Ambas limpiábamos el dormitorio; juntando papeles de recordatorios, letras de canciones nunca finalizadas, entre otras cosas. Después comenzamos a acomodar la ropa recién salida de la secadora, yo pasaba la ropa y Ryunji acomodaba las prendas en ganchos. Suspiré profundamente, tomé la blusa y la solté de nuevo en el canasto.
Ryunji se giró a mirarme y ahí fue cuando empezaron mis nervios. Para empezar era algo absurdo e innecesario ella no tendría la respuesta a mis problemas, era yo quien debía sacarme de quicio sola pensando una y otra vez a quien de los dos le daría un espacio en mi corazón y segundo, ¿A quien engaño? Necesito ayuda.
—Ayúdame—dije derrotada con lágrimas en los ojos.
No lloré pero estuve a punto. Estaba cansada de ese tonto problema. Si tuviera que explicar cómo me sentía diría que constantemente tenia la sensación que cargaba sacos de culpa sobre mi espalda y éstos pesaban mentalmente al igual que físicamente.
—¿Qué paso?—me tomó del hombro preocupada y me miró con sus cejas arqueadas—¿Estas bien? Sabes que puedes confiar en mí.
Eché la cabeza atrás y bajé el canasto de la silla.
—Tengo el mismo problema que tú tenías—ella abrió los ojos como platos, algo característico de Ryunji es que era muy curiosa—Me gustan dos chicos pero no se por cual decidirme, ambos son demasiado adorables y buenos, siempre me han tratado de lo mejor y yo no sé qué debo hacer...
Eso último lo dije sentándome sobre la silla como un trabajador después de una larga jornada, es decir tumbándome a la silla. En eso Ryunji comenzó a señalarme constantemente boquiabierta, sabía la respuesta.
—¡Lo acabas de decir!—soltó con sus brazos en jarras—Tienes la respuesta tu sola, ya lo dijiste.
Ella debió haber notado la confusión en mi rostro porque de inmediato dijo.
—Ahí lo tienes, te gusta la atención que te dan.
Nunca lo había pensado de esa manera. Me quedé esperando su explicación.
—Dices que ambos te tratan de lo mejor, entonces creo que tengo la respuesta a tu problema, debes olvidarlos, así de sencillo—levantó la mirada como si buscara las palabras exactas para decir—¡Ya se! tendrás una cita a ciegas.
—¿Cita? no, no necesito una cita Ryunji—dije cabizbaja—a lo mejor solo necesito hacer la lista esa que hiciste.
—No, no y no—dijo firme negando con la cabeza—tendrás una cita te guste o no.
—Bueno—dije encogiéndome de hombros.
Yo no quería una cita, aún menos a ciegas. Nunca sabes con qué desconocido te puedes encontrar ¿Qué tal si intenta secuestrarme? ¿Qué tal si es un loco? Bueno, aunque ella no me organizaría una cita así.
—¿La organizaras tu?—pregunté levantándome de la silla para continuar con lo que estábamos haciendo.
—No—contestó deliberadamente—Es una aplicación, es simple. Pones tus gustos y te enlaza con alguien que eres compatible.
—Entonces no lo haré—contesté pasándole un jean—¿Qué tal si es la cita más incómoda?
—Lo harás o les cuento a ambos tu secreto, así será más fácil que lo escojas porque no creo que a ninguno de los dos les guste la idea.
—¿Qué secreto?—pregunté más rápido de lo que pretendía hacer.
Repasé en mi mente la lista de las cosas que ella podría saber sobre mi pero no encontré nada lo suficiente vergonzoso para que lo usara de amenaza.
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Slash ©
Teen FictionElla es decidida, aunque en algunas situaciones de la vida como en el amor, se comporta de una manera completamente diferente a lo habitual. ¿Puede una chica estar enamorada de dos chicos al mismo tiempo? Obra registrada en Safe Creative. Código: 19...