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―Ashton es un maldito cabrón ―dijo Calum.

―Debe estar con Fences ―dijo Mercy, encogiéndose de hombros.

Michael le dio una mirada absurda.

―Se llama Frences, Mercy.

―¿Y eso me importa porque...?

Michael apartó su mirada de ella con lentitud, soltando una risita.

―Es increíblemente amable ―comentó Luke, con las cejas en alto.

―Luke, para ti todo el mundo es amable. Es porque así eres ―dijo Calum, robándole las palabras a Mercy.

Luke se encogió de hombros y dejó caer su cabeza en el posa brazos del sofá. Era tan alto que lo cubría por completo, y parte de sus piernas quedaba colgando. Michael removió algo del cabello tintado de Mercy, enrollándolo en su dedo índice. Eso le arrancó un escalofrío a Mercy, pero lo ocultó bien.

Calum, sentado en un sofá individual delante de ellos, frunció el ceño.

―Mike, en verdad parece que fueras a devorárla ―se burlón. Michael le enseño su dedo medio y siguió jugando con el cabello de Mercy.

Era normal que pensaran eso. A Mercy no le molestaba. Sin embargo, no podía negar que estar entre las piernas de un Michael apoyado de un sofá en un piso alfombrado y con él jugando con su cabello le parecía la cosa más amistosa del mundo. Era más bien caliente, pero sabía que para Mike era simplemente un lindo cabello con el que jugar.

―¿Cuánto tiempo esperaremos a Ashton? ―preguntó Mercy.

―Si no llega en veinte, lo hacemos sin él ―dijo Michael, sin cuidado. De cualquier forma no sería el fin del mundo si Ashton no estaba ahí.

Cuando el timbre sonó, Mercy se echó a reír. Vaya que había llegado rápido. Normalmente Ash se hacía esperar, por lo que se puso de pie y fue a abrir la puerta con buen humor, acomodando sus vaqueros en sus caderas.

―Bueno, tu definitivamente no eres Ashton ―murmuró, y Jared pasó de largo sin pedir permiso hasta estar en medio del salón.

No es como si Mercy fuera educada en ningún momento, pero era su jodida casa y tenían que respetarla.

Jared iba como siempre. Chaqueta de jean, camiseta blanca ajustada en V, pantalones negros y personalidad presumida. Eso último era su accesorio infaltable.

―Michael.

―¡¿Qué mierda estás haciendo en mi departamento Jared?! ―gritó Michael, desde su posición, indispuesto a desperdiciar movimientos en él.

―Michael, escúchame.

―Él no va a escuchar una mierda, imbécil. Fuera. De. Aquí. ―alguien dijo.

En medio de su furia, Mercy notó que ella había dicho eso. Llámenlo ataque de celos. Mercy no podía soportar la presencia de Jared en su casa, y si esto no se resolvía, comenzaría a lanzar objetos contundentes en su dirección.

Jared se volvió hacia ella, con chispas en los ojos. A ver qué tan chico malo eres, pensó Mercy.

―No sé en qué parte de todo estos entra la mejor amiga con un enamoramiento frustrado, cariño.

Mercy se quedó paralizada ante aquello. Se había sobrepasado. Había cruzado la jodida línea. Mercy tendría que haberse puesto violenta, pero no encontró el gatillo para ello. Estaba al descubierto, y solo podía fruncir el ceño.

―¿Oh?, ¿crees que él no lo sabe? ―se echó a reír cortamente― "Oh, pobre Mercy. ¿Crees que alguna vez lo supere?, ¿crees que alguna vez se dé cuenta de que me produce asco?". Hey, y no se olviden del "siento pena por ella. Jamás encontrará a nadie."

that something | cliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora