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          Hera llora y yo sigo paralizada. Las palabras de Marvel siguen resonando en mi cabeza. No es posible. No puede serlo.

¡Hera solo tiene cuatro meses!

La puerta se abre y es gracias al poco esfuerzo que estoy haciendo para que no entre. Su enorme cuerpo se adueña de mi visión por un segundo y vuelve a desaparecer para calmar el llanto de mi hija.

Un bebé. Otro.

Doy pequeños pasos sin ser consciente de dónde estoy pisando hasta que mis rodillas chocan con la cama. Anodadada, me dejo caer.

Intenté con Daniels durante meses, cada día a cada hora teníamos sexo. Ambos queríamos al bebé, pero no ocurrió. Entonces, tuve el aborto y nos dimos por vencidos.

Meses después, nuestras esperanzas fueron altas y recuerdo su sonrisa cuando aceptamos intentarlo de nuevo. Año y medio después, Hera fue concebida. ¿Cómo ha sido posible? Daniels y yo nos hicimos pruebas, los dos estábamos perfectos y no había ningún problema para poder concebir.

Entonces, ¿por qué tardó tanto con él? ¿Acaso Marvel tiene unos espermas de oro y embarazan a las mujeres con solo mirarlas?

Me culpo porque fui yo la que se lanzó hacia él, soy la única culpable aquí. Y él por no pararme.

—¿Estás bien? —murmura antes de quedar en cuclillas frente a mí.

Asiento. Poso mis ojos sobre mi hija, encantada de estar entre sus brazos. Chupa con fuerza su mano en forma de puño sin quitarle los ojos de encima. Ay, Dios. En unos meses tendrá a otro bebé entre sus brazos.

—Te odio.

Frunce el ceño por mis palabras, pero no dice nada. Me adueño de la bebé entre sus brazos y rápidamente abandono la habitación.

En el salón del club la música está alta y los niños juegan en un rincón mientras los adultos beben y ríen a costa de Ezra.

No sé qué le estarán diciendo, pero no presta atención a sus palabras. Observa atentamente cómo Jem ríe junto a Tig. Ella mueve su cuerpo hacia delante, intentando captar algo de intimidad con él. Un mechón cae hacia delante y él lo toma y lo deja detrás de su oreja, dejando una leve caricia en su mejilla.

La tensión se rompe en el momento que Ezra se deshace de la mesa, lanzándola por los aires y estrellándola contra la pared.

Ares intenta terminar la pelea que aún su hermano no ha comenzado tomando de su brazo, pero Ezra se deshace fácilmente de él y camina directo hacia ellos. Jem frunce el ceño y recoge sus brazos en jarra. Si las miradas matasen, estaríamos en el funeral de él.

Tig suelta su vaso de cerveza en la barra y se gira hacia Ezra. Ambos quedan cara a cara, sin ningún aire capaz de pasar entre ellos. Jem entra en acción y golpea fuertemente el pecho del padre de su hijo alejándolo. El gruñido que suelta nos confirma que está a punto de explotar.

—¿Cuál es tu puto problema, Knife? —grita ella.

Ezra niega, hace un movimiento como que se va a alejar pero arremete contra Tig. El miembro de Bloody Hell MC salta y golpea la barra, suelta un grito de dolor pero rápidamente se recompone. Antes de que vaya a más, Ares toma cartas en el asunto y aleja a su hermano.

—¡Se puede saber qué mierdas te pasa! —exclama Ares, golpeando los hombros de su hermano y alejándolo de ella.

Ezra observa con atención a Jem, ojos oscuros y deseosos de llevarse a Jem bastante lejos.

Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora