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Narrado por Marvel

—Tú, Viuda Negra, pasa a la mesa en cuanto quedes libre. —anuncia Ares pasando junto a mí.

Asiento, incapaz de pronunciar palabra mientras la mujer entre mis piernas me proporciona la mejor mamada de mi vida. Santo cielos, esto se siente mejor de lo que imaginé. Tomo las hebras del cabello rojizo entre mis manos, algo ásperas pero no es algo que me moleste.

Acostumbrado al cabello sedoso de Karen, este es una mierda.

Aprieto con fuerzas mis ojos, intentando borrar el recuerdo de la mujer de mi hermano. ¿Por qué coño ha tenido que aparecer en mi mente? ¿Y justo ahora que estoy a punto de correrme? Quizá la culpa me consuma, pero necesitaba salir de aquella cabaña aunque fuera por un par de horas. Por supuesto no la dejé completamente sola, me encargué de que David estuviera por los alrededores echándole un ojo.

—Nene, estás tenso. Relájate —dice Mindy, o Cindy o cualquiera que sea su nombre, con su boca aún alrededor de mi polla. Niego, alejo sus labios e intento que me permita algo de espacio—. Vamos, eres un chico grande —bromea observando entre mis piernas—, creo que lo que sea que esté obstaculizando en tu mente, puedo encargarme de ello.

—¿Un chico grande? ¿Enserio te funcionan esas frases? —gruño—. Mira lo que has hecho con la mía. Se ha evaporado con solo dos palabras.

—Tampoco estaba muy despierta antes. —susurra.

Carcajeo, agarro su cabello en una coleta imaginaria y la acerco a mí.

—Mira, chica grande, si pensabas que es grande y no estaba para nada activa, espera a verla despierta.

Antes de que pueda soltarla, la puerta del club es azotada con fuerzas y el torbellino que es Karen entra en nuestro espacio. David viene gritándole detrás, realmente rojo de ira. Su mirada viaja por todas las áreas del club, hasta que depara en mí. Su ceño se frunce, observando a la mujer entre mis muslos.

Solo un maldito vistazo a su rostro y...

—¿Como ahora, chico grande? —bromea ella.

Suelto sus hebras, subo rápidamente mis pantalones y me acerco a Karen. David no se separa de su lado, bien, está realmente metido en su puesto. Intento averiguar por las expresiones de ambos qué ha ocurrido, pero ninguno tiene pensado soltar palabra alguna.

—Hermano, hombre, yo entré en el club intentando encontrar mi camino. Pensé que iba a estar todo el día en motos, destrozando órganos y abriendo cabezas. ¡Pero jamás me vuelvas a dejar a cargo de esta mujer! Maldita sea, está loca. ¡Loca! —grita alejándose.

Karen suelta una carcajada, observando los pasos de mi amigo alejarse. Ella silva, llamando la atención de David de nuevo. Éste se gira, rojo de ira, mientras ésta levanta su dedo del medio y hace como si le tirara un beso con él. David suelta un grito, azota la puerta y abandona el club.

—Eres una bomba que explota alrededor de nuestros hombres —digo sin perder la vista descarademente de tus pechos. Me golpeo mentalmente porque algo está mal conmigo. ¡Es la mujer de mi hermano, por Dios! Centro mi atención en ella de nuevo—. ¿Podrías decirme qué coño ha pasado?

—Nada. Juro que esta vez no he hecho nada —levanta las manos al aire con inocencia, su camiseta se sube y muestra un poco de su muy abultado vientre. Mi vista se clava en él pero ella actúa antes y lo tapa en cuestión de segundos—. Pero si no podéis aseguraros de que tus hombres aguanten mi ritmo, entonces creo deberíais dejarme sin vigilancia. Puedo defenderme sola perfectamente.

Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora