CAPITULO XXXVI

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Ya eran cinco meses, mi pansa ya había comenzado a crecer. Todo estaba mejor, Derek y yo comenzamos a salir más a menudo, no le importo lo de Justin. Miles de veces me ha dicho que el se hará cargo del bebé y de mi si yo quiero, es tan dulce. Todos los días me recoge en el trabajo, y me lleva a casa. A mi madre simplemente le encanta la idea de que salga con él, y a Jane, no se diga. Me ha dicho que ya era hora de que me olvidara por fin de aquel imbécil, y en cierto punto tenia razón. Era lo mejor para los dos, mantenernos alejados.

No lo había vuelto a ver desde la última vez que estuvimos a punto de hacer el amor, o más bien, de tener sexo. Probablemente esté a punto de casarse, o ya lo haya hecho. Pero eso ahora ya no me importa, estoy para vivir mi ahora, mi presente.

- ¿Ya tienes pensado como se llama? –pregunto Derek con una sonrisa.

- No lo sé, le he pedido al doctor que no me dijera el sexo. Quiero que sea una sorpresa –dije animada.

- ¿Alguna opción? –insistió.

- Si es mujer, tal vez se llamara Alice, ya que si es un hombre –fruncí el seño pensando- Jonh –sonreí.

- Buenas opciones eh –dijo mientras seguía conduciendo.

Estábamos en camino a casa de sus padres, hace años que no los veía. Ni siquiera los recordaba a decir verdad, mientras el seguía conduciendo yo miraba por la ventanilla. Pasábamos cuadra tras cuadra, cuando voltee a verlo por fin se detuvo. Era una casa enorme, sus padres siempre habían tenido una estabilidad económica. Pero creo que ahora se habían hecho de su fortuna, Derek me ayudo a bajar del auto y caminamos a la puerta principal, el abrió la puerta para que entrara. Cuando lo hicimos nos dirigimos al jardín. Allí vi a sus padres, estaban sentados alrededor de una pequeña mesa de cristal.

Dios, sí que me sentía nerviosa. ¿Qué dirían?

- Hola –dijo Derek con una enorme sonrisa.

- Ho… la –contesto su madre girándose a vernos- ¿___? –pregunto seria. Asentí.

- ¿Qué tal señora Regina? –dije casi en susurro.

Ambos se levantaron de la mesa y se lanzaron hacia mí, me llenaron de abrazos y apapachos. Wow. Sí que me recordaban.

- Tanto tiempo cariño –dijo Walter sonriendo.

Pareciera que yo me escudara bajo el brazo de Derek, Walter y Regina eran los mismos. Siempre cariñosos, atentos, amables, sencillos.

- Bueno, creo que son muchos abrazos para mi novia por hoy –dijo Derek con el seño fruncido.

- ¿Estas embarazada? –escupió Regina.

Trague en seco. Ahora al igual que aquel imbécil, me tomarían como una cualquiera.

- No te lo había dicho madre, pero si, ___ está esperando un hijo mío –le respondió Derek al ver que yo no había reaccionado a su pregunta.

¿Un hijo suyo? Bueno, por ahora tal vez eso me salvaría de acosos respecto a su padre, pero no sé. Esto no me daba un buen presentimiento. No estaba prestando atención cuando recibí una nueva avalancha de abrazos. A sus padres al parecer les había emocionado bastante la idea.

Y aquí se me venía una mentira más encima. Dios.

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- Gracias por decírselos, pero no era necesario. –reprendí a Derek.

- Lo sé, pero no quería que te llenaran de preguntas al respecto –agacho la mirada.

No pude evitar sonreírle, era tan dulce todo lo que hacía. Hace apenas un mes que habíamos comenzado a salir otra vez y pareciera que era el mismo Derek, solo que ahora un poco menos precoz.

- Nos vemos mañana –dije y le plantee un beso.

El al instante me halo hacia él, profundizando el beso. No le di entrada para algo más y me aparte pareciendo incomoda.

- Esta bien –sonrió y salió del auto para abrirme la puerta- Hasta mañana.

Asentí, y comencé a caminar a la puerta de mi casa. Mañana me esperaba un lunes de inventario y muchas tareas más que hacer. Cuando entre pude ver a Paul y a mi madre conversando en la cocina. Se veían serios. Eso me alarmo de inmediato. Camine a paso firme hacia ellos pareciendo lo más normal posible.

- ¿Qué hay? –dije casual.

- Cariño… tenemos que hablar contigo –dijo mi madre agachando la mirada.

- ¿De qué? –pregunte mientras tomaba asiento al lado de ambos.

- Lo que pasa es que… Justin como sabes ha cerrado… y ha dejado a Paul sin empleo. No sé si te molestaría que el… viviera aquí por un tiempo –arrastro las palabras.

- ¿Te ha despedido? –El solo asintió, lucia triste.

- No quiero ser una molestia para nadie, de verdad –susurro.

- No lo serás Paul, claro que puedes quedarte –sonreí.

Me acerque a él para darle un abrazo fuerte, el me ha apoyado tanto todo este tiempo. Que siento que ahora es justo el momento para estar con él.

Después de un rato más de tener una conversación mas aligerada, subí a mi habitación. Me tumbe sobre la cama, sin tomarme la molestia de ponerme pijama me quede totalmente dormida. Un profundo sueño me atrapo.

El sonido de mi móvil se dejo escuchar, haciéndome saltar sobre la cama. Me talle los ojos y lo alcance de mi bolso. Era un número desconocido. Conteste tratando de sonar lo menos somnolienta posible.

- ¡¿Quién mierda eres?! –grito la voz del otro lado sin que yo pudiera decir algo.

- ¿Qué? La pregunta aquí, es ¿Quién eres tú? –dije aturdida.

- ¿Eres la puta que se revuelca con Justin?

Tan solo escuchar eso hizo que mi corazón se acelerara, era una mujer. Pero ¿Quién? ¿Y porque diablos sabia que me acostaba con Justin?

- Nadie conseguirá que mi boda se cancele ¿escuchaste? –me amenazo.

"No estar a la altura"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora