—Lamento informarte que Rosalía ha roto aguas y debemos irnos al hospital. —irrumpe Marvel entrando en mi habitación.
Grito tapándome mis pechos desnudos con la toalla, mis cabellos mojados caen sobre mi espalda e intento que tampoco vea mi culo. Escucho su maldición y otra voz se le une, adivino que la de Hunter, que está cuidando de Hera.
Suspiro cuando la puerta se cierra, dejo caer la toalla y corro a ponerme la ropa interior. La puerta se abre de nuevo, subo corriendo las bragas e intento tapar mis pechos. Coloco la toalla de forma que no estén visibles. Marvel está junto a la puerta con mi hija en brazos.
—¿Se puede saber qué coño está mal contigo? —exclamo.
—Vístete. Ya oíste lo que dije sobre Rosalía. —demanda.
—No me mandas, imbécil. ¿Y por qué cojones tienes a mi hija entre tus brazos?
Gruño antes de andar hasta el armario y sacar un vestido negro básico y colocármelo. Tomo a mi hija de sus brazos, sonrío besando su nariz y la dejo sobre la cama. Mueve las manos, emocionada, lo que me provoca una carcajada. Antes de que pueda mover un dedo, Marvel me aparta hacia un lado y comienza a desvestirla.
—¿Qué haces? —pregunto cruzando los brazos.
—¿Eres ciega? —hace una pausa y luego continúa—: estoy vistiendo a tu hija. Supongo que querrás un poco de descanso después de estas semanas.
Cierro los ojos, intento dejar la mente en blanco e incluso rezo a Dios para que me dé paciencia, porque como me dé fuerza, lo mato. Sé perfectamente por qué está haciendo esto, y por qué cree que debería hacerlo: cree que estoy embarazada.
—Marvel, no estoy embarazada. Ni lo estaré. Aunque lo estuviera, estoy perfectamente capacitada para cuidar de mi hija. —declaro.
Deja las medias a medio poner sobre Hera, su mirada azulada perdida en el cuadro sobre la cama e inmóvil. Los engranajes de su mente vuelven a funcionar y continúa con la tarea de vestir a mi hija.
—Me ha parecido ver una obalación en tu vientre. —murmura.
—¿Qué? —exclamo.
Rápidamente, me paro frente al espejo y, de lado, observo mi vientre. No estoy plana, por supuesto que no, acabo de dar a luz hace menos de dos meses. Pero no hay nada de lo que él habla. Se está preocupando por tonterías.
—Deja de fumar la hierba que tomas, te está dejando mal.—intento bromear.
Termina de colocar la diadema sobre la cabeza de Hera y sonríe. Murmura un 'preciosa' y saca su teléfono con la cámara apuntando hacia ella. Mi hija le sonríe, logrando Marvel sacar la foto perfecta.
Hera comienza a patalear, signo de que quiere que Marvel la alce. Ríe cuando éste la toma, deja caer su cabeza sobre el hombro de él y cierra sus ojos lentamente.
—A la mierda mis ovarios. —murmuro.
Escucha mis palabras, porque Marvel se gira sonriente y manda a callar con un dedo sobre su boca. Niego, tomo el bolso de la niña y le obligo a abandonar la habitación. Hunter no espera fuera, en la barra mientras toma una cerveza con Tig. A su lado, un deprimido Ezra toma un chupito.
—¿Estás bien? —pregunto mientras tomo asiento a su lado.
Él mueve la cabeza, aunque en realidad eso no responde a mi pregunta porque no responde un sí o no. Se encoge de hombros, con lágrimas en sus ojos y pide otro trago a Tig. Éste, se niega, pero debe obedecer a su superior. Cuando ya tiene el vaso de cristal en su mano, echa la cabeza hacia atrás y lo bebe de un trago.
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Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)
RomanceObra registrada: 2004233753168 Karen está sola. Y embarazada. Su marido acaba de fallecer en la guerra contra uno de los clubes rivales: Los Hijos de Dios. Su vida ha perdido el sentido, excepto por el bebé que espera. Él le da esperanzas. Pero aho...