CAPITULO 1- Juntos hasta el final

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Mi mamá solía decirme que evitara decir las palabras "siempre y nunca" ya que son radicales y difíciles de cumplir. Y tenía razón, yo no me veía dándoles unos azotes a mis hijos y aquí estoy, aunque me siento un poquito mal por hacer llorar a Gabriel, a la vez siento que hice lo correcto y que él no volverá a salir corriendo.

Samuel y yo estuvimos dándole vueltas a decidir qué cosas ameritaban o no unos azotes. Para nosotros ninguna travesura era digna de un castigo de esos, pero si lo medimos con los parámetros de nuestros padres, toda travesura merece unos azotes.

Estuvimos pensándolo muy detenidamente y también mirándolo a futuro y decidimos que solo 2 grandes ofensas eran meritorias para este tipo de castigos:

1. Travesuras en dónde la vida de nuestros hijos corriera peligro (como lo de salir corriendo en el parque)

2. Las mentiras. (Basándonos en que nuestros hijos ahora nos dicen la verdad y nosotros haremos todo lo posible porque continúe así. Estamos abiertos al diálogo con el fin de que no nos digan mentiras de ningún tipo. Vamos a ver en un futuro cómo nos va con esta segunda regla.)

Al día siguiente mientras desayunábamos les preguntamos. – Saben por qué papá y mamá les hicieron pam pam ayer? – Gabriel y Valentina se miraron y luego Valentina nos respondió – Porque no querían que siguiéramos jugando? Yo sentí unas ganas inmensas de reírme de la ternura de mi hija, pero me las aguanté y le contesté de una manera tierna pero firme para que viera que estaba hablando muy en serio. - No mi vida! Nunca les haríamos pam pam por eso; papá y yo les hicimos pam pam ayer porque salieron corriendo solitos y un carro les pudo hacer mucho daño. Y quiero que me pongan atención a esto. Si vuelven a hacer algo parecido, papá y yo les volvemos a hacer pam pam, ¿entendido? Mis hijos me miraron con mucha atención y abrieron su boquita en forma de ¡ohhhh! Y asintieron al mismo tiempo.

Samuel que estuvo un poco al margen, pero pendiente de todo lo que estaba ocurriendo dijo- Quiero una respuesta niños. Los niños lo voltearon mirar y respondieron en un perfecto coro – Síííí papiiiii y corrieron a darle un abrazo y luego hicieron lo mismo conmigo. Cómo no querer a este dúo de travesuras. Soy la mamá más feliz del planeta.

Había pasado algo más de 2 semanas de nuestra charla estableciendo reglas cuando Esperanza (nuestra ama de llaves y niñera) contesta una llamada y luego busca a mi esposo. - Don Samuel, que pena interrumpir, pero tiene una llamada. - de quién? Pregunto curiosa por la cara de sorpresa e inquietud que puso Esperanza. -Me dicen que es de Bienestar social contestó. Yo inmediatamente volteé a mirar a Samuel que estaba muy confundido, con cara de interrogación, él no me dijo nada y se fue al estudio a contestar.

Colgó y se acercó a la sala dónde yo estaba sentada, algo ansioso y muy pálido. - Samu, ¿qué te pasa? le pregunto viéndolo a los ojos. Él bajó su mirada al piso y en vez de contestarme se alejó hacia el jardín muy pensativo. En ese momento no sabía qué pensar, pero le di el espacio que pedía a gritos, más tarde trataría de hablar con él.

-Samuel qué ocurre? Le pregunté un poco más seria porque después de la llamada no había dicho nada y ya estaba oscureciendo. Afortunadamente los niños no tenían clase ese día y se los había llevado mi hermana desde temprano e iban a pasar la noche con ella, lo que nos dio intimidad para hablar de la misteriosa llamada.

Me miró con la misma cara que hacen mis hijos después de hacer una travesura y comenzó a balbucear –Yoooo, este... la llamada.... Uhm.... Es qué... Uhmm...Y nuevamente miró al piso como si la baldosa fuera lo más interesante en ese momento.

- ¿A ver Samuel, ya me estoy impacientado... de quién era la misteriosa llamada y qué quería? ¿De verdad era de Bienestar social? Él levantó la mirada, me miró con mucha ternura y tristeza a la vez me tomó de la mano y me pidió que me sentara. Lo hice inmediatamente y él empezó a hablar. – Sí si era de bienestar social los que me llamaron esta tarde. Te lo voy a contar todo, sin omitir detalle, pero por favor lo único que te pido es que me escuches hasta el final y luego tomes una decisión. Yo sentí más con curiosidad que otra cosa. ¿Qué será lo que quiere que decida? Me pregunté mentalmente antes de que comenzara con su relato.

Samuel Pov

Después de recibir la llamada me quedé congelado un par de minutos, caminé a la sala donde Aleja estaba, pero no fui capaz de decirle nada, en lugar de eso caminé al jardín y me dejé llevar por mis pensamientos. Recordé como fue que me conocí con ella, como nos enamoramos, cuándo nos casamos, las formas tan originales que tuvo para decirme que iba a ser papá y lo feliz que fui entonces. Y ahora estaba a punto de echar todo eso por la borda, porque estaba seguro de que después de que habláramos, ¡nuestro matrimonio se acabaría! ¿O no? ¿Será que tendría otra oportunidad? Solo había una forma de saberlo, así que me armé de valor y fui a su encuentro.

-Samuel qué ocurre? Me preguntó un poco seria, yo al verla comencé a balbucear y bajé la mirada, ya que no era capaz de sostenérsela porque me sentía culpable.

- ¿A ver Samuel, ya me estoy impacientado... de quién era la misteriosa llamada y qué quería? ¿De verdad era de Bienestar social? Me preguntó ella mirándome firmemente con la ceja levantada. Yo la miré con un poco de tristeza, ya que cabía la posibilidad de que al final de nuestra conversación me pidiera el divorcio y yo no la podía culpar. La tomé de la mano, la invité que se sentara, tomé una gran respiración y comencé a hablar... aclarándole que sí era de Bienestar social la llamada, pero pidiéndole que me dejara hablar hasta el final antes de tomar una decisión. Ella me miró sorprendida y asintió lo que me dio luz verde para continuar con mi relato.

-Como te dije antes, la llamada si fue de Bienestar social y lo que quieren es que vaya al ancianato "Hogar del buen Consejo" dónde está la señora Sandra Serrano, la mamá de Melissa Serrano, una antigua novia que tuve en la universidad. – Y qué tiene que ver esa señora contigo ahora? Me preguntó curiosa. -Me dijeron que ella se encontraba mal de salud, y que tenía una carta para mí, Le contesté.

Ella se quedó mirando al infinito como meditando lo que le dije y al final me miró y preguntó. - ¿Pero, eso no es todo lo que te dijeron verdad? Negué con la cabeza, respiré profundo y continué. – Me dijeron que la señora Sandra los llamó hace como 3 semanas dado que se encuentra muy mal de salud y que como no tiene más familiares, necesitaba que alguien se hiciera cargo de sus nietos. Bienestar fue hasta a su casa y como la vieron tan enferma se la llevaron a ese hogar geriátrico y se llevaron a los niños para uno de sus centros de acogida. Sin embargo, doña Sandra les pidió el favor de que me contactaran, ya que ella no tenía cómo hacerlo pues no tenía ningún dato mío, y que me dijeran que la fuera a buscar porque tenía algo para mí. Que por lo que ellos creían esos niños tenían que ver conmigo, pero no estaban del todo seguros, que lo mejor era que fuera a hablar con doña Sandra a ver qué era lo que me tenía que decir.

Luego de que concluí mi relato voltee a mirar a Alejandra quién a su vez me estaba mirando muy intensamente. -Algo para ti? ¿Una carta? ¿Nietos? ¿De qué se trata todo esto Samuel? ¿Vas a ir? Me preguntó Alejandra haciendo una pregunta tras otra cambiando su cara de sorpresa a molestia y de molestia a interrogante.

Bajé la mirada y me quedé pensando en la última pregunta formulada. ¿Voy a ir? Después de tanto tiempo volverme a encontrar con Sandra la madre de mi gran amor de juventud. -No lo sé, no sé lo que tengo que hacer- Le respondí más para mis adentros que para ella, pero igual alcanzó a escuchar. -¿No lo sabes Samuel, a qué le tienes miedo? Me preguntó de la forma más tierna y maternal que pudo. - Hace tanto tiempo que no sé ni de doña Sandra, ni de Melissa y que ahora me vengan a llamar de Bienestar Social me parece tan irreal, tan raro que no sé qué pensar...

Alejandra Pov

Cuando Samuel concluyó su relato mil cosas se me vinieron a la cabeza, "antiguo amor, exsuegra, nietos ¡NIETOS! Y luego lo bombardee con preguntas una detrás de la otra - ¿Algo para ti? ¿Una carta? ¿Nietos? ¿De qué se trata todo esto Samuel? ¿Vas a ir? Él enseguida bajó la mirada y se perdió en sus pensamientos y luego dijo casi inaudible que no sabía lo que tenía que hacer. Ahí intuí que lo que pasaba era que Samuel estaba muy asustado. No sé a qué le tenía miedo, por lo que se lo pregunté, pero su respuesta me dejó en las mismas. Así que decidí que fuera lo que fuera no lo iba a dejar solo e iríamos ambos hasta el final.

Lo observé con ternura y parecía un perrito muy asustado, lo abracé muy fuerte y le susurré al oído -Vamos mañana a ver qué es lo que esa tal doña Sandra nos tiene que decir, y a partir de ahí miramos JUNTOS, qué camino tomar.

Él se separó un poco para mirarme a los ojos y preguntarme, cómo si no hubiera oído correctamente - ¿Juntos Aleja? ¿No importa lo que pase o diga esa señora? -No mi amor no importa lo que diga esa señora juntos lo resolveremos. Le dije con toda convicción. A él se le quitó un peso de encima, lo sé. Vamos a ver que nos deparará el futuro.

Mi Vida, Mi Fortuna, Mi TesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora