Capítulo 19. Latidos de montaña rusa

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—Luego te cuento—le dije a Eunsoo cuando salimos de la clase, ella no había parado de preguntarme en donde había estado el día de ayer y eso comenzaba a desesperarme.

—Está bien—contestó antes de beber agua de su botella y despedirse.—¿Quieres que te acompañe?

Me limité a negar con la cabeza, necesitaba tiempo a solas para despejar mi mente.

—¿Estas segura?

—Sí—contesté.

—Está bien, adiós—se despidió y entonces la observé desaparecer a medida que caminaba por el pasillo.

No tenía la menor idea a donde iría pero, bueno es Eunsoo. Ella probablemente le hablaría a cualquier extraño y pasarían toda la tarde platicando de sus vidas.

Bufé cansada ¿Por qué yo no soy así? ¿Por qué no podía relajarme al igual que ella? Siempre termino sintiéndome de alguna manera culpable por mis acciones y esta no era la excepción. No tenía ningún tipo de relación con Seokjin, solo éramos amigos sin embargo la idea que él se enterará de mi beso con Taehyung me ponía los pelos de punta.

Me giré sobre mis tobillos y comencé a caminar por la escuela esperando encontrarme con Seokjin, le había enviado un mensaje para saber si nos podíamos ver. ¿Le debí haber puesto alguna carita en el mensaje para que no pensará que era algo serio? Tal vez pensara que soy una necesitada ¡agh! Pensé preocupada.

Me puse de puntillas para así lograr ampliar mi campo visual y entonces lo reconocí, estaba sentado en una de las bancas a unos cuantos metros de distancia de donde estaba. Me acerqué y cuando estuve frente a él, lo saludé con mi mano.

Lo inspeccioné con la mirada, llevaba su cabello un poco despeinado y una sudadera que lo hacia verse realmente adorable, entonces unas ganas inexplicables de abrazarlo crecieron dentro de mí. ¿Como decirlo en otras palabras? Seokjin era muy tierno.

Desafortunadamente estaba muy concentrado que no notó de mi presencia.

—Hola, ¿Te llegó mi mensaje?—dije formando una sonrisa con mis labios y tomé asiento a un lado suyo.

No obtuve respuesta alguna, por lo que decidí tocar levemente uno de sus hombros. Seokjin se tensó con mi tacto y guardó su celular dentro del bolsillo de su ropa antes de girar su vista hacia mí.

—Hola, recién lo voy viendo—dijo e hizo una sonrisa casi inexistente parpadeando lentamente—¿Necesitabas verme? ¿Pasó algo?

—Solo quería saber si querías ir a comer ¿Ya comiste?—pregunté acomodándome mi mochila sobre el hombro—hace días vi un restaurante y pensé que te podría gustar, solo esta a tres calles.

—¿Lo viste ayer?—preguntó, entonces la expresión de su cara fue inexpresiva.

Negué con la cabeza. Cómo quisiera poder leer tu mente, pensé.

—¿Qué te pareció la clase?—pregunté después de pensar en un tema de conversación.—Yo tuve problemas con los últimos pasos.

—Estuvo bien, salí cansado de mis brazos—contestó entre risas e hizo una larga pausa como si pensara lo que iba a decir.—ayer te llamé porque pensé que podíamos aprovechar la tarde, ya sabes salir a comer o algo parecido.

Slash ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora