Ni Michael ni Mercy salieron de sus habitaciones en todo el día. Por su parte, ella no había hablado con nadie, sino que se había quedado dormida por el agotamiento producido por el llanto. Sabía que, sin embargo, Michael sí había hablado con alguien.
Las paredes de ese departamento eran jodidamente delgadas.
Pasaron muchas horas antes de que Mercy tuviera que resignarse a salir por un vaso con agua, y sabía que era una mala decisión. Prefería deshidratarse a ver a Michael, quien, por cierto, estaba en la cocina.
Mercy intentó ignorarlo y se sirvió agua en un vaso de plástico, bebiéndola a toda velocidad. Dejó el vaso en el fregadero, y se volvió para salir de la cocina, chocando contra Michael en el proceso. Bajó la mirada, para que él no viera sus ojos hinchados.
—Nos besamos.
Mercy subió la vista automáticamente, y cuando Michael vio los rastros de su llanto, pareció ablandarse y sentirse terrible.
—¿Qué? —espetó ella.
—Te besé, me besaste, nos besamos.
La información no era lógica para ser procesada. ¿Cómo podía no recordar eso, cuando era algo tan importante? Y más que todo, ¿cómo pudo haberlo hecho?
—¿Por qué no me lo dijiste? —exigió saber.
—Porque soy gay, Mercy. Yo no debería haberte besado. Estoy jodidamente confundido ahora, y lo menos que quiero es hacerte sentir mal, pero no sé qué hacer y... y...
Michael estaba, literalmente, apunto de llorar.
Mercy sabía que había una sola opción en esta situación, la única cosa que haría que nada cambiara y que Michael se sintiera mejor. Lo único que calmaría las cosas.
—Estábamos borrachos, Mike.
Michael le frunció el ceño.
—Todos hacemos cosas locas mientras estamos borrachos. Por ejemplo, yo besé a mi mejor amigo gay.
Él sonrió.
—Odio como eres la persona más genial del universo, Mercy.
—Sí, bueno, yo odio como me ocultaste esa mierda.
—Lo siento.
—Todo el mundo se besa, Michael Clifford.
Michael la acercó a él en un abrazo y suspiró, aliviado. Mercy no podía decir que se sentía igual.
En este momento, todo lo que quería era recordarlo.
—Y... ¿beso bien? —le preguntó Mercy, burlona. Michael se echó a reír.
—Para no haber besado a nadie desde hace años, diría que eres decente.
—Oh, sabes que te encantó.
—Si tú lo recordaras, lo sabrías.
—Bah, lo recordaré.
—No lo hagas. Te enamorarás de mí.
Muy tarde, pensó Mercy.
— ¿No dijiste que haríamos una linda pareja? "Mircy".
—Así es, pero rompería tu pequeño corazón.
—Estoy en la perfecta capacidad de romper el tuyo —contraatacó Mercy, sintiéndose subestimada.
—Nadie me rompe el corazón, Mercy DeGraw.
Mercy le frunció los labios, haciendo sonidos de besos, y sacándole una risa. Ella sabía perfectamente lo duro que era Michael, pero ella también era dura. La única diferencia era que Michael no iba a dejar de ser gay por haberla besado, mientras que Mercy haría cualquier cosa por tan solo recordarlo.
Los M&M's volvieron a clases el lunes, como si nada hubiese pasado. Ashton brillaba por su ausencia hasta el momento y, cuando la campana sonó, Michael le dio un beso en la mejilla y se separaron.
La clase de psicología no tendría nada de inusual si no la compartiera con Frences, quien se había auto-concedido —de nuevo— el derecho a sentarse con ella.
—Creo que he dejado bastante claro que no te quiero a menos de tres países de distancia —le dijo Mercy, con una amplia exasperación sarcástica.
Frences tomó una profunda respiración, aparentemente buscando valor, y soltó las palabras muy rápido.
—No sé por qué me odias, pero yo no te odio y quisiera que fuéramos amigas.
Mercy se echó a reír.
—Mira, Fences.
—Frences.
—Lo que sea. —Mercy dejó de mirarla—. Deberías alejarte de mí. Soy una psicópata y colecciono gente muerta detrás de mi puerta.
—No lo dudo, pero no me vas a alejar así.
Mercy se volvió hacia ella.
—Detesto a la gente. Sobre todo a las rubias.
—No es verdad. Es solo que nunca has tenido una amiga.
—Tengo a mis amigos, no necesito a nadie más.
Frences se cruzó de brazos.
—Quiero a Ashton, y me gustaría almorzar con él sin que me digas comentarios sarcásticos.
—Deberías escuchar a Calum.
Frences se estaba quedando sin argumentos, pero volvió a intentarlo.
—Sé que te gusta Michael.
Mercy se volvió hacia ella.
—Escucha, Frances. —Frences ni siquiera pudo corregirla—. No me interesa qué quieres de mí o de ninguno de mis amigos, pero ni siquiera intentes chantajearme con esa mierda.
Frences sonrió.
—No intento chantajearte.
—¿Y qué quieres?
Frences se encogió de hombros.
—Puedo ayudarte.
yo solo sé que no se nada
amo a michael gordon clifford, y no me arrepiendo de nada
pd: fRENCES
xx.

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that something | clifford
FanfictionMichael me quema cada vez que me toca. Su mirada verde es casi como si me dijera algo. La manera en que me trata, se siente como otra cosa. Es como si sintiera cosas que no puede decir. Pero, vamos, todos sabemos que Michael es gay.