Los sábados no eran tan tensos o solitarios para los M&M’s normalmente. Hoy, sin embargo, era un día especial. Quizá era bueno, o malo, solo podrían saberlo después de un rato.
Michael estaba sentado al lado de Mercy en la mesa de la cocina, con su móvil en mano.
—No sé si puedo hacer esto —dijo, con su voz temblando.
—Yo creo en ti, Mike. Vamos, marca —le insistió ella.
Michael respiró hondo, y marcó, pero antes de llamar, le miró serio.
—¿Tú también lo harás?
Mercy asintió.
—Lo prometo.
Entonces Michael se puso de pie y llamó. La miró todo el tiempo desde que apegó el móvil a su oído, hasta que alguien atendió.
—¿Papá? —preguntó, sus ojos iluminados, e inmediatamente salió de la cocina.
Pasaron veinte minutos hasta que Michael volvió. Había hablado, nada más y nada menos que con su padre. Luego de cuatro años, y al contrario de lo que pensaban, las cosas si habían cambiado. Sus padres no estaban tan reacios a verle después de todo.
—Cuando le dije que tenía novia comenzó a llorar —sonrió como un tonto—, me dijo que hablaríamos de eso cuando nos viéramos, y estás invitada.
Mercy sonrió, tomando su mano.
—Te toca —apuntó.
Mercy, fiel a su promesa, no dudó. Marcó el número de Dara y esperó. Ella atendió al cuarto timbre.
—¿…Sí? —Mercy no pudo hablar por un momento—, ¿Mercy?
De nuevo lo había dicho con esa pronunciación específica.
—Dara, sí. Soy yo.
—¡Oh, Mercy!, ¿cómo estás?
—Uh, bien. Yo… llamaba porque…
Mercy no sabía en realidad que decir. Buscó a Michael con la vista, y se encontraba en la sala, poniendo debajo de su camiseta un cojín para parecer embarazado; eso hizo a Mercy sonreír, y logró su cometido.
—¿Cómo… está tu bebé?
Dara estaba claramente sorprendida.
—Oh, bueno, tengo una gran panza —se echó a reír, y a Mercy se le escapó una risita—. Es un niño, ¿no es hermoso?
—Vaya que sí, ¿cómo se llamará?
—Bueno, lo estuve pensando… nos gusta el nombre Miles.
Mercy sintió como una sonrisa involuntaria surcaba su rostro.
Se dio cuenta en ese momento preciso, mientras Dara le hablaba del bebé, de que no los odiaba. Las cosas no habían salido bien, pero no podía odiar a ninguno de ellos.
—¿Por qué no intentamos vernos, Mercy?
—Me encantaría, la verdad —dijo, con mucha más sinceridad de la que alguna vez imaginó.
—¿Quieres que estén nuestros padres, o…?
—Sería genial verte, Dara —Mercy trató de que ella entendiera en mensaje, y pareció hacerlo.
—Solo quiero decirte, Mercy, que en verdad lo siento.
Mercy suspiró. “No fuerces la jodida barra, Dara”.
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that something | clifford
FanficMichael me quema cada vez que me toca. Su mirada verde es casi como si me dijera algo. La manera en que me trata, se siente como otra cosa. Es como si sintiera cosas que no puede decir. Pero, vamos, todos sabemos que Michael es gay.