Mercy estaba por entrar en un ataque de pánico.
Sus uñas eran de nuevo un maldito desastre, y estaba arrancándose el cabello. Había estado llorando, de a ratos, como si fuera una fuente ilimitada de agua salada.
Se sentía ridícula, porque sabía que esto pasaría. No quería aceptarlo, pero sabía que ella no era suficientemente importante para Michael. No era como si de la noche a la mañana él comenzaría a reconsiderar todo en su vida por una simple chica. No.
Pero como hubiese querido que fuera así.
Joder.
Y cuando Michael llegó, a las cuatro de la mañana, Mercy no se ocupó en ocultar nada. Ella era un desastre, y de no ser porque había dejado de llorar hace más o menos una hora, Michael se hubiese alarmado.
—No pierdes la costumbre —dijo él, como si aquello fuera algo adorable.
—Esperaba a mi hermana, a mi padre y a mi madre de pequeña. Si no estaban todos en casa entonces no podía dormir.
Michael se detuvo, a la mitad de la acción de dejar su mochila en el suelo.
— ¿Has estado llorando?
Mis ojos son unas malditas fuentes, Michael.
—No. De hecho, he estado bien —Mercy no podía ni siquiera mirarlo.
Él se acercó y se sentó a su lado en el sofá, inseguro de qué tan cerca situarse y sabiendo que obviamente nada estaba bien.
—No te entiendo —dijo él.
—Yo tampoco.
—Pero en serio, yo...
—¿Te acostaste con él? —preguntó Mercy, interrumpiéndolo bruscamente.
Michael tardó algunos segundos en responder.
—Sí.
Mercy se puso de pie violentamente, como en la cafetería, pero esta vez se quedó. Dio pasos de un lado al otro por unos segundos, e interrumpió a Michael cuando intentó hablar de nuevo.
—¿Y pensaste en mí cuando lo hiciste? —exigió, presentando la posibilidad como una más en un proyecto científico, pero con los ojos húmedos de nuevo.
—No —admitió Michael, lentamente.
Mercy dejó que las lágrimas salieran. No le apenaba llorar por rabia, tristeza o ambas. Solo quería que todo se detuviera, y volver hasta anteayer para sentirse completa de nuevo. Quería dormir..., despertarse y olvidarlo todo.
—Tú siempre lo has sabido, ¿verdad, Michael?
Él ni siquiera preguntó a qué se refería, porque lo sabía. Entendía el lenguaje constantemente incompleto de Mercy, como si pudiera completar las oraciones.
—Sí.
—¿Y por qué me besaste?, ¿por qué me hiciste pensar esas cosas?
—Pensé que podrías darte cuenta de que estás enamorada de alguien que no vale la pena —dijo, encogiéndose de hombros y con la mirada baja.
—¿Cómo puedes decir eso? —Mercy se sintió casi directamente ofendida— Te quiero porque yo sé que lo vales. No puedes...
—Dije que iba a romperte el corazón —interrumpió él, poniéndose de pie—. Y no fue solo hace unos días. Lo dije cuando comenzamos a ser amigos. Siempre lo dije en serio.
—¿Y no podías tratar de no hacerlo?
Michael la observó con los ojos entrecerrados, incrédulo.

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that something | clifford
FanfictionMichael me quema cada vez que me toca. Su mirada verde es casi como si me dijera algo. La manera en que me trata, se siente como otra cosa. Es como si sintiera cosas que no puede decir. Pero, vamos, todos sabemos que Michael es gay.