Sentía que los pies se me iban a reventar en cuestión de minutos, las botas que había escogido para salir eran extremadamente ajustadas a comparación de mis otras botas y zapatos. Apenas llegando al castillo se podía notar el movimiento en todas partes, había más criados de lo habitual, decenas de personas corriendo de un lado a otro preparando todo para el gran día.
No me sentía exactamente emocionada, creí que mínimo por inquietud estaría agobiada por el día de la boda, pero para mí estaba pasando desapercibido; no tenía idea de qué realmente estaba sucediendo a mí alrededor, todo mundo estaba vuelto loco pero para mí en ese momento no era algo preocupante ni mucho menos me causaba emoción. Sí, me iba a casar. No era algo que realmente yo deseaba, era algo que tenía que hacer, una responsabilidad más agregada a mi lista de deberes de buena princesa.
Pero bueno. No podía quejarme, a pesar de todo lo sucedido, no me había tocado tan mal partido.
Xavier siempre fue una persona encantadora según los comentarios que escuché sin querer en la fiesta, conmigo se comportó de la mejor manera desde el primer momento en que nos conocimos e inclusive, a pesar de todo lo sucedido sigue aceptándome. Quizás las cosas no eran del todo así, pero era indudable el buen partido que Xavier podía ser para cualquier mujer, sólo esperaba poder llegar a sentir algo más que cariño por él.
Me escabullí entre las personas esperando no ser vista o reconocida por los nuevos empleados. Una vez dentro de las paredes del castillo, bajé la guardia. Me quedé quieta un momento caminando al revés despacio, esperando que nadie me hubiese visto.
―¿Has hecho algo malo? ― sentí sus manos presionar mii cintura primero antes de notar de quién se trataba.
―¡Casi me haces gritar! ― me quejé mientras giraba en dirección a Xavier.
―Lo lamento, pero creo que eras lo suficientemente grande como para andar jugando a los escondites.
―Tú no decides eso― exclamé casi indignada por su infantil suposición ―. Y de cualquier manera, no estaba jugando. Solo trataba de no llamar la atención, hay demasiados desconocidos rondando en todo el lugar.
―Me consta, creo que entonces es un buen momento para buscar un poco de privacidad, ¿no crees? ― su tono de voz era extrañamente juguetón.
Comprendí sus palabras de principio a fin, sin embargo, me demoró más tiempo procesar de quién venían esas palabras.
Sin saber qué más hacer, me puse a reír. Seguramente se trataba de una broma un poco más privada, así que decidí seguirle la corriente.
―Sí, seguro. Aquí no se puede estar a solas.
Pretendí retirarme, pero Xavier me tomó de la mano antes de permitirme girar completamente para irme.
―Quiero saber algo ― musitó cambiando drásticamente a un tono de voz mucho más serio. Asentí sin saber siquiera a qué se debía su preocupación. ―Pero no aquí, mejor vallamos a un lugar donde no nos escuchen.
―¿Qué es lo que pretendes? ― me solté de su agarre sintiéndome insegura.
―Emma, esto es importante. De no ser así no te lo pediría, de tu respuesta depende lo que pueda suceder mañana.
Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo desde las punta de los pies hasta la parte trasera de mi cabeza. El simple tono de voz de Xavier me ponía nerviosa, no sabía qué pasaba por su cabeza y no me podía imaginar qué es lo que buscaba.
Pensé un momento en las posibilidades que existían, pero lamentablemente no se me ocurrían las suficientes como para no confiar en él. Estábamos en un momento crucial en nuestra relación, tenía que confiar en él tanto como él en mí, debíamos sernos honestos. Accedí.
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Había una vez
Conto★𝙲𝙾𝙼𝙿𝙻𝙴𝚃𝙰★ "Ella era una princesa, que esperando a su príncipe, se enamoró del dragón" ••• Los siguientes hechos han sido inventados, nada de lo que trascurre en esta obra es real. Todos los derechos reservados ©Yasnely Martínez Codigo de r...