Capítulo 11. Caramel Frappuccino

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El sonido de la guitarra acústica se escuchaba por toda la entrada de la tienda de música provocando que el ambiente de la presentación tuviera una mezcla de nostalgia y melancolía, la suave voz de Hyeon Woo uno de mis compositores y cantantes favoritos hacía que los latidos de mi corazón aumentaran considerablemente y mi imaginación se activara, fantaseando sobre como sería el maravilloso momento si entre todas las personas de la tienda me dedicara una de sus canciones.

Él estaba debajo del reflector y para mi, parecía un ángel.

Yo era su fan número uno, de eso estaba segura...O bueno, al menos el suéter que llevaba escondido por debajo de mi abrigo lo decía, y ahí se quedaría «escondido» a la vista de Seokjin, quien hace un momento me había saludado desde su asiento después de fallar en mi intento de pasar desapercibida.

—¿Soy yo...o te encanta su música?—preguntó divertido acercándose hacia donde estaba una vez que el concierto dio por acabado y los músicos salían del escenario.

Los ojos oscuros de Seokjin se dirigieron primero hacia mi suéter que no logré ocultar por completo y después a mi cara. Hice caso omiso a su pregunta porque aquí la única a la que le encantaba su música no era solo yo, al parecer compartíamos el mismo gusto.

—Creo que a ambos nos encanta ¿No crees?—pregunté divertida inspeccionando su ropa con la mirada. Llevaba una sudadera del nuevo álbum pero a diferencia mía, el diseño era discreto.

Esbocé una sonrisa divertida, pero él se limitó a achicar los ojos y juntó los extremos de su abrigo tapando su sudadera.

—No sabía que eras la fan número uno de Hyeon Woo—dijo divertido con cara de bobo (su boca tenia forma de una o, y mantenía sus cejas levantadas)

—Supongo que hay muchas cosas que no sabes sobre mi—me encogí de hombros y me giré sobre mis talones caminando hacia la salida como el resto de las personas.

—Soy bueno escuchando—aceleró sus pasos para caminar a un lado mío.

Se adelantó tomándose la molestia de abrir la puerta de salida para mi y más personas que salían. Negué con la cabeza, entonces lo miré disimuladamente y me pilló viéndolo sonreír.

Cuando salimos de la tienda de música sentí el frío viento pegando contra mi cara, el invierno había llegado a Seúl y las temperaturas hacían desear quedarte en casa bajo miles de sábanas, bebiendo chocolate caliente. No estoy exagerando.

—También soy bueno para tomar café y comer—continuó diciéndome su lista de cualidades con tono meloso—¿Cuál prefieres?

Podía jurar que mi nariz estaba colorada del frío cuando la mirada de Seokjin se detuvo sobre ella.

Noté lo increíblemente original y ocurrente que algunas veces podía llegar a ser y eso me empezaba a gustar de su personalidad. Era un chico con el que fácilmente podías pasar una tarde divertida riendo y platicando de cualquier tema. Con Seokjin las cosas eran fáciles.

Me peine como pude los cabellos que caían sobre mi cara a causa del fuerte viento y fingí estar sumergida en mis pensamientos.

—Mm... escojo al que le gusta tomar café—contesté después de pensar un poco mi respuesta—¿Él está disponible?

Seokjin asintió y sin poderlo evitar una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. Él llevaba el cabello alborotado por el viento y sus ojos tenían un brillo especial que de alguna manera me hizo sentir ¿tranquila? Sí, esa es la palabra. Se acomodó el flequillo que caía sobre su frente, el cual hacía que tuviera un estilo juvenil y fresco, para después revisar su teléfono checando la distancia de alguna cafetería cerca.

Slash ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora