CAPITULO XXX

1.3K 54 7
                                    

Un mes más ha pasado, mi padre se ha sentido muy mal estos días. Y yo, al igual. Los mareos no habían cesado, Jane me recomendó hacerme una prueba de embarazo, lo cual era ridículo. Justin y yo siempre nos protegimos, y las pocas relaciones que establecí en mi estancia en su prostíbulo, por ley deberían ser estando protegidos.

- Oye cariño –mi padre movió su mano frente a mi rostro para hacerme reaccionar.

- ¿Qué pasa?

- ¿Te encuentras bien? –Dijo con un tanto de preocupación- Es Domingo por la tarde y no has salido de tu habitación, ni siquiera a comer…

- Me sentí un poco mal, pero nada de qué preocuparse –supongo- La pregunta es si tu estas bien –fingí una sonrisa.

- No mejor cariño, pero lo sobrellevo…

Tenía tanto que no lo veía de esta manera, no sé si aun era por la pérdida de mi tío Gary o alguna otra cosa lo estaba afectando, pero ¿Qué?

- Por cierto Jane estaba abajo, espera dote… para que salgan a comer juntas –sonrió.

No tenía ganas de salir de casa, solo quería recostarme todo el día para tener más fuerzas para mañana. Era Lunes de inventario, tenía que ir al cien por ciento. Pero asentí, tampoco quedarme aquí todo el día era una opción grandiosa, ya que miles de pensamientos acerca de Justin invadían mi cabeza, siento que ya he pasado demasiado tiempo y sigo igual, sin poder superarlo. Sabiendo que el jamás me tomaría enserio.

- Le diré que ahora bajas –mi padre se levanto de la cama y salió de mi habitación.

Yo al igual, me di una ducha instantánea, y me puse lo primero que encontré. Tarde aproximadamente quise minutos para bajar y encontrarme con Jane y Jake. Ambos lucían resplandecientes, jamás había tratado a Jake más allá de cómo mi jefe. Así que me comporte algo tímida frente a él.

- Hola –Bese en la mejilla a Jane y solo le sonreí a Jake.

- Hola ___ -me devolvió la sonrisa- ¿No hay beso para tu jefe? –carcajeo.

Un rubor llego a mi rostro, pude sentirlo.

- Iremos a un restaurante cerca, allá nos esperan las demás chicas –sonrió Jane.

Salimos en camino al automóvil de Jake, nos dirigimos a solo unas cuantas cuadras de mi casa, al lugar donde mi madre me había llevado a comer aquella vez que quería verme. Y en efecto otras chicas de Liborio ya se encontraban esperando. Salude a cada una de ellas.

El camarero se acerco y todos pedimos nuestra orden, yo no tenía mucho apetito.

- Dicen que es buena la lasaña de este lugar ¿es cierto? –me pregunto Jake.

- Sin duda alguna –sonreí.

Todo pasaba realmente tranquilo, de maravilla decir verdad. Su compañía sin duda me hizo olvidarme de todo por un momento, no pude creer que Jake al final resultara ser tan agradable. Creo que solo me hacía falta haberlo conocido, ya veo porque Jane estaba tan enamorada de él, ambos parecían tortolitos, veía como se trataban, como él la veía y en susurros le decía “Te amo”, en verdad los envidiaba.

- ¿Aun sigues que sigue siendo un monstruo? –me pregunto Jane.

- Así que crees que soy un monstruo –Jake carcajeo, las demás al igual segundos después.

- Yo jamás he dicho eso –no podía parar de reír de la vergüenza.

Nuestras carcajadas podían escucharse por todo el lugar, la gente solo volteaba a vernos. Y nos fulminaban con la mirada, pero por lo visto ninguno les dio importancia y seguimos con nuestro alboroto. Hasta que sentí que mi bolso comenzó a vibrar, inmediatamente lo saque, era Sara.

- Hola –dije en alto para que lograra escucharme sobre el ruido.

Camine hasta la puerta principal y me aleje un poco del lujar para escuchar con más claridad.

- Es tu padre cariño –eso inmediatamente hizo que mi respiración se entrecortara.

- ¿Qué… que pasa? –tartamudee.

"No estar a la altura"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora