Capitulo 1: As You Turn Away

2.1K 58 7
                                    

Cada vez estoy mas de acuerdo en la querida frase 'De los errores se aprende', a este paso se va a convertir en mi lema en la vida por lo visto. Estoy aprendiendo tanto que mi cabeza va a explotar. Pero lo peor es que parece que yo soy el error o sea que todos los que me dejan deben de aprender un montón. Pero todo lo bueno para ellos. No derraman ni una lagrima, no recuerdan cada dos por tres los momentos que hemos vivido, no me echan de menos, y lo peor de todo, no me quieren. Debo de tener un virus o algo. A las semanas se les cambia el chip, entonces la excusa es 'la distancia' o lo típico 'es que soy yo'. ¿Y quien acaba destrozada? Adivinar, es muy fácil, siempre es la misma respuesta; Claramente, yo. A si que ya he pensado en la solución. Me hare una barrera anti-sentimientos. Buscare la manera de no enamorarme. De que los 'te quiero' o los 'me encantas' me resbalen de tal manera que me entren por un oido y me salgan por el otro. He aguantado muchas promesas que al final no han sido cumplidas y  me han dicho muchas cosas bonitas que después no se han demostrado. Yo, una simple ilusa. Eso es lo que soy, mi corazón confía demasiado rápido y mi cerebro le deja. No soy inmune al amor, pero voy a hacer todo lo posible para que sea así. Porque a este paso voy a acabar muy mal, sobretodo conmigo misma. A si que lo dicho. Barrera contra lo sentimientos, no amor, no hacerme ilusiones y ser yo la que dé menos de lo que recibe. Eso es lo que he aprendido.

La letra de la canción se clavaba en mi cabeza como un ruido incesante - I don't wanna let you go, But you're already gone - , con cada palabra recorría partes de su rostro, una y otra vez. Como un disco rayado. Tenía calcado a fuego cada una de sus perfectas facciones.

No podía alcanzar a concebir como una chica de tan sólo dieciséis años podía amar tanto a alguien como yo llegué a amarle a él, era algo que se escapaba de mi  inocente entendimiento. Más tarde empecé a pensar que alomejor era más la imagen que tenía yo de nuestra pareja feliz que de lo que realmente era. Mera imaginación la mía. Me convencí de que él era mi pasado y había que mirar hacia el futuro, pero tenía claro que su recuerdo siempre estaría escondido en algún hueco de mi humilde corazón.

Mis piernas flaqueaban, no sabía cuánto tiempo había estado andando sin rumbo alguno, por las espesas y tortuosas calles de Londres. Sólo quería olvidar el mundo por un momento, pero lo único que conseguí fue perderme. Chica inteligente, lo sé.

Suspiré exasperada. No tenía ni idea de dónde me encontraba, pero el único presentimiento que tenía me decía que muy lejos de mi casa seguramente. Hasta mi conciencia se reía de mí.

Noté una ráfaga de viento gélido acariciando mi nuca. Miré a mis alrededores, estaba sola. Los dedos de pies y manos se me estaban congelando. Estaba empezando a no sentir mi nariz y mis orejas estaban rojas como tomates.  Mi mente empezó a jugarme una mala pasada, haciéndome volver  un poco paranoica. Ya sabéis; que si me van a raptar, que si me van a violar. Después pedirían una gran cantidad de dinero por mi rescate, dinero que mis padres no poseen, hecho que causará mi muerte por un disparo en la cabeza o peor, torturada. Y en el caso de la violación o me matará lentamente o me dejará moribunda desangrándome o algo por el estilo, la verdad es que sobre ese tema no tengo ni idea, pero en estos momentos lo peor que podría llegar a ocurrir en esas situaciones ocupaba mi mente. Madre del amor hermoso! Tengo que parar de pensar en todo eso, el corazón se me acongoja y la tripa se me revuelve. Y no es muy agradable, la verdad.

Frotaba mis manos enérgicamente en un intento de calentarme, mientras pretendía situarme buscando, sin éxito, alguna señal de la calle en la que me encontraba.

Y os preguntaréis: ¿No has caído en preguntar a un taxi, tonta? En ésa pregunta caí yo hace un rato. Están en huelga. Sí, justo hoy. Coincidencias, supongo,….para ponerse todos en mi contra. No había tampoco ningún transeúnte y no les culpo, con el día tan frío y feo que hacía a nadie se le pasaría por la cabeza bajar aunque fuera para ir a la compra. Pero sí, yo soy la excepción a la regla y encima no había valido la pena. Para que él diera por terminada nuestra relación me quedaba mejor en casa, calentita con una taza de chocolate bien caliente, con una manta por encima, viendo una comedia romántica  y pensando en lo maravillosa que era mi vida, con un amor correspondido por fin. Y reitero por si no había quedado claro; qué ilusa.

Mi cuerpo se estremeció involuntariamente y noté una oleada de angustia subiendo por mi garganta. Mis ojos se enmudecieron y sin previo aviso, rompí a llorar. Le maldije en susurros inaudibles, esperando que de alguna manera todo el amor que ahora sentía por él se esfumase. Pero lo único que conseguía era peguntarme cada vez más el porqué de nuestra ruptura, ya que no conseguía entenderlo. Mi frustración se fue calmando y mis lágrimas empezaron a congelarse en mis pómulos. No iba a lamentarme más, debía de ser una persona madura y fuerte. Por lo que recobré la compostura. Me froté la cara con las manos y una ráfaga de viento me golpeó en la cara, acariciando mi pelo. Respire hondo. Aquí comenzaba una nueva etapa de mi vida. Borrón y cuenta nueva.

¿Primer paso? Procurar situarme. Buscaría la cumbre de algún edificio concienzudamente, ya que en Londres no hay muchos edificios de gran envergadura, por lo que los más altos son los monumentos célebres, como por ejemplo: El Big Ben.

Eché un vistazo a mí alrededor, por lo menos tres veces. Hasta que mis ojos detectaron una pequeña cúspide. Que sobresalía entre aquel cúmulo de casas londinenses. Anduve lo suficiente como para ver aquel detalle desde otro ángulo y de ése modo poder averiguar de qué edificio se trataba. Una oleada de esperanza recorrió mi cuerpo. Era Westminster Abbey.

<< ¡Perfecto!>> pensé.

Solo tendría que andar unas cuatro manzanas, no me costaría mucho. Las clases de atletismo de este año al fin al cabo habrían servido para algo.

Sin plan previsto (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora