"No estar a la altura"

CAPITULO XLI

- ¿Y porque lo has cerrado? –le pregunte cuando por fin íbamos de vuelta a mi trabajo.

- Bien, primeramente por la demanda y en segunda, me di cuenta que no es lo que quiero hacer el resto de mi vida –sonrió mientras seguía conduciendo.

Habíamos pasado una excelente comida, en su pequeña mochila llevaba algunos emparedados. Hablamos de muchas cosas, logre conocer un poco más de él. Ahora sé que su padre murió ya hace tres años y su madre está de viaje por todo el mundo. Al parecer su padre le había dejado el suficiente capital para que llevara su vida sin molestias y llena de lujos. Wow.

- ¿Tu madre sabe que la mansión pertenecía a tu padre?

- Si, siempre lo supo. Pero jamás le importo de donde provenía su dinero –murmuro- Es una interesada.

El viaje de camino a casa se volvió aun más ligero, el en ningún momento dijo al inapropiado y realmente fue agradable. Cuando aparco frente al market tome mi bolso dispuesto a salir, pero él se apresuro para abrir mi puerta. Mierda. Esto sí que se ponía aun  más extraño de lo que ya había estado.

- Gracias –le dije confundida.

- Lo sé, soy un caballero –contesto engreídamente. No pude evitar reír ante su comentario.

- Idiota –le dije entre risas.

- Bien creo que, tienes que irte ¿no? –paso una mano sobre su cabello. Asentí. - ¿Nos vemos luego? –dijo haciéndolo sonar mas como pregunta.

- Supongo que…

“___”

Escuche que alguien más grito mi nombre en algún lugar, me gire para ver a Jane quien estaba a punto de entrar al market. Su cara se veía seria. Así que decidí terminar con la conversación de una vez por todas.

- Adiós –le sonreí y camine a paso rápido junto a Jane.

Solo pude observar que entro en su auto unos minutos después y salió disparado en su automóvil. Me gire para ver a Jane nuevamente, tenía el ceño fruncido.

- ¿Qué? –le pregunte inocentemente.

- ¿De verdad? Te largaste en el auto de ese estúpido, que te pasa ___, no aprendes. Creo que quieres que te vuelva a ilusionar y después patearte el culo ¿no? –vocifero.

Mierda.

Tregüe saliva, tenía razón. Nadie cambia de actitud tan repentinamente. Soy una completa estúpida.

- No hicimos nada, solo comimos –susurre.

- ¿Y eso importa? No, lo que importe es que él sabe que eres débil, y eres más fácil de manejar. Te aseguro que tarde o temprano te volverá con las mismas estupideces si sigues en su juego –se dio la vuelta y se adentro en el market.

La cara de Jane se veía roja de rabia. Era obvio que le molestaba que tan bajo a veces cayera. Solo por mis sentimientos, idiota.

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Era el momento, mi respiración se aceleraba y mi corazón latía cada vez más fuerte. El dolor aumentaba. Yo trataba desesperadamente por no llorar, Derek me apretó de la mano y me sonrió. Después de eso lo perdí de mi vista, y lo único que pude ver fue al doctor, quien estaba preparando todo en la sala de parto.

Sentía que el tiempo era eterno, cada minuto, cada segundo. No podía esperar más para ver a mi bebé, por fin. Quería ya tenerlo entre mis brazos y llenarlo de besos, sin importar de cómo es que paso todo. Ya ansiaba su presencia. El doctor me indico que necesitaba que comenzara a pujar. Lo hice, el sudor recorría mi cara y mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

- No puede ser… -Susurro alguien dentro de la sala, con todo el dolor que sentía ni siquiera les di importancia.

- ¿Y mi bebé? –pregunte aun sin aliento.

Nadie me respondió, solo me miraban con una expresión horrorizaba. ¿Qué diablos estaba pasando?

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- No, no puede ser –chille.

- Hija, lo siento tanto –mi madre coloco mi cabeza contra su pecho.- El doctor me dijo que nació muerto, ya que el cordón umbilical…

- Ya, basta.

No tenía el valor para si quiera escucharlo. Tanto había esperado ese momento y ahora. Que por fin había llegado, la vida me arranca la oportunidad de tenerlo a mi hijo entre mis brazos. Lagrima tras lagrima escurrían por mi mejilla.

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A UN CAPITULO DEL FINAL