—Ja. No.

Mercy lo observó confundida.

—Creí que la habíamos pasado bien.

Demasiado, de hecho.

—¿Eh?

Michael puso los ojos en blanco.

—No quiero tener una jodida resaca mañana.

—Es domingo.

—Y ayer fue viernes, y hoy es sábado, ¿está todo claro?

—Michael —se quejó Mercy.

Él parecía bastante firme con su "no". Mercy tomó su cara entre sus manos y lo miró a los ojos. Casi estaba logrando controlar los latidos de su corazón cuando estaban tan cerca, pero aún era difícil y requería de mucho autocontrol que Mercy no tenía.

Michael se tensó ligeramente de nuevo, y ella frunció el ceño. Ya iban dos veces.

—Estás tan raro...

Él se separó de ella, casi sacudiéndose, y Mercy sintió algo amargo en la boca. El rechazo de Michael tenía muy poco fundamento y era terriblemente doloroso. Ella era su mejor amiga, él no podía comportarse así.

—¿Tengo mal aliento? —preguntó ella, cruzándose de brazos, sin obtener una respuesta—, ¿qué ocurre, Mike?

Michael suspiró y negó con la cabeza, poniéndose de pie y entrando a su habitación. Mercy lo siguió, de pronto pensando en la peor de las posibilidades, cuando Michael le cerró la puerta en la cara.

—¡Mike, ábreme! —pidió, al principio molesta, pero luego avergonzada y triste—, ¿fue algo que hice esa noche?, ¿es eso lo que no recuerdo?

—Déjame solo, Mercy —Michael estaba apoyado en la puerta, seguramente.

—Esto no es justo, Michael.

Mercy comenzó a llorar antes de que pudiera detenerse y volvió a tocar la puerta, sin recibir respuesta.

Llegó a la conclusión de que no había caso, y se adentró a su habitación a llorar por su cuenta entre sus sábanas. ¿Qué había hecho para que él se comportara de esa manera? No saber sus propias acciones estaba frustrándola hasta el punto de comenzar a retorcer las sábanas con rabia.

Solo sabía que si había algo peor que estar con Michael, era no estar con él.

solo se que si hay una cosa peor que estar con michael, es verlo en gOOD GIRLS AYUDA

ese video me mató, la que subió este cap es un fantasma

pd: boo

xx.

that something | cliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora