Caminé junto a Eunsoo hacia la salida del restaurante con dificultad sintiendo la tensión sobre mis hombros. Eran las diez de la noche y eso solo significaba una cosa, estábamos rompiendo una de las reglas «el toque de queda será a las ocho» recordé las palabras de nuestra manager por la mañana y enseguida sentí mi estomago revolverse.
No podía recibir otra llamada de atención de la compañía, ellos cancelarían mi contrato o eso habían dicho hace días cuando recibí mi castigo y vaya que lo habían dejado claro.
¿Por qué soy así? ¿Por qué no soy como Olive y tomo buenas decisiones? O ¿Por qué decidí apoyar a Eunsoo a quedarnos un rato más en el restaurante aún cuando Hoseok, Seokjin y Taehyung insistían en que regresáramos al hotel?
A un lado mío Eunsoo jadeo sacándome de mis pensamientos, ella iba aferrada alrededor de mis hombros, dando la impresión de ser un oso perezoso intentando no caer.
—Me duelen los pies—dijo haciendo una larga pausa entre cada palabra.
Eunsoo soltó el peso de su cabeza hacia adelante y los mechones de su cabello oscuro y lacio cayeron frente a su cara. Ya no podia seguir aguantando todo su peso.
Ademas no entendía el motivo de sus quejas si ella no era quien cargaba a alguien en sus hombros. Sin embargo, afortunadamente no estábamos solas.
—Déjame ayudarte—dijo Taehyung a un lado mío. Él había insistido en acompañarnos y ahora agradecía en mi mente que no nos había dejado solas.
—Quiero kimchi y arroz blanco...—balbuceó Eunsoo.
No paraba de decir cosas sin sentido o quejarse y aquello empezaba a acabar con mi paciencia.
Entonces acepté la ayuda de Taehyung. Él la llevó de tras de su espalda con una facilidad impresionante, parecía que más bien cargaba una mochila con unos cuantos libros dentro, no a una chica de dieciocho años.
—¿Por qué no pides ayuda?—su mirada se mantuvo a la par con la mía.
Me encogí de hombros y sentí la tensión sobre mis hombros. Supongo que la respuesta es que estaba demasiado acostumbrada a hacer las cosas por mi sola.
—No quería molestarte pidiendo tu ayuda—dije sin parar de caminar.
—Pero puedes lastimarte—esta vez se giró a mirarme preocupado.
—No me pasó nada, no te preocupes.
Sonreí intentando aligerar la tensión en el ambiente.
—Ya había olvidado porque te decían "señorita terquedad"—soltó en tono burlón después de unos minutos caminando en silencio.
Habían pasado dos años desde que no me llamaba así. El apodo había crecido desde una vez en la que Taehyung escuchó a Olive, mi hermana discutiendo conmigo después de pedirle durante una hora que le preguntara a mamá si podía quedarme a ver una película con mis amigos, entre ellos Taehyung. Entonces ella me llamó «señorita terquedad» y desde ahí comenzaron a molestarme todos con ese apodo.
—Pensé que ya lo habías superado—dije de la misma manera que él—aparte sabes que no soy terca.
—Si como tú digas—contestó entre risas e hizo una larga pausa como si pensara lo que iba a decir—Lo siento por lo que pasó con Seyeol...
Fruncí el ceño confundida ¿Qué? ¿Como lo sabía? Él pareció haber notado la confusión en mi cara porque dijo:
—Seokjin me contó el día que te acompañó al concierto—me dijo al dejar a Eunsoo en una banca frente al hotel, se relamió los labios y pasó su mano por su cabello—pudiste habérmelo pedido a mi ¿lo sabes, verdad? Aún seguimos siendo amigos.
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Slash ©
Teen FictionElla es decidida, aunque en algunas situaciones de la vida como en el amor, se comporta de una manera completamente diferente a lo habitual. ¿Puede una chica estar enamorada de dos chicos al mismo tiempo? Obra registrada en Safe Creative. Código: 19...