La cámara

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El sonido de la puerta rompió el silencio de la habitación. Los ojos de Steve y Richard se quedaron estáticos, mirándose el uno al otro, se pudieron dar cuenta de lo que estuvieron por hacer. Los dos mostraban tanto asombro pues, claro está que los amigos no pueden tener ese tipo de acercamientos. Aún seguían cerca, pero, otro golpe a la puerta hace que se separen rápidamente. Richard se quedó justo ahí, pensando en lo que acababa de pasar, y Steve atendió a la puerta.
-A-Andy, Armand, ¿pasa algo?-
-El entrenador nos pidió que viniéramos a decirles que el entrenamiento de mañana será a las diez de la mañana.- habló Andy.
-Ah... sí, b-bien, gracias.-
-Le avisas a Richard.- dijo Armand.
-Sí...-
-Nos vemos.-
-Adiós...-
Steve cerró la puerta y se quedò mirando hacia esta. ~¿Qué...? ¡¿Qué carajos hice?!, ¡¿ahora como demonios le explicaré a Richard esta situación?!~. El silencio aún estaba presente, y era lo más incòmodo que habìan sentido jamás.
-...R...Richard... escuch-
-No Steve, escúchame tú esta vez.- El portero volteó hacia Steve, su mirada expresaba muchos sentimientos, el tigre se asustó al mirarlo. -Yo de verdad no te entiendo, actúas tan raro todo el tiempo. Ayer te fuiste así de la reunión y no me dijiste ninguna palabra acerca de eso, ¿en serio esperas explicaciones mias? Dime de una buena vez, ¿qué es lo que quieres?-
-R-Richard, tú tampoco eres sincero conmigo. Hablaste de alguien que te gusta... y yo...- Steve notó que parecía un reproche, como si Richard tuviera que explicar algo, sonaba como un novio celoso.
-¿...Tú...?, ¿tú qué?, ¿por qué me reclamas por algo así?-
-B-bueno, no me haz explicado sobre esa mujer, me dices y dices que la señorita Meyer es tu amiga, pero eso no fue lo que mis ojos vieron.-
-¿Qué?, ¿estás escuchándote?, ¿Y si así fuera?, ¿qué harías si me gustara Caroline?, ¡¿Desde cuando los amigos deben darse explicaciones de ese tipo?!-
Hyuga no podía responder a nada de lo que Richard estaba diciendo, después de todo, tenía razón, él no tenía derecho a ninguna explicación.
-¿a ti te gusta Caroline?- preguntó Richard decidido.
-¡N-no!, ¿cómo podría?, apenas la conozco...-
-Es lo mismo para mi. Tenemos días de conocernos, Steve. Parece que estás celoso de algo, pero sinceramente, no puedo imaginar qué es.-
-¡Y-yo...!-
-No, retiro lo dicho, Steve. ¿Sabes?, puede que parezca un disparate mio... pero no encuentro otra explicación a tu comportamiento... ¿Será... que estás celoso por mi?-
-¡¿E-eh?!, ¡¿de qué rayos hablas?!-
-En otras palabras, yo te gusto, ¿no es así?-
-¡¡No digas tonterías!!, ¡¡¿Cómo puedes pensar algo así?!!, ¡¿dos hombres actuando de esa manera?!, ¡IMPOSIBLE!- Steve abrió la puerta.
-¿A dónde vas?-
-¡Esta noche dormiré con Ralph!, ¡contigo no puedo!- Steve sale de la habitación, regalando un fuerte ruido cuando cerró la puerta.
~Mi... mi pecho duele tanto... ¿cómo puedes romper mi corazón con tanta facilidad, Steve...?~
La mañana llegó, todos despertaron muy temprano. Ahora era el turno de Japón de demostrar su habilidad en la cancha. Ese día el desayuno era temprano, pues el entrenamiento era en la mañana. Todos llegaron al comedor, había un gran buffette, y mientras todos interactuaban, se servían lo que querían.
Steve ya estaba sirviendose, y por el descuido, su hombro choca con el de Richard.
-Disculpa...me.- Hyuga notó que había chocado con la persona a la que, desde la noche, pensaba evitar. Pronto sus miradas chocaron y Steve la desvió muy rápido.
-Buenos días, Steve.-
-...B-Buenos días...Richard.-
-¿Qué te pasa?, ¿estás nervioso por el partido o algo así?-
-¿Nervioso?, para nada.-
-Entonces, supongo que fue por cómo dormiste anoche. Seguro que la cama de Ralph era pequeña.-
-¿Qué?, dormì como un bebé. Y mejor porque no dormí incómodo.-
-¿De verdad?-
-Sí, hombre.-
Richard se acercó al oído de Steve y le susurro: -Seguro extrañaste mi calor.-
-¿E-e-eh...?-
Richard se va hacia donde Ralph.
Tocándose la oreja, Steve seguía sorprendido, donde un gran sonrojo se podía notar.

El equipo Nipón se disupuso a entrenar después del desayuno. Estaban nerviosos por el encuentro de ese día.
Caroline Meyer y Jan Castelli se quedaron tomando el té en la cocina, desde ahí se podía ver el campo de fútbol.
-Castelli...-
Jan mira a Caroline: -¿Sí?-
-Creo que... al portero Richard no le gustan las chicas.-
-¿Qué?, ¿de dónde sacas una conclusión así de precipitada?... de veras que estás loca.-
-No, yo ayer me dí cuenta de eso...-
-Y dime tú, ¿cómo lo hiciste?-
-Ayer noté que el portero se quedó solo en el comedor y estaba distraído. Entonces, me acerqué, le pregunté sobre lo que le pasaba, él no quería decirme nada, pero después me hablò de alguien que le gusta, sin embargo, no puede confesarse porque son amigos de la infancia y si esa persona no tenía los mismos sentimientos por él, eso cambiaría su relación, sería realmente incómodo.-
-¿...Qué más?-
-Principalmente, asumí que la persona que le gusta es mujer, yo pregunté sobre esa "chica", y él se puso extraño, dijo algo así: "Ah... sí, chica".-
-¿Eso es todo?-
-No, no. Después él me habló sobre "ella", y cuando lo hacía lo cambiaba por "él", ¿entiendes?, como que, se entusiasmaba hablando de la persona y se le olvidaba, cosas como: "él es obstinado, pero es increíble". Pero habìa veces en las que se daba cuenta y volvía a referirse a esa persona como "ella"...-
-¿Te dijo su nombre?-
-Stella.-
-Suenas como una loca total. Tan loco como si él se inventara ese nombre de "Stella", para decir que está enamorado de su amigo Steve Hyuga.-
La expresión de Caroline expresaba todo lo que quería decir y no podía, como si hubiera sido un gran descubrimiento.
-E... ¡ERES UN MALDITO GENIO!-
-¡Oye!, ¡Cálmate!-
-¡CASTELLI!... Esto es... increíble.-
-¡Yo estaba bromeando!-
-¡Lo pensé toda la noche!, ¿que a Richard le gustaba una chica?, ¡MIS NAL-!
-¡CAROLINE!, ¡CÁLLATE DE UNA VEZ!-
-Yo... tengo que hacer algo...-
-¿Qué es lo que harás exactamente?-
-No... lo sé... siento que tengo un pendiente...-
-Escucha... no se te ocurra hacer ningún movimiento estúpido, no sabes si eso es real, y si lo fuera, ¿qué pasaría si Steve Hyuga no siente lo mismo?, el portero saldría herido. No es un problema tuyo, ¿sí?-
Caroline suelta un gran suspiro: -Es que... de verdad siento una presión en mi pecho... como si algo quisiera salir...-
-Te prohíbo que hables con cualquiera de los dos este día.-
-¡¿Qué?!, ¡¿y tú quién eres para...?!-
-Si lo haces, les diré a tus padres sobre esta situación, seguro que los japoneses estarán indignados de saber sobre algo así.-
-...Está bien.-
-Vamos, ve a hacer algo productivo.-
-Tú también deberías hacerlo.-
-¿De qué hablas?, tengo que preparar todo para la fiesta, de hecho, ya estoy muy atrasado. Recuerda que la comida es a las tres de la tarde, y el partido a las cinco. ¿Llegó el vestido que te mandé a hacer?-
-Sí...-
-A las siete, las maquillistas estarán en tu habitación para arreglarte. No se te ocurra llegar tarde.-
-Bien...-
Ya eran las tres de la tarde y todos se reunieron a la mesa. Estaban ansiosos, hablaban sobre el partido de ese día. También de las alineaciones y del clima, ese día había nubes, aunque aún estaban algo dispersas, parecía que más tarde llovería, el clima estaba un tanto húmedo.
-Bien muchachos, parece ser que esta será nuestra última comida juntos, ya que mañana partirán muy temprano, ¿no es así?. Pasaron tantas cosas estos últimos cinco días, pude conocer su cultura a fondo, además, siempre quise conocer a la selección de Japón, soy gran admiradora suya. En fin. Espero que hayan pasado un gran rato aquí en Suecia, una disculpa por lo de las habitaciones. Les deseo la mejor de la suertes en el juego de hoy. Los espero hoy en la noche para la gran celebración. Si terminaron, pueden retirarse.-
-¡Muchas gracias!- Los japoneses se retiraron de la mesa. Es tiempo de irse a cambiar, solo falta una hora para que el partido comience.
El equipo estaba en los vestidores cambiándose, esperaban que el entrenador y director técnico les diera indicaciones y también la alineación.
-Muchachos, de hoy depende el cómo nos verá el mundo, tienen que dar todo de ustedes para que este día consigamos la victoria.- El entrenador mira hacia sus apuntes. -Bien, la alineación será...- Después de que se dieran las alineaciones, todos se dirigieron al campo a hacer el calentamiento de siempre antes de un partido.
Ya estaban listos, cada uno en su posición, los jugadores que estaban en la banca apoyaban a los demás, y se dio inicio. Como siempre, el juego estaba encabezado por Oliver Atom, el gran maestro del fútbol. La afición se volvía loca. El juego estaba siendo complicado para los dos equipos, realmente estaban jugando con todo. Pero, como se esperaba, gracias a las grandes jugadas, pases precisos y juego en equipo, el equipo japonés por fin ganó el partido, y con eso se cerró la etapa de juegos amistosos en Suecia. Ya llegaba la hora de la fiesta en la mansión. Alistaron su mejor trajes y se dispusieron a tomar un baño.
A las siete y media los banquetes estaban llegando, mesas y sillas bien decoradas, luces que hacían al lugar muy colorido. La comida sería adentro de la mansión ya que ese día se prevían lluvias fuertes; y como se dijo, después del partido comenzó a llover.
Los muchachos estaban en sus habitaciones bañándose. Steve se armó de valor y fue para su habitación, ahí tenía sus ropas, además, tenía que bañarse también. Realmente estaba nervioso pues no quería ver a Richard. Había tantas razones para no querer encontrarselo; primero estaba el asunto de la noche pasada, el impulso le ganó, actuó como alguien celoso y casi comete el ligero error de besar a su amigo; después, la pregunta que Tex Tex le hizo: "Yo te gusto, ¿no es así?", no lo culpaba, le ha dado tantos motivos para creer eso, y tampoco es que Richard estuviera equivocado pensando de esa manera; y por último, pero no menos importante, lo que sucedió en la mañana, jamás creyó que algo así pasaría, la actitud de Richard, a opinión de Steve, muy asertiva, de verdad lo confundió. Aún podía sentir la respiración de Richard en su oído, lo que lo hacía tener escalofríos, añadiéndole la ambigua frase: "Seguro extrañaste mi calor". Tantas cosas rondaban en su mente mientras caminaba hacia su cuarto, y llegó. Se quedó pensativo antes de abrir la puerta, dudando aún. ~Bien, aquí voy...~.
Acercó, con titubeo, su mano a la manija, estaba por tomarla y abrir, pero antes la abre Richard desde adentro de la habitación, quedando frente a frente, no se pudo evitar el contacto visual, y después de pocos segundos, Steve desvía su mirada. Richard no puede evitar sonreír de una manera pícara.
-Así que... volviste a mi.-
Las palabras del portero exaltan a Steve, lo que le provoca un sonrojo.
-¿Q-Qué?, v-vamos, muévete, tengo que entrar a cambiarme.-
Steve de verdad notaba a Richard muy raro, ¿qué le pasa?, el portero suele ser amable y muy reservado, ahora parece que estuviera coqueteando.
~¿Qué rayos le pasa?... no sé qué es lo que quiere lograr actuando de esta manera...~ Steve buscaba entre sus cosas.
Hyuga aclara su garganta: -Em...  me bañaré primero, si no te molesta.-
-No, no. Adelante.-
-Bien, gracias.-
-¿Quieres que lave tu espalda?- Richard lo dice picaramente.
Steve se molesta, pero se pone nervioso a la vez, lo ignora y se mete al baño.
Mientras Hyuga lavaba su cabello, no había otra cosa en su mente más que su amigo de infancia. ~En serio... ¿por qué está así de extraño?... él suele callarse cuando le molesta algo, siempre era yo quien lo enfrentaba cuando él huía del problema, pero ahora, parece que no está satisfecho con las respuestas que le dí ayer, jamás había visto ese lado de Richard... me... asusta...~

¿Qué nos está pasando? 《Captain Tsubasa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora