✦ 17 ✦

3.1K 293 14
                                    

     Acaricio las hojas verdes para continuar contra el frío mármol. He tardado bastante en venir. Más de lo que pensé. Y me siento mal.

Prometí a Daniels que vendría a verle seguido, pero cuando me convertí en madre, todo mi tiempo fue para Hera. Ella acaparó mi mundo.

Mis ojos pican por las eminentes lágrimas. No quiero llorar. Él no merece que derrame gotas sobre su tumba.

—Lo siento mucho, Daniels, de verdad. No sé —sollozo—, no sé cómo pasó. Busqué consuelo en otros brazos cuando te fuiste. Y me duele admitirlo, pero fue así. Jamás esperé enamorarme de él. Se siente como si te estuviera fallando.

Sollozo más fuerte, esta vez no puedo evitar soltar las lágrimas que tanto me cuesta contener. Hipo y vuelvo a llorar.

》De verdad lo siento, cariño. Siempre..., siempre estarás en mi corazón. Aunque eso ya lo sabes. Fuiste una de las mejores cosas que me pasó en la vida. Me diste el mejor regalo que jamás pude recibir —pauso antes de limpiar mi rostro y continuar—. Te agradezco mucho que me amaras de la forma en la que lo hiciste. Sin ti, yo hubiera estado perdida.

Cierro mis ojos y ruego a Dios para que este dolor en el pecho se vaya.

》Cuando perdí al bebé... creí que perdía mi vida. Mi corazón se estrelló en miles de pedazos, e incluso me rendí. Pero no, tú estuviste allí para levantarme. Fui una egoísta, tú también acababas de perder a un hijo y simplemente... me centré en mí misma. Aunque no te importó. Tuviste fuerza para estabilizarnos a los dos y, tiempo más tarde, volver a intentarlo. Entonces, llegó Hera.

Sonrío recordando las dulces imágenes de mi hija en mi mente.

》Gracias por darme un trocito de ti, Daniels. Fuiste el mejor marido que pude imaginar —respiro hondo antes de levantarme del mojado césped—. Llegó la hora de irme. Estés donde estés, ten en mente que siempre estarás presente. Te amo, Daniels.

Beso mi palma antes de dejarla caer sobre la lápida de mármol. Me giro dispuesta a irme, sin mirar atrás para que no duela más.

Llego hasta la puerta del cementerio donde Marvel espera apoyado sobre el coche con Hera en brazos. Sonrío ante la escena. Me acerco a ellos y beso los labios de él seguido de la frente de mi hija.

—¿Qué tal ha ido el juicio? —susurro.

Hoy Ezra tiene el juicio que le dará libertad, o se la robará. Marvel frunce el ceño y muerde su labio. Por la mirada en su rostro, sé la respuesta.

—¿Cuánto tiempo? —pregunto.

—Quince meses.

Asiento. Ezra dejó al pobre hombre casi al borde de la muerte. Por suerte, consiguieron estabilizarlo a tiempo y salvar su vida. Un puñetazo más y habría acabado clavándose un hueso de la nariz en el cerebro.

Ambos nos montamos en el coche, disfruto de las tonterías que dice hacia Hera logrando que ella ría.

Mi bebé de casi ocho meses ya ríe, y está comenzando a andar. Le pregunté a su pediatra si era normal y sí, lo es. He dado a luz a una chica muy lista. Por no hablar de su pequeño diente sobresaliendo de su desnuda encía.

Marvel vuelve al asiento de conductor y arranca. Yo debo volver al club junto a Jem, ahora más que nunca debo apoyar a mi Presidenta.

Desvío mi vista de la carretera hacia el perfil de Marvel. Tiene una nariz recta, labios ni muy finos ni muy carnosos y una mandíbula cuadrada.

Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora