Nos encontrábamos de vuelta en la ciudad. Las cosas estaban mejorando. Mary se encontraba bien. Geoffrey me había acompañado al médico para ver como seguía el desarrollo de nuestro hijo, el cual estaba en muy buen estado. En la última visita que hicimos, él médico le dió órdenes firmes y serias a Geoffrey para que me mimara, ya que los primeros meses del embarazo son bastante delicados, y vaya que se ha tomado esa órden en serio.
Cada dos minutos me pregunta si tengo hambre, si tengo sed, si estoy cansada, si tengo frío, calor, si quiero algo, me llena de besos, en el rostro, el el cuello, en la pancita, y me hace cosquillas cada vez que tiene oportunidad. No deja de intentar sacarme una sonrisa a cada segundo, y vaya que sí lo logra.
No quería que trabajara, bailando, discutimos fuertemente sobre eso, llegando a la conclusión de que podía bailar, pero solo en el gimnasio, con la condición de solo hacer pasos para embarazadas. No tuve otra opción más que ceder.
Fuí a visitarlo a su apartamento. Tengo llave, así que entré sin tocar. Estaba en la sala de estar leyendo un libro. Miré la portada. 3 metros sobre el cielo.
-¿Entá interesante el libro? -pregunté mientras cerraba la puerta.
-¡Mi amor! No te escuché entrar. Sí, bastante, pero no más interesante que tú. -dijo mientras cerraba el libro y se acercaba a plantarme un tierno beso en los labios.- Estoy tan feliz pequeña... Me has hecho el hombre más feliz del mundo... –dijo mostrando sus blancos dientes y sensuales hoyuelos en una sonrisa.
Todo era perfecto. Demasiado. No dejaba de pensar en las amenazas que me habían hecho hacía tan solo unos días.
-Pero Geoffrey… ¿Y Emeraude? ¿Qué vamos a hacer? –pregunté preocupada.
-Bueno... Con todo esto no había pensado en eso... Pero vamos a hacer lo siguiente...
Me contó todo lo que tenía en mente. Si todo el plan salía bien, estaríamos libres por un tiempo, y podríamos hacer lo que quisiéramos, aunque fuera a escondidas.
-Está bien... Hagámoslo... -respondí.
-Si... recuerda en que sitio nos veremos en la noche pequeña... –me recordó.
-Está bien... Ahora llámala... -dije entusiasmada por llevar a cabo el plan.
Geoffrey sacó su teléfono y marcó inmediatamente.
-¿Hola? ¿Emeraude? ¿Podrías venir a mi apartamento ahora? Si… ¿Estas muy lejos? 20 min. Está bien… Aquí nos vemos. -dijo antes de colgar.
(...)
-Ya... sabes lo que tienes que hacer, ¿Verdad? -me preguntó.
-Sí, está claro -dije decidida.
-Ese es el auto de Emeraude... Vamos, vamos, ¡Ahora! –dijo Geoffrey.
Respiré profundamente y empecé a gritar.
-¡Ya no quiero volver a verte nunca más Geoffrey! ¡Jamás! ¡No me busques...! ¡No me llames! ¡Olvídate de mi y de mi hijo! –dije actuando lo más real que pude.
-Pero pequeña… -dijo Geoffrey fingiendo desesperación.
-¡Pequeña nada! ¡Nada Geoffrey! ¡Se acabó! -dije mientras se me salían unas cuantas lágrimas.
De repente entró Emeraude, con un vestido de goma apegado a su cuerpo, rosado, y unos tacos verdes, con un bolso del mismo color y el pelo suelto. Ni siquiera trató de disimular su sonrisa.
-Creo que llegue en mal momento –dijo carraspeando.
-No te preocupes... yo ya me iba... –dije mientras le pasaba por el lado al salir.
![](https://img.wattpad.com/cover/23652331-288-k612452.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Todo Cambió [Prince Royce] [TC 1]
RomanceEmily Morales, la típica joven con ganas de cumplir un sueño: ser una bailarina reconocida en todo el mundo. Ella, sencilla, perseverante, terca, decide perseguir sus ilusiones asistiendo a una audición que le hará cambiar tanto sus ideales como su...