No podía apartar la mirada de los ojos de Marcus buscando cualquier atisbo de mentira en ellos. Pero fallé en el intento.
-¿Por qué te mentiría?- dijo encogiéndose de hombros. ¡Maldita sea! Me estaba haciendo dudar…tenía que haber alguna razón por la que dijera eso, y más aún para culpar a Harry, él no puede estar metido en éste embrollo.
-Se le acabó el tiempo señorita Johnston- escuché una voz metálica por unos altavoces instalados en aquella habitación tan fría.
Clavé mis pupilas en las de Marcus intentando que algo dentro de él se removiera y que viera que por dentro echaba chispas por dejarme con aquella duda.
-Nos volveremos a ver- le susurré decidida.
-No esperaba menos- me contestó guiñándome un ojo. ¡Será cabrón!
Inspiré hondo y salí de aquella habitación, encontrándome con el mismo oficial.
-Acompáñeme - me invitó. Estaba convencida de que no hubiera aceptado un ‘no’ como respuesta, pero de todas formas yo no me iba con cualquiera así como así, ni aunque fuera policía.
-¿A dónde si me permite preguntar?- él andaba delante de mí y en ningún momento cesó su paso o giró mínimamente su rostro hacia mí.
-El agente Lawler desea hacerle unas preguntas- yo asentí.
Me llevó a través de la comisaría, mientras alguno que otro le saludaba levantando la cabeza a nuestro paso. Yo me dedicaba a contar las baldosas que me llevaban a aquel despacho.
Cuando llegamos me abrió la puerta educadamente y una vez estuve dentro la cerró. El agente Lawler se encontraba sentado con una expresión seria en un asiento de cuero negro detrás de una mesa de caoba.
-Por favor tome asiento- una vez hube posado mis nalgas en aquella silla tan mullida y cara, comenzó un disfrazado interrogatorio.
-¿Qué tal está?- mi expresión era calculadamente fría.
-No me puedo quejar.
-Pues yo diría que sí- dijo sonriendo de medio lado.
-¿Qué le hace pensar eso?
-No sé, sus padres están muertos y su hermana en el hospital. No es muy alentador- intenté que la rabia que guardaba en mi estómago no saliera de forma inconsciente por mi boca. ¿Quién se creía que era?
-¿Pretende intimidarme agente Lawler?- pregunté de forma osada mientras le miraba entornando ligeramente los ojos.
-Ni mucho menos, le pido perdón- inclinó levemente la cabeza y yo levanté una ceja.
-Los dos sabemos que no lo siente, así que deje de fingir y dime por qué me tiene aquí.
-Estoy impresionado, diecisiete años y ése carácter ¿Aunque pronto dieciocho no?
-Sí- dije cruzando mis piernas y posando mis antebrazos en los reposabrazos de aquella silla. No me acobardaba ante su presencia.
-Veo que no está muy por la labor de hablar- apoyó los codos en la mesa y entrelazó sus dedos.
-No se equivoque agente Lawler, estoy muy por la labor de hablar, pero únicamente de cosas que no me hagan perder el tiempo- le dediqué una sonrisa de lo más irónica, pero escondiéndola con algo de inocencia. Noté como sus ojos se abrieron imperceptiblemente.
-Usted me dijo que conocía al señor Reed- por fin parecía que iba al grano.
-Así es.
-Habéis estado un buen rato hablando en la sala.
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Sin plan previsto (EDITANDO)
Teen FictionSimple. Dos palabras. Ocho letras. Desde mi perspectiva no era tan difícil pronunciar esas palabras, pero dado el acontecimiento que acababa de presenciar, para él era al contrario. Le parecía un mundo el simple hecho de que salieran de su boca, gas...