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     Hera Daniela es la niña más bonita que he visto, y no es precisamente porque sea su madre. Pasaron dos semanas, fui dada de alta mientras ella tenía que permanecer allí durante un período de tiempo más largo. Por suerte, cuento con la ayuda de Rosalía. A pesar de haber cogido la baja por maternidad, sigue yendo al hospital a ver cómo está mi hija.

Hera tiene un mes de vida, y apenas la he visto más que por las visitas. La felicidad no cabe en mi pecho cuando su mano toca mi hombro, agarrándose a mí mientras mama de mi pecho. Su cabello ha ido creciendo, más de lo que esperaba, tomando forma risada y un color rubio oscuro muy parecido al que poseía Daniels.

Mi difunto marido es la viva imagen de su hija. Lo perdí a él, pero tengo la suerte de tener un trozo de él conmigo. Una pequeña parte suya, que siempre estará conmigo. No es solamente el cabello lo que comparten, sino también la misma nariz y unos labios finos. Hera Daniela, a diferencia de su padre, sí que posee buenas mejillas.

—Ten, te he traído un café. —murmura sacándome de mi ensoñación.

Observo con atención el vaso de papel que está tendiendo en mi dirección. Marvel no se ha separado de mi lado para nada. Sigue haciendo sus tareas con el club, las cosas se han calmado y, de momento, no hay amenaza por parte del otro. Pero eso no impidió que, a cada visita que tenía con mi hija, él estuviera presente.

—Gracias.

Tomo el recipiente de su mano, nuestros dedos se rozan y una corriente eléctrica sacude mi mano, dejando caer varias gotas del café. Retiro rápidamente mis dedos, sonrío algo incómoda y bebo. ¿Qué coño ha sido eso? No me olvido del beso que compartimos.

Me siento como la peor mujer y viuda del mundo. ¡No debería haberle seguido el beso! Es Marvel, por Dios. Miembro del club, y mi marido ha fallecido hace pocos meses. Me doy asco. Una parte de mí desea seguir con esta aventura que no sé a dónde irá, mientras que la otra me exige que me aleje y guarde luto por Daniels.

Suspiro antes de tomar espacio con él, me frunce el ceño pero no me pregunta. Una mujer pasa detrás de él, observa de arriba abajo y una mueca de asco recorre su rostro.

—Tú, zorra, ten un poco de respeto —no puedo evitar soltar, haciendo que se sobresalte—. Preocúpate de tu bebé, y de que no salga igual de prejuiciosa que tú. Que tengas un buen día. —levanto el vaso en su dirección.

Jadea sorprendida, actúa como si lo que le hubiera dicho ha dañado su reputación. Abrocha su abrigo, levanta bien alto el cuello y sale a paso rápido del hospital. Imbécil. Niego, bebo el resto de mi café y tiro el recipiente. Sé que Marvel está detrás de mí incluso antes de que pueda girarme.

—¿Qué coño ha sido eso? —demanda.

—La muy zorra te ha mirado como si fueras un engendro del mal. Las personas tienden a juzgar solo por las apariencias, y pensó que tu vestimenta era una amenaza. —me encojo de hombros como si fuera lo más normal del mundo.

Lost & Found © (Bloody Hell MC #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora