O la vez en que casi empieza una guerra entre atlantes (junto a aliados) contra una amazona (y aliados).
Continuación del capítulo Los derechos de autor son importantes.
La noche era una buena forma de esconder un crimen... o dos... O tres, si es que te fijabas en lo que hacían John y Zatanna en las canchas los jueves. Pero no nos enfoquemos en la entidad multidimensional invocada por accidente aquella noche y vayamos al edificio principal, donde el crimen de la traición se estaba llevando a cabo.
Habían cinco sombras escabulléndose en los pasillos mientras las cámaras eran una a una saboteadas por una sexta sombra. Aquellos realizando trabajo de campo habrían puertas y las cerraban con cautela digna de un profesional, siguiendo sin dudar las indicaciones dadas por la voz en el auricular casero en sus orejas.
El segundo crimen sería cometido exactamente veinticuatro horas después, en una clara respuesta a la declaración de guerra hecha esa noche.
***
—Repite lo que dijiste. —Ordenó Arthur con sus brazos cruzados y, por primera vez, mostrando el poder que venía en sus venas. Generaciones de reyes y guerreros respaldando cada una de sus palabras.
—No dije nada. —Espetó el joven brujo fingiendo una sonrisa socarrona, pues por dentro estaba más asustado que gatito frente a un oso. A pesar de ello, era tan bueno fingiendo ser confiado que los atlantes compraron su acto... Lo cual no era una buena idea.
—Te escuché hablando con la hija de Zatara, rubio. —Contradijo Orm ya harto de la actitud de Constantine—Repítelo si aprecias respirar.
El joven brujo apenas dejó escapar una risita de burla. No era que no apreciara respirar, pero esos atlantes le harían un favor si lo hicieran, por lo que el nivel del agua subiendo cada vez más no le asustaba realmente.
—O si no quieres que se sepa tu secreto. —Agregó Arthur, esperando no tener que llegar a esos límites.
Sin embargo, John no era precisamente conocido por su sentido de auto preservación.
—Muy tarde, atlante... todos saben que estoy loco. —Sonrió.
¿Dónde estaba Boston cuando lo necesitaba?
Antes que Mera se desesperara y continuara el ritmo ascendente del agua, Arthur volvió a hablar:
—No me refiero a ese secreto. Como dijiste, todos saben que estás loco. —Constantine hizo lo posible por no sentirse dolido por eso. Arthur se inclinó a la altura del joven brujo y le susurró al oído:— Hablo de ese secreto que guardas bajo tu cama y con tres hechizos protectores.
Eso logró su cometido. John miró con lo que parecía ser miedo a los ojos del príncipe atlante, quien ahora era él el de la sonrisa socarrona y mirada triunfante por lograr lo que parecía ser imposible, aún años después: doblegar a John Constantine. El joven heredero del océano se enderezó y se permitió sentir, solo por un momento, superior.
—¿Cómo lo-?
—Soy un futuro rey. —Interrumpió rodando los ojos— Sé cómo saber cosas. Ahora, habla.
Tanto Orm como Mera voltearon a ver a Arthur con una mirada sorprendida, pues la carta de "futuro rey" era realmente una que él nunca ocupaba, esencialmente por su ascendencia humana.
John miró al suelo en vergüenza por no ser más fuerte. En sus adentros se disculpó con Murciélago, a quien consideraba una especie de amigo, al menos lo más cerca a un amigo que alguien como él podía tener. De todas maneras, la caja debajo de su cama era demasiado importante para él como para permitir que algo le sucediera... Murciélago lo entendería, posiblemente mejor que otros. Incluso si esta se encontraba bajo tres hechizos protectores, bastaría realmente muy poco esfuerzo de hechiceros de la talla de Destino o Zatara para romper cada protección y confiscarla... o peor... destruirla. Un nudo en su garganta se formó al pensar en tal escenario.
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Antes del Comienzo
FanficCientos de chicos fueron e hicieron cosas antes de convertirse tanto en los héroes como en los villanos que serían en el futuro; nadie sabía qué sería de ellos, pero algo era constante y seguro: representaban una amenaza. Por eso A.R.G.U.S. creó una...