La familia Meyer

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Por fin era el día del viaje, la emoción se sentía. Tenían que llegar al aeropuerto a las siete en punto para subir al avión a las ocho, los asientos estaban por parejas, pero últimamente la tensión está en el aire. Normalmente, Steve y Richard se sientan juntos, pero a como está la situación prefirieron no hacerlo ahora. Richard se sentó con Ralph, pero Steve no tenía con quien sentarse, no le importaba realmente, y estaba buscando un lugar vacío, hasta que escuchó que Benji Price lo llamó: -¡Hyuga!, ¡ven!.-
-¿Qué pasa?.-
-¿Aún no tienes asiento?.-
-No.-
-Vamos, siéntate aquí.-
-¿En... serio?.- Lo miró extrañado
-Sí.-
-Bueno.-
Todos miraban aquella extraña escena, Benji Price y Steve Hyuga compartiendo asientos e intercambiando palabras, algo de verdad inusual.
Richard miraba a escondidas al par que parecía estarla pasando bien, incluso estaban riendo, solo un poco.
-Richard...- Ralph le habló al portero quien estaba asomándose hacia los asientos de Steve y Benji -¿Qué... estás haciendo?.-
-¿Ehh?, n-nada, solo... me aseguro que no comiencen a pelear. Oliver me dijo que tuvieron varios choques cuando no estaba.-
-¿De qué hablas?, parece que están pasando un buen rato, es raro que Steve ría de esa manera, y más extraño aún que lo esté haciendo con Benji Price.-
Se mostraba claramente el rostro del portero de mucha irritación: -Como sea.- dijo para acomodarse correctamente en su lugar pues el avión estaba por despegar.
Una vez que el avión estaba en el aire, Richard miraba a Steve de reojo, estaba muy molesto, y lo que más le molestaba era la forma en la que conversaban, era muy inusual que Steve riera y lo estaba haciendo con Benji Price, la persona con la que pelea siempre.
-Richard, vamos, siéntate.- Ralph estaba intentando dormir y el portero no lo dejaba.
Ralph miró el rostro de Richard y reflejaba preocupación e irritación, era obvio que lo que lo causó fue ver a aquellos dos reír, incluso ya haberlos visto en una situación comprometedora, aumentaba las sospechas de Tex Tex quien empezaba creer que entre los dos había algo más.
-¿Y ahora?.- Dijo Steve.
-¿Qué pasa?.- contestó Benji.
-¿Por qué no estás con tu gran amigo Oliver Atom?.-
El portero recordó aquella mañana en la que había despertado en los brazos de Steve Hyuga y pronto se puso nervioso
-É-Él prefirió sentarse con Tom...-
-Oh, ya veo...-
-¿Y tú?, parecías muy ansioso de encontrarte con Tex Tex y ahora parece que están enojados, creí que te la pasarías con él y con Ralph todo el viaje.-
-...Hmmm... Ralph es un tonto...-
-Ja... ¿y qué me dices de Richard?, ¿lo encontraste el otro día?.-
-Pues claro.-
-¿Pudiste hablar con él?, ¿qué era lo que tenía?, todos dicen que estaba en depresión.-
-¿Depresión?.-
-Sí... pensé que sabrías porque son mejores amigos, ¿no?.- Lo mira extrañado.
-No, no lo sabía...- Steve parecía estar muy enojado -¿Sabes qué?, dormiré para que se pasé más rápido.-
-Está bien, duerme. Usa mi hombro, si quieres.- Lo dice en un tono burlón, pero grande fue su sorpresa al sentir la cabeza de Steve Hyuga precisamente en su hombro.
-¿Q-q-qué haces?.- Estaba completamente roja la cara del portero.
-Tú dijiste que podía dormir así, ¿no?.-
-...C-como sea...-
Oliver, al igual que Richard, estaba pendiente de cada movimiento del par y al ver esa escena siente una extraña presión en su pecho. Se sienta de manera correcta y en su rostro se veía preocupación.
-Oliver... ¿estás bien?.- Tom preguntó --¿Qué te pasa?.-
-Nada, amigo.-
-¿Seguro?.-
-...Sí.-
Steve ya estaba profundamente dormido, pero Benji no podía cerrar los ojos pues estaba muy nervioso.
-¡Miren nada más!.- Bruce quien estaba un asiento adelante de Steve y Benji sacó su cámara. -¡Esta foto va para el recuerdo!.-
-¡No te atrevas maldito!.- Benji no podía hacer nada al respecto, no quería despertar a Hyuga.
-Se ven... hermosos.- Bruce sacó la foto y comenzó a reír.
-¡Bruce!.- Gritó Armand. -¡Pásame la foto cuando lleguemos!.-
-¡A mi también!.- Andy gritó también.
-¡Amigos! ¡Amigos! ¡Habrá foto para todos!.- Bruce rió fuertemente.
-Te vas a arrepentir, Bruce.- Benji estaba muy avergonzado, su cara estaba completamente roja.
-Como digas.-
Así pasaron diez horas de viaje y por fin llegaron a Suecia, habían llegado a las once de la noche según el horario de Suecia, mientras que en Japón eran las seis de la tarde; un empleado de la familia Meyer estaba esperando al equipo japonés. Fueron subidos a un gran camión, muy lujoso, para que llegaran a la mansión. Cuando llegaron solo podían admirar el gran edificio, era muy amplio, aunque no se podía ver más allá de eso ya que ya era tarde y llovía bastante.
Los recibieron como si se tratase de príncipes, cuando entraron a la sala principal se toparon con tres sonrientes personas.
-¡Buenas noches, muchachos!.- Habló la persona más grande de la habitación, el señor Michael Meyer, dueño de todo el lugar y de la Fundación Meyer.
-Pasen, pasen, son bienvenidos a nuestro hogar.- prosiguió la mujer que se encontraba ahí, esposa de Michael Meyer,  Sabine Meyer.
-Muchas gracias.- Los japoneses hicieron su reverencia en señal de agradecimiento.
-Eh...-despeja su garganta -¿Podrían esperar solo un poco?.- Interfirió el muchacho que acompañaba a los esposos Meyer, Jan Castelli -Tomen asiento, en un momento arreglamos todo.-
-¡No se preocupe!.- contestó el entrenador.
Discretamente, Jan aparta a la pareja de la sala para hablar con ellos.
-¿Qué es lo que pasa, Jan?.- preguntó Michael.
-Es que... aún no llega.-
-¿A dónde fue ahora?.- El señor se mostraba molesto.
-Dijo que saldría a comprar algunas cosas, pero no ha regresado.-
-De verdad que ya no sé qué hacer, me saldré de mis casillas.- Michael frotó su frente.
-Podemos ofrecerles algo de comer.- Sugirió Sabine. -Jan, invítalos a que vean la casa.-
-Bien.-
El muchacho entró de vuelta a la sala.   -Muchachos, pueden observar la casa, estamos esperando a quien organiza, no tarda en llegar.- Los chicos se acercaron a ver los cuadros que habían en aquella sala, estaban asombrados todo era muy elegante. Mientras todos observaban, Richard miraba de reojo a Steve y a Benji: ~Aah... ¿por qué está pegado a Steve.~ Pensaba el portero.
Mientras todos los demás observaban admirados aquella hermosa mansión, Bruce solo podía pensar en comida:
-Tengo hambre.- dijo Bruce.
-¿Hambre?.- preguntó Tom.
-Sí... ¿dónde estará la cocina?.-
-No lo sé.-
-Iré a echar un vistazo.- En el descuido de todos, Bruce sale de la sala en busca de la cocina.
-¡Bruce!.- Tom persigue a Bruce.
-Ven Tom, somos huéspedes.-
-Precisamente por eso no debemos confiarnos.-
-¿Qué?, cállate y vamos.-
Entran a la cocina y ven que hay muchos bocadillos que, obviamente, eran para el equipo japonés.
-Woooooaaaaah.- exclamó Bruce.
De pronto las luces de la casa se apagan, era un apagón a causa de la tormenta.
-T-Tom ¿dónde estás?.-
-Justo aquí, tomando tu mano.-
-...No es mi mano.-
Un grito muy fuerte alarma a todos los demás, la luz regresó y todos acudieron a la cocina: -¿Qué pasa aquí?.- Preguntó exaltado Michael. -¡Caroline!.-
-¿C-C-C-Caroline?.- A Bruce se le había salido el alma.
-Me disculpo, por asustarlos,- mira a Tom -Y por tomar tu mano, sin permiso.-
-Ah... jaja... no te preocupes.-
-¿Dónde estabas, Caroline?, es de mala educación dejar esperando a tus invitados.- Sabine regañaba a Caroline.
-Una disculpa.- hizo una reverencia. -Yo, soy Caroline Meyer, un gusto en conocerlos.- comenzó a estrechar las manos de todos.
-A-ah... yo soy Bru.- intervino Caroline.
-Bruce Harper, lo sé. Conozco sus nombres a la perfección.-
La chica era alguien de verdad extraño, parecía un chico ya que no tenía una figura muy marcada, usaba lentes, su cabello era oscuro y muy corto, sus ojos eran oscuros también, sus cejas rectas y muy cerca de sus ojos por lo que parecía estar frunciendo el seño, era una chica promedio, y muy simple.
-Bien, mañana se hará el sorteo para los juegos. Y por ahora vamos a acomodarlos en sus habitaciones.- Caroline era la organizadora del torneo.    -Solo que... tenemos un pequeño problema. Varias habitaciones están en remodelación por lo que solo tenemos 12, justamente para pares. Lo que pasa es que, de las 12 habitaciones, 3 tienen solo un cama.-
-¡No se preocupe por eso!.- dijo el entrenador.
-No quisiera hacerlos domir en una misma cama, si ya de por si dormir en un mismo cuarto era algo inapropiado.-
-Son chicos, no pasará nada, además son muy amigos. Por ejemplo, no habrá problema con los hermanos Korioto, ¿verdad?.-
-No, está bien.- respondieron los Korioto.
-¡Oliver y Benji! ¡También son los mejores amigos!, ¿está bien?.-
-¿E...h?... sí...- Oliver rascó su cabeza.
-¿Benji?.-
-...Sí.-
-¿A quién más pondremos?.-
-Richard y Steve son buenos amigos.- sugirió Andy.
-¡Cierto!.-
-¿C-cómo dice?.- Habló Richard.
-Están de acuerdo, ¿verdad?.- El entrenador tenía escrito en sus ojos "digan que sí".
-Por mi está bien.- Dijo Steve.
-E-estoy de acuerdo, también.-
-¡Bien! Hermanos Korioto, Oliver, Benji, Steve y Richard acompáñenme, los llevaré a su habitación.- Caroline caminó hacia un largo pasillo. -Castelli los llevará a los demás a sus habitaciones.-
Mientras caminaban, observaban ese pasillo tan elegante, lleno de adornos dorados, un verdadero palacio.
-Pueden hacer preguntas, si quieren.- dijo Caroline.
-¿Cuál era tu nombre? ¿Carlos?.-
-¡Steve!.- Gritó Oliver.
-¿Carlos?.- Caroline ríe. -Caroline Meyer, mucho gusto.-
-¿Caroline?... una disculpa.-
-No te preocupes, Steve.-
-¿Alguna otra cosa?.-
-¿Cuántos años tienes?.- preguntó Benji.
-16 años.-
-Qué joven.- exclamó Oliver.
-Chicos, ¿de verdad no les incomoda dormir juntos?.-
-No.- Los Korioto interfirieron.
-Bueno, sé que ustedes son hermanos... pero he visto series en donde, a pesar de ser chicos... y amigos...pues... ya saben... pasan... "cosas"...-
Interrumpe Steve: Pues, ¿qué clase de series ves?.-
-¡Es broma! ¡es broma!.- La chica suelta una carcajada -Es solo que, no quiero que se sientan incómodos, ¿entienden?.-
-No hay problema.- prosiguió Richard.
-Los juegos empiezan hasta pasado mañana, así que descansen por hoy, sé que es difícil por el cambio de horario, pero traten de dormir un poco. Mañana les daré un paseo por la ciudad y si quieren, les enseño mi casa.-
-Muchas gracias, señorita Meyer.- Dijo Richard.
-Díganme Caroline.-
Llegaron a la primera habitación. -Chicos Korioto, de verdad es un placer conocerlos y gracias por darme un poco se su tiempo. Aquí es su habitación, descansen.-
-¡Muchas gracias!.-
La segunda habitación estaba a solo unos pasos y era para Oliver y Benji:
-Muchachos, esta es su habitación, espero que duerman cómodamente.-
-Le agradecemos.-
Siguieron caminando más, la última habitación estaba muy alejada de las demás. -Emmm... lo siento, está un poco lejos su habitación... pero cuéntenme un poco de su amistad.-
-¿Nuestra...- Habló Richard.
-...Amistad?- siguió Steve.
-Sí.-
~Creo que es el peor momento para preguntar sobre eso.~ Pensaba Steve.
-Desde la primaria... en los torneos de Japón, nos enfrentamos contra el equipo de Oliver.- Intervino Richard.
-Woah, ¿en serio? Amigos de infancia, quisiera tener uno.- siguieron caminando un poco más hasta que llegaron a una extraña habitación. -Oh, aquí es.-
-M-muchas gracias.- dijo Richard.
-Gracias por aceptar estas condiciones.-
-No se preocupe.- prosiguió Richard.
-Descansen.-
La situación no podía ponerse aún más incómoda, los dos se preguntaban porqué el universo estaba en su contra. Era el peor momento para compartir habitación y peor aún, compartir una cama.
-Ermmm... Steve... ¿qué lado prefieres?.-
-Dormiré en el sillón.-
-¿Qué?, ¿por qué?.-
-No estamos... precisamente en lo mejores términos, han pasado algunas cosas y no quiero obligarte a dormir con la persona que odias.-
-¿Sigues con eso?, ya te expliqué, ¿no?.-
-No me queda muy claro, porque además de escuchar de ti que me odias, me lo demuestras a cada momento.-
-¿Qué dices?, yo traté de arreglar las cosas y tú no quisiste escuchar.-
-No tiene sentido lo que dijiste, no entiendo porqué sería esa tu reacción, no me dijiste qué fue lo que Ralph te dijo y que hizo que te molestaras.-
-Y yo te dije que olvides esa plática, no tiene caso que la tengas en mente. Tú fuiste el que empezó a evitarme desde un principio... ¿no serías tú quien parece odiarme?.-
-¡Ja!, tuviste la confianza de decirle a todos que estabas pasándola mal.-
-¿De qué hablas?.-
-Todos saben que tuviste depresión y yo no, fui el último en enterarme y se supone que somos amigos.-
-Steve... te lo iba a contar todo, de verdad. Te llamé un día antes de regresar pero no contestaste y- Steve interrumpe.
-Estoy cansado, ¿sabes?, tomaré un baño, y me dormiré.- Tomó sus cosas y se metió al baño. Richard se quedó en la orilla de la cama sentado pensando en todo lo que siente por Steve y no pudo evitar las lágrimas...

¿Qué nos está pasando? 《Captain Tsubasa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora