Todo Cambió [Prince Royce] [TC 1]

Capítulo 2: El Ascensor.

Llegué a la entrada de la plaza corriendo. Entré inmediatamente para sentir el aire acondicionado y evitar sudar. Debía parecer una demente salida del manicomio, pues al pasarme la mano por la cabeza me percaté de que estaba despeinada. Mi cabello siempre había sido rebelde. Saqué mi teléfono para mirar la hora. 3:13. Esperaba no haber llegado tarde.

Me tomé unos segundos para observar detenidamente la plaza, era bastante grande, tenía como algunos 12 pisos, por lo que me surgió una gran incertidumbre. ¿En qué piso sería la audición? Excelente. Salí tan rápido que ni me fijé el lugar exacto en el anuncio que vi. —Bien hecho, Emily. Bien hecho—.

Miré a mi alrededor en busca de alguien a quien le pudiera preguntar. Había todo tipo de personas a mi alrededor. Familias, esposos, novios, desde rubias entaconadas, niños correteando, hasta personas mayores. De repente alguien llamó mi atención. Pude divisar a un hombre joven alto, vestido casualmente, hablando con una persona vestida con un traje formal, al cual no pude verle el rostro, pues estaba de espaldas a mi. Mi mirada hizo contacto con la suya. Dios. Era guapo, de complexión atlética. Al darse cuenta de que lo estuve observando, me regaló una sonrisa, ¿para qué negarlo? Bastante sensual, al igual que él. Le devolví una sonrisa de desprecio, debía ser un imbécil. Seguramente mira de esa manera a todas las chicas que le pasan por el lado. Momento incómodo. Decidí mirar a otro lado.

En una columna que se encontraba a unos 3 metros de él estaban algunos afiches pegados, por lo que decidí acercarme a ver si ahí estaba el anuncio del casting. Mientras iba caminando, pude divisarlo y me apresuré para no perder más tiempo, el tiempo seguía corriendo. Audición para escoger bailarina.. Blah blah blah, ¡Aquí esta! ¡Piso 9!

Me di la vuelta y me dirigí al ascensor. ODIO LOS ASCENSORES, pero teniendo en cuenta que estaba tan retrasada realmente no me quedaba otra opción. En todos los libros y películas siempre se detenían, las personas se quedaban encerradas por horas, días, o pasaba algo, lo que sea. SIEMPRE.

Presioné el botón que señalaba hacia arriba. El ascensor llegó de inmediato. Al abrirse no había nadie, por lo que no dudé en entrar. Cuando estaba a punto de cerrarse, una mano se interpuso entre las puertas, provocando que estas se regresaran y se abrieran completamente, dejando entrar al joven que estuve evitando hacía unos minutos, el guapo de sonrisa sexy. Las puertas se terminaron de cerrar.

El chico sacó su teléfono, y lo guardó de inmediato, luego me sonrió. Era bastante guapo, demasiado, diría yo, pero seguía pensando que debía ser un imbécil. Su sonrisa reflejaba que se creía el rey del mundo.

Idiota.

Miré hacia otro lado, para disimular, hasta que una voz grave interrumpió mis pensamientos.

—¿A qué piso vas?

Lo miré desconcertada durante varios segundos, hasta que me di cuenta que había sido más de lo prudente. Pestañeé varias veces tratando de volver a la realidad.

—Al 9 —respondí, tratando de sonar casual, pero sinceramente nadie podía sonar casual estando en un ascensor con alguien tan guapo —y posiblemente un idiota—. No lo olvides, Emily.

—Bien, yo igual —respondió mientras apretaba el botón con el número 9. Como si yo le había preguntado. Bien, debería calmarme.

Pude ver sus facciones de más cerca. Su piel era color canela, y su pelo, castaño oscuro, al igual que sus ojos. Lo llevaba en forma de copete, lo que lo hacía lucir bastante bien. Llevaba unos jeans, unos zapatos deportivos blancos, raros, pero muy lindos, y un T-shirt blanco con una chaqueta azul por encima. Me miró. Oh Dios, que incómodo.  Noté que al sonreír se le marcaban unos llamativos hoyuelos. Desvié mi mirada a otro lado. Volví a mirarlo, cruzándome nuevamente con su mirada. Sonrió, y se le marcan unos hoyuelos que, Dios. Era la ejemplificación de la palabra "sensualidad". ¿Qué tanto me miraba este tipo? Me sentía como un animal en un zoológico. Intentaba lucir como si no me afectara, pero de repente, algo interrumpió nuevamente mis pensamientos.