Capitulo 20: Jenna Brandon.

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La reconocí a través del cristal por las fotos que salían en internet y lo cierto es que no la hacían justicia, era más guapa en persona. Pero no fue eso en lo primero que me fijé, si no en la seguridad que transmitía y en la frase que escondía su mirada: ‘se muchas cosas que tú no sabes’.  

Andaba de forma elegante y milimetrada, como si todo lo tuviera calculado. Observaba el entorno, lo estudiaba. Sus verdes pupilas se encontraron con las mías y por un momento un sentimiento de familiaridad me inundó. Yo la conocía de antes.  

Me levanté para saludarla, fui a darle dos besos pero ella me estrechó entre sus brazos efusivamente.  

-Buenos días, cielo – yo aún estaba algo descolocada con ése trato tan cariñoso. Cuando se separó pestañeé varias veces antes de sonreír.  

-Buenos días Jenna.  

Nos sentamos y las dos ordenamos un cappuccino junto con un croissant a la plancha.  

- ¿Qué tal has dormido? – me preguntó mientras depositaba su bolso entre sus pies. Era bueno empezar a coger confianza hablando de temas triviales, ya tendríamos tiempo para profundizar más adelante y concentrarnos en lo que realmente nos había llevado a quedar esta mañana.  

-No muy mal ¿Tú que tal? – comencé a relajarme.  

-Muy bien. Hoy me he levantado con un buen presentimiento – contestó sonriendo ampliamente, yo le secundé el gesto. Su sonrisa era tremendamente contagiosa.  

- ¡Qué Dios te oiga! – agregué a la vez que las dos reíamos. El camarero no tardó en traernos nuestro desayuno y en el ambiente la tensión o los nervios que al principio me acompañaban se habían esfumado.  

-¿Y dime Julie que tal está tu hermana? – Cuestionó dando un sorbo a su café, yo por un momento me quedé pegada a la silla – Debe de haber sido un golpe duro.  

-Muy duro – corregí  - pero soportable.  

-Eres fuerte – asintió para sí misma, yo fruncí el ceño.  

-Algunas circunstancias te enseñan partes de ti que desconoces – saboreé el croissant.  

-Tú sabías que eras fuerte – bajé la mirada a mi café.  

- Hay facetas que te ves obligada desenterrar a lo largo del tiempo – Jenna me sonrió dulcemente, entendiendo que hacía referencia al pasado, con la muerte de mis padres – Está estable – concluí, respondiendo a su pregunta inicial.  

- Me alegro – hice una mueca de agradecimiento – Allí está fuera de peligro.  

- Eso dice ella – solté una afilada carcajada.  

-¿Lo dudas? – preguntó levantando una ceja mientras se llevaba su taza a los labios. Levanté mi vista del croissant, con el cual me había quedado algo embobada.  

- Ahora dudo de casi todo – me encogí de hombros y ella alargó una de sus manos por la mesa hasta alcanzar la mía.  

- Te darás cuenta que ésa actitud a la larga no te llevará a ningún sitio.  

-¿Experiencia personal? – pregunté algo retraída. Ella simplemente rio y asintió.  

- De los errores se aprende – contestó encogiéndose de hombros.  

- ¿Qué te hizo cambiar de actitud? – ella me sonrió de forma cómplice, como si yo supiera la respuesta.  

- Alguien – abrí los ojos.  

- ¿Alguien? – hice una mueca  de contrariedad y Jenna soltó una carcajada.  

- Sí querida, el confiar en alguien que no fuera yo misma.   Fui ingiriendo aquellas palabras y metiéndolas en mi enrevesado cerebro. Confiar. Confiar en alguien más.  

Sin plan previsto (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora