epílogo✦

3.5K 294 26
                                    


Los gritos de los niños resuenan a lo largo del club. Jared y Broddy están haciendo llorar a Danielle, no sé durante cuánto tiempo la hija de Rosalía será capaz de mantener sus buenos golpes guardados. Sé que Anabel ríe observando a sus dos hermanos pelear junto al hijo de Ares y Defne, al fin y al cabo, son niños. 

Por otro lado, James, el hijo mayor de Rosalía, se encarga de su hermano más pequeño: Daniel. Anabel, a su lado, se encarga de que todo esté en condiciones. ¿Sus padres? Solo Dios sabrá dónde están. Mi respuesta llega en cuanto canalizo a Rosalía salir de una de las habitaciones retocándose el pelo. 

Bobby no tarda en aparecer segundos después metiendo su camiseta dentro de sus pantalones. Mi amiga llega hasta mí, pregunta qué tal está todo y si necesito ayuda a lo que yo alzo una ceja en su dirección. 

—¿Qué? —pregunta, rápidamente toca su cabello, apurada—. ¿No está bien?

—Es demasiado obvio lo que has estado haciendo. 

—¿Por mi cabello? 

Niego. 

—¿Sabes? Hoy no ha sido un buen día para ponerte un labial rojo pasión. —digo a la vez que señalo el color esparcido por todo su rostro. 

—¡Bobby! —grita y su marido retrocede—. ¡Me dijiste que estaba en condiciones!

—Estás preciosa, cariño. —responde él. 

—¡Preciosa con todo mi labial corrido por mi rostro! 

—Sigues estando preciosa para mí. 

Pierdo el interés en ellos cuando unas manos diminutas acarician mis piernas. Reconozco su tacto, de aquí a kilómetros. Dejo de lado la tarta y centro mi vista en la personita que reclama mi atención. Hera sonríe cuando nuestros ojos se encuentran. 

Alzo su cuerpo y sus brazos rodean mi cuello. Beso su mejilla repetidas veces sacándole una carcajada. 

Cuando perdí al primer bebé, pensé que jamás experimentaría la maternidad. Después de muchos intentos, por fin Daniels y yo conseguimos que quedara embarazada. Y ahora, tengo dos bebés. 

—¡Pero si es mi bebé! —exclamo. 

—¡Mamá, mamá, mamá! —canturrea. 

Rio, vuelvo a besar su mejilla y ella ríe. A mi lado un llanto llega a mis oídos seguido de un Marvel apurado y meciendo a nuestro hijo. Su nerviosismo e incomodidad es notable. Me observa con vergüenza. 

—Lo siento, cariño, he intentado calmarlo. Pero todo lo que él quiere son tus pechos. 

Rio y asiento. Dejo a Hera en el suelo, tomo a Abraham de los brazos de su padre y enseguida su llanto se calma. Marvel jadea, niega y con un falso enfado toma a Hera. 

—Es un niño de mamá. —se queja. 

—Diría lo mismo de la señorita que te trae loco. —ataco de vuelva. 

Él ríe, besa la mejilla de mi hija y ella, encantada, ríe y besa su mejilla de vuelta. Me pierdo en la casa club en busca de un lugar para darle el pecho a Abraham. Encuentro una habitación, no recuerdo de qué miembro, pero entro y desnudo mi pecho. Mi hijo no tarda en engancharse y comenzar a mamá. 

—Eres un glotón, y un niño de mamá. —susurro acariciando su mejilla. 

Tiene rastros de rubio en su escaso cabello, pero definitivamente están ahí. Mi bebé será rubio, al menos, eso espera Marvel. Tiene esperanza en que se parezca a él. La puerta se abre de un tirón, Emma, la hermana de Rosalía, entra y la cierra detrás de ella. 

No me nota, y tampoco la persona que viene detrás de ella. Comienza a aporrear la madera logrando que ella solloce. Quiero intervenir, pero no me conviene. 

—¡Emma, abre la maldita puerta! Sé que estás ahí —exclama aumentando el nivel de los golpes. Pero entonces cesan y todo es silencio—. ¡Maldita sea, mujer! Esto no va a quedar así. 

Las pisadas de sus pasos son fuertes, seguras y enfadadas. Emma suspira cuando se asegura que él no está, abre los ojos, me nota y jadea. Niego en un intento porque no haga lo que creo que va a hacer, pero lo hace: llora. 

—Lo siento mucho, Karen. ¡Qué vergüenza! Lo lamento mucho. —se queja. 

Niego, tapo mi pecho y saco los gases de mi hijo. Me sorprende que no haya llorando ante tanto ruido. Emma toma asiento a mi lado, llorando. 

—¿Puedo preguntar por qué Hunter estaba tan furioso? 

Aunque ya sé por qué, al menos, creo saberlo. 

—Sigue pidiendo explicaciones. 

—Y tú no haces más que evadirlo. —finalizo y ella asiente. 

Limpia sus lágrimas pero es evidente que ha estado llorando. Sus ojos están hinchados, rojos y sus labios del mismo modo. Tiene las mejillas mojadas y sus pestañas se ven más marcadas aún. Emma es una chica linda, entiendo que Hunter se dejara llevar por su belleza. 

—No ha sido buena idea venir. —puntualiza. 

—Por supuesto que sí, Emma. Eres ahora una novata en el Pink Bones, seguramente Jem te dé pronto el parche. Los problemas personales que tengas con Hunter no tienen por qué interferir en el resto de tu vida. ¿O vas a estar evitando venir a todas las fiestas donde él vaya a estar? —pregunto, ella niega y suspira—. Es el cumpleaños de mi hija, vamos, sonríe. No creo que vaya a recordar algún día su primer cumpleaños, pero sí verá las fotos. ¿Crees que le gustará ver a su tía Emma con la cara hinchada por el llanto y a moco tendido? 

Ella ríe, pero niega. Asiento y beso su mejilla. 

—Vamos, lávate la cara. Quítate los restos de lágrimas y reúnete con nosotros. Estaremos soplando las velas enseguida. 

Abandono la habitación cuando ella se ha encerrado en el baño. Con un gran suspiro, me reúno con Marvel y la imagen frente a mí hace estallar mis ovarios: Marvel rodeado de niños, abrazando fuertemente a Hera contra su pecho y gritando patata seguido de un coro de voces diminutas para una foto. 

Él me ve y me sonríe. Señalo la mesa y asiente. Él pega un fuerte grito con 'tarta', lo suficiente para captar la atención de todos los menores en la sala. Mi hija les sigue, dando palmadas. Entre los fuertes brazos de su padre, encendemos la vela y le cantamos entre todos un feliz cumpleaños. 

Ella hace su mejor esfuerzo para apagar la vela, Marvel sopla por detrás y ella grita feliz y da palmas. Todos celebramos. Los trozos del pastel de chocolate se reparten rápidamente, Defne en una mirada descarada hacia su abultado vientre, pide dos trozos. 

Mi prometido alza una ceja en su dirección, pero Ares carraspea detrás de ella y, con un suspiro demasiado sobreactuado, deja los dos trozos sobre el plato de Defne. Ésta sonríe feliz y su boca se hace agua. 

Todos servidos, Marvel llega hacia mí y besa mis labios. Cierro los ojos disfrutando del beso. 

—Gracias de nuevo, Karen. —susurra. 

—Gracias a ti —acaricio su mejilla y observo sus ojos fijamente—, por darme esperanza y luz en el momento más gris de mi vida. 

—Te amo. 

—Te amo. —susurro de vuelta. 

F I N

F I N

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora