that something | clifford

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Cuando salieron de clases, Mercy y Frences eludieron la cafetería. Más que nada, Mercy estaba arrastrando a Frences hacia las zonas verdes.

—Habla —ordenó.

—Jared está fuera del país, ¿no es verdad? —Mercy asintió varias veces— Deberías usar este tiempo.

—Michael es gay.

—¿Me vas a decir que nunca se han besado? —Mercy no dijo nada— Eso pensé. ¿Y si pasó una vez, por qué no de nuevo?

—Porque es gay.

Frences estaba perdiendo o la paciencia, o los argumentos.

—Mercy.

—No digas mi nombre.

Frences suspiró.

—Tú, ¿qué gay podría besar a una chica?

—Todo el mundo se besa.

—¿Te pareció que era alguna broma? —cuestionó.

—¿Tal vez un gay muy, muy borracho?

Frences le dedicó una mirada obvia, como preguntando "¿es en serio?".

—Un bisexual.

—Pero Michael es...

—¡Mercy! Piensa lógicamente, ¿sí? —Mercy levantó las cejas. Nunca había imaginado a Frences subiendo su tono de voz— Haz algo: bésalo de nuevo.

—Ni siquiera recuerdo la primera vez. ¿Te dije que estábamos borrachos?

—Bésalo de nuevo, y descarta. Si no te corresponde, significa que estaba demasiado borracho y que es gay. De no ser así...

—Entonces sería bisexual.

—Exacto.

Mercy asintió y se dirigió de nuevo a los pasillos, pero a mitad de camino se volvió hacia Frences, quien la seguía.

—No pienses que voy a hablarte por esto.

Frences sonrió, mostrando sus dientes y achicando sus ojos. Ugh.

Se aseguraron de entrar con intervalos de tiempo suficientemente distantes como para que nadie pensara que había llegado juntas. La primera en llegar fue Mercy, y se sentó a lado de Michael, quien besó su mejilla y luego su hombro cubierto por su camiseta.

Frences llegó luego, y Ashton la besó en los labios.

—¡Hoy es día de películas en casa de los M&M's! —exclamó Ashton, contagiando la celebración a todos en la mesa.

Mercy sonrió, pero sabía que no iba a ser solo eso.

Habían escogido la tercera película de Rocky. Ojo de Tigre era probablemente la mejor de las siete. Estaban comiendo palomitas en la sala, y gracias a Dios, Frences no había podido asistir.

Mercy no sabía cuándo sería el momento, así que decidió que podía ser justo ahora.

Se puso de pie y se agachó hasta el nivel de Michael para decirle que tenía que hablar con él. Él la siguió con facilidad a su habitación. Dentro, los nervios se apoderaron de Mercy. Había sido fácil llegar hasta este punto, pero de aquí en adelante no tenía idea de que hacer. Si tan solo recordara...

—¿Pasó algo? —inquirió él, metiendo las manos en sus bolsillos.

—Em, no.

Michael la observó dubitativo.