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     —Entonces sacó una pistola. No entiendo cómo se pudo encargar del tipejo. Dicen que Marvel estaba llorando por las esquinas, suplicando su muerte. —ríe.

Bebo tranquilamente de mi botella de agua mientras escucho las especulaciones sobre mí. Sí, maté a un tipo. No, no me arrepiento. Salvé la vida de Marvel, el miembro del otro club estaba por acabar con él. No podía permitir eso.

Lástima que en nuestro club no conocen la palabra privacidad. A los cuatro vientos, cada uno cambia la versión de la historia. Es la una del mediodía y ya he escuchado cuatro versiones en las cuales, todas, Marvel se caga en sus pantalones de miedo.

Calmo a mi bebé, acariciando mi vientre, cuando golpea contra mi piel. Sonrío sin poder evitarlo. Pronto, pronto le tendré entre mis brazos. Entonces, cualquier amenaza desaparecerá del mapa. Nadie tocará a mi bebé. Nadie.

—¿Qué coño hacen aquí tranquilos? Ares dio órdenes esta mañana. ¿No les llegaron? Estaba bastante enfadado, yo que ustedes, no le haría enfadar más. —interrumpe Bobby la alegre charla entre los tíos de la esquina de la barra.

—Lo sentimos, Vice. Estábamos comentando el incidente de la semana pasada.

—Lo sé, no tenéis cuidado en controlar vuestro volumen de voz. ¿Sabéis que está a pocos metros de vosotros, verdad? Si se cargó al miembro de otro club sin pensarlo, no quiero imaginarme lo que os haría a vosotros. —finge estar aterrado mientras señala hacia mí.

Mostrando mi navaja que siempre llevo con una liga en el muslo, paso mi dedo por el afilado filo, cortando mi piel. Algunas gotas de sangre se evaporan, llevo el dedo a mi boca y luego señalo hacia ellos:

—No dudéis en que cortaré vuestras pelotas sin pensarlo. Creedme, Daniels es un buen maestro. Tampoco olvidéis que no hay que hacer enfadar a una mujer embarazada.

Los tres asienten mientras tragan saliva. Bobby golpea con más fuerza de la necesaria el hombro de uno, se aleja y los otros dos le siguen el camino. Una vez fuera de nuestras vistas, rompemos a reír.

El marido de mi amiga no tarde en unirse a mí con una mirada divertida en sus ojos, besa mi mejilla y toma asiento en el taburete a mi lado. Suplica por una cerveza a la mujer detrás de la barra, luce como si no hubiera tomado una en meses.

—Menudo club de mierda tienes, se acojonan por pasar un simple dedo por un cuchillo.

—Te estás ganando una reputación bastante decente, señora. —dice antes de agradecerle a quien le ofrece el helado vaso mientras ella se derrite por el simple hecho de que él le esté dedicando un segundo de su tiempo.

—Muchas gracias, Vice. ¿Crees que algún día podré sentarme en la mesa junto a ustedes? —bromeo.

Obvio no es posible. Nunca lo será. No sé quién creó las normas, pero definitivamente sería un hombre. Es por eso que estoy feliz porque Jem, la mejor amiga de Dafne, haya conseguido abrir un club de solo chicas. Sé que existen, pero jamás había escuchado hablar de unos de ellos.

Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora