CAPITULO 19- Abuela, no mamá (parte 2)

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SAMUEL POV

Nos levantamos de la cama y mientras Aleja hacía el desayuno, yo fui a despertar a los niños, no fue una tarea fácil porque ninguno se quería levantar por lo que los –"5 minutos más", "Un poquito más", "Yo no quiero ir al cole" y la más recurrente de entre los mayores, "Por qué me tengo que levantar si no voy a ir al colegio" Me lo decían sin parar. Así que, entre suspiro, mimo y una que otra miradita un poco seria, hice que todos se levantaran y se fueran a alistar, mientras tanto yo fui a hacer lo mismo.

Ya cuando todos estuvimos listos, pasé a desayunar, los niños pasaron no muy conformes, por haberlos levantado temprano, sin embargo, apenas vieron que el desayuno eran pancakes, se les olvidó lo "inhumano" que fui por haberlos sacado de sus cómodas camitas. Terminamos de desayunar y apuré a mis hijos menores para poder salir al paradero a esperar el bus del colegio. Mientras tanto los mayores se alistaban para empezar a estudiar.

Llegué del paradero y ya Esperanza estaba en la casa, recogiendo la loza del desayuno, mis hijos estaban ya estudiando mientras Alejandra estaba hablando por teléfono con la oficina. Aunque todavía faltaban 2 semana para que nos reintegráramos a nuestras labores, era común que nos llamaran para ayudarles a solucionar pequeños problemas que se presentaban.

Yo estuve ayudándole a Julieta con un cuestionario y a Nicolás con otro. A eso de las 10am, Esperanza les llevó algo de merendar a los niños, los cuales estuvieron muy agradecidos porque era su comida favorita, malteada de chocolate con un pedazo de torta casera (acabada de hacer).

Al ver a los niños entretenidos, le dije a Alejandra que me iba a resolver un asunto, que ya volvía. Salí, bajé al garaje y salí en el carro.

Durante todo el camino me fui pensando en qué era lo que le iba a decir y cómo se lo iba a decir sin que se sintiera mal. Llegué mucho más rápido de lo que pensé al Hogar dónde se encuentra doña Sandra, es que tenía que hablar con ella con respecto a lo que contó con Nicolás.

Cuando doña Sandra me vio, no salía de su asombro, porque no era común que yo fuera otro día que no fuera sábado. - ¿pasó algo hijo? Me preguntó doña Sandra -No se preocupe, solo vengo a hablar con usted.

-Pues tú dirás... me contestó ella.

-Doña Sandra, primero que todo, le quiero agradecer por todo lo que hizo por mis niños cuándo Melissa murió, porque se ve que usted los ama demasiado y los llevó derechito, sin embargo, ya no es necesario que sea tan estricta con ellos, permítales disfrutar de su compañía consintiéndolos y alcahueteándoles travesuras y déjenos a Alejandra y a mí, el papel de "malos". Sus nietos la extrañan y la necesitan.

Cuando terminé de hablar doña Sandra se estaba secando las lágrimas que caían por sus mejillas mientras yo hablaba.

-Veo que no me equivoqué en llamarte Samuel para que te hicieras cargo de los niños. Me dijo con emoción y gratitud

-De ninguna manera, esos niños son nuestra luz, yo creo que no podemos vivir sin ellos.

-Son el pedacito de luz que me dejó mi niña. Por favor, Samuel, prométeme que nada les va a pasar cuando ya no esté aquí para ellos. Me dijo con la voz entrecortada.

-Se lo prometo doña Sandra dije con total convicción.

Salí de ese lugar, sintiéndome más ligero, y recordando que ahora mis hijos no tienen 4 abuelos sobreprotectores sino 5, cómo hacer para educar a esos pilluelos con tantas personas alcahueteándoles y celebrándoles sus travesura.

Sali para la casa con un sentimiento de amor y gratitud muy grande y especial.

Llegué sobre la hora del almuerzo y cuál no sería mi sorpresa, al ver que el plato fuerte era ¡Pizza! En seguida volteé a ver a Alejandra con cara de "¿y esto?" y dije en voz alta -Un segundo, ¿quién eres y qué hiciste con mi esposa?

Los niños en seguida soltaron una carcajada muy sonora y contagiosa, Lo que me hizo reír a mi también y Alejandra simplemente me contesta. - ¿Premiando el buen comportamiento y dedicación con el estudio de mis hijos? - A lo cual mis hijos comienzan a hacerse notar haciendo ruiditos con la garganta y la boca y poniéndose un dedo en la cien, como diciendo ¿vez que somos inteligentes y juiciosos? A lo que yo respondí – Si ya sabía que ustedes eran muy bien portados y estudiosos, estoy muy orgulloso de ustedes.

Luego del almuerzo, para descansar un rato jugamos una partida de "UNO" el cual ganó Julieta, quien estaba muy orgullosa de haberle ganado a los mayores). Más tarde volvieron a estudiar lo último que les hacía falta del día, a ellos se le sumaron los menores que al ver tan concentrados a los mayores a ellos también les dieron ganas de estudiar.

Una vez terminaron de estudiar, guardaron sus libros y se pusieron a jugar monopolio. ¡Que divertido! (nótese el sarcasmo, a mí de niño nunca me gustó, para mí no había un juego de mesa más aburrido que ese. ¡Pero en fin! Que hicieran algo diferente a pegarse a las pantallas, me daba por bien servido.

Más tarde, comimos, nos pusimos el pijama y todos se sentaron en la sala a escuchar como leía un libro de Mitología Griega, todos estaban muy concentrados en el relato.

Julieta POV

Estaba totalmente entretenida con el libro que estaba leyendo Samuel, y me transporté a ese momento en el que Ícaro empieza a volar cómo le enseñó su padre Dédalo, sin embargo, este no hizo caso a su advertencia de no volar cerca al sol y se le derritieron las alas. Pobre Ícaro, pero eso le pasa por no Hacerle caso al papá. Y estaba pensando en eso cuando Samuel me sacó de mis pensamientos.

-Bueno niños, que les parecieron las historias que leí. ¿Cuál le gustó más y por qué?

Yo, como si estuviera en el colegio, alcé la mano, ¡me levanté del asiento y empecé a saltar en mi puesto mientras decía yo! yo!, yo.

No sé porqué Samuel y Alejandra se rieron calladamente, pero Samuel me dio la palabra.

-Me gustaron las 2 historias, la de Prometeo que quiso ayudar a los humanos y la de Ícaro, sin embargo, me gustó más la de Ícaro, porque yo también quiero llegar al sol. Porque cuándo grande quiero ser astronauta.

Mis hermanos me miraron sorprendidos, mientras que Alejandra me dijo -Pues si eso es lo que quieres, te vamos a ayudar a conseguirlo, ¿verdad Samuel? Y el respondió-Por supuesto, todo lo que quieran ser lo pueden lograr.

Síííí!! ¡¡¡Gracias!!! dije alegremente y fui a abrazar a Alejandra a quien tenía más cerca.

Luego de eso, nos mandaron a la cama, ya cuando estaba casi dormida vino Alejandra y me dio un beso en la cabeza, mientras me decía. ¡Dulces sueños mi astronauta favorita!

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No tengo palabras para agradecerles por seguir leyendo mi historia y por esperar un laaargo año por un nuevo capítulo. A diferencia de Samuel y Alejandra, como que no se me da eso de cumplir las promesas, porque en capítulos anteriores prometí actualizar más seguido y pues no lo logré.

Sin embargo, en mi defensa, les digo que uno de mis propósitos de año nuevo es planificar mejor mis actividades, para tener tiempo para todo lo que quiero hacer, (Actualizar esta historia está dentro de esas actividades). Hasta el momento, en estos 8 días de enero, lo he cumplido, esperemos que los otros 357 días del 2022 sigan por el mismo camino!

¡Feliz año nuevo! y que disfruten de este nuevo capítulo.


Mi Vida, Mi Fortuna, Mi TesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora