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     —Se le darán dos años de condena.

Escucho atentamente las palabras de Jem, mi presidenta, mientras anda por la sala de reuniones con Hugo, su hijo de cinco meses, en brazos.

Hera hace ruidos en un intento por captar la atención del bebé, pero él está demasiado concentrado en una hebra de cabello de su madre que cae por su hombro.

La puerta se abre de un estruendo, ambas nos giramos asustadas y sorprendidas. Jem toma rápidamente la pistola que esconde en su pantalón y apunta hacia ella.

Emma, la hermana de Rosalía, levanta una ceja en dirección a Jem. Ésta suelta una maldición antes de dejar caer el arma sobre la mesa.

—¿Cuál es tu puto problema? ¡No puedes simplemente entrar aquí como si nada! —protesta—. ¡Cath!

Una hermana entra en la sala y rápidamente toma a Hera y Hugo de nuestros brazos. Quiero protestar, pero ella igual toma a mi hija y se larga.

También quiero salir, no tengo un cargo tan importante como para quedarme a la conversación. Thania, la Vicepresidenta, debería ser ella la que estuviera presente.

—Habla.

—Quiero unirme.

Jem ríe dejándose caer sobre su silla. Coloca una rodilla sobre la otra, junta sus dedos a la altura de su rostro y niega.

—¿Crees que es tan fácil, dulzura? Te aviso: no. Tienes que pasar unas pruebas como novata, sabiendo cómo funciona el club antes de darte el parche.

—Lo haré —contesta decidida apartando un mechón de cabello de su rostro—. Por Rosalía sé lo que me espera, estoy preparada.

—Primero tengo que consultarlo con mis chicas, si todas están de acuerdo, entonces comenzarás el período de prueba.

—Perfecto.

Frunzo el ceño cuando mi atención se centra en una marca en su cuello, luce como un chupetón. Ella no pertenece a este mundo. Es totalmente lo contrario a nosotras.

—¿Puedo preguntar por qué quieres unirte? —hablo por primera vez.

Muerde su labio inferior antes juntar sus cejas y soltar lágrimas. Alarmada, me acerco a ella y la siento en la silla conforme su llanto aumenta.

—Bloody Hell.

Busco la mirada de Jem, pero tanto ella como yo, estamos confunsas. ¿Está llorando por el club? Niego. Imposible. Los miembros del Bloody Hell no tocan a las mujeres. Pueden ser babosos, vacilones e incluso salidos, pero jamás faltarían el respeto a una.

—Explícate mejor. —exige Jem.

Sorbe por su nariz y limpia su nariz con un pañuelo desechable.

—Hunter.

Frunzo el ceño. ¿Hunter?

—¿Qué tiene que ver él con todo esto?

—Cometí el error de acostarme con él hace años. Pensé que no volvería a verlo, pero entonces Rosalía conoció a Bobby y todo se fue a la mierda. —explica.

—¿Te volviste a acostar con él? —Interrumpe Jem.

Ella niega, pero entonces cierra los ojos y comienza a llorar. Tanto Jem como yo volvemos a estar confusas.

—¿Qué coño está pasando, Emma? —exige Jem.

—Tuvimos varios encuentros más. Quizás tres o cuatro. Quedé —corta sus propia palabras, suspira y continúa—, quedé embarazada. No se lo dije a nadie. Ni a él. Simplemente no estaba en mis planes, pero lo acepté.

Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora