Caminaron por unas cuantas calles hasta que llegaron a un edificio no muy viejo y entraron en silencio. Jeongguk saludó al caballero que se encontraba en la recepción y este sonrió de vuelta. El policía le tomó la mano para guiarlo a través de las escaleras del edificio para que no se perdiera ante la poca iluminacion que tenían las escaleras. YoonGi apretó su manto al sentir cómo el tacto le habia provocado una corriente eléctrica que le mareó un poco.
Ambos siguieron subiendo las escaleras hasta que llegaron al tejado del edificio. YoonGi frunció el ceño al sentir la brisa de nuevo.
¿Donde estaba su casa?
El tejado estaba decorado con plantas por todos lados, habían también cultivos en botellas y algunas bancas de madera que se colocaban de tal manera que al sentarse podías ver las luces de la ciudad brillar en su mayor intensidad, creando un paisaje realmente hermoso.
Jeongguk le indicó con la cabeza que lo siguiera hasta una especie de puerta, sacó unas llaves del bolsillo y entraron sin más.
—Sé que no es mucho pero es agradable vivir aquí. — Jeongguk habló sereno mientras se sacaba los zapatos para colocarse unas pantuflas y entregándole unas iguales a YoonGi
YoonGi no pudo quejarse. El lugar era cómodo, y si bien no era el palacio de Hades, al menos era acogedor y no tendría ningún problema de visitas nocturnas que pudiesen atentar con su salud o seguridad.
El pequeño apartamento se encontraba en la azotea de un edificio. Estaba completamente amoblado, con todo disponible. Estaba decorado de una manera hogareña, con colores cálidos derivados del amarillo y naranjo. La luz de la noche se asomaba por la ventana con anhelo y el pequeño bullicio de la ciudad apenas se escuchaba.
— Sé que no es gran cosa pero es acogedor, este lugar ha estado abandonado por unos años debido a su alto precio y las fastamasgoricas historias que rodeaba en él, pero no he tenido ningún problema desde que estoy viviendo aqui — Dijo Jeongguk invitando a pasar a YoonGi al complejo mobiliario.— Así que llegado a la conclusión de que no eran nada más que las energías negativas que traía la gente, porque desde que estoy aquí no ha pasado nada sobrenatural. — Ambos avanzaron hasta llegar a la sala. — Además un dios como tú solo haría que este lugar sea más tranquilo de lo que ya es, ya sabes, con tu aura tan serena y angelical.
— Pues yo creo que es ideal. — Otra voz se escuchó a su lado y YoonGi se dió media vuelta como respuesta. Hoseok se encontraba apoyado en una de las paredes mirándolo. Su perfecta figura relucia con la luz artificial que emanaba la ciudad. Sus amenazante cabellera rojiza le caía en pequeñas ondas formadas naturalmente.
— ¿Qué haces aquí? — Le susurró procurandose que Jeongguk no lo escuchara— ¿Cómo es que no te ve? — Preguntó extrañado al ver como Jeongguk se encontraba atento viendo por la ventana del pequeño departamento. — A mí me ha visto cuando estaba en labor.
— Soy una príncipe del infierno YoonGi. — Rodó los ojos. — Ustedes las entidades pueden ser vistas por ciertos humanos, pero yo no tengo ninguna posibilidad de que me vean a menos que yo quiera. — Hizo una pausa — Además estoy aquí porque te he seguido, porque aunque no lo creas, estaba preocupado, pero veo que estás en buenas manos. — YoonGi vio como Jeongguk le decía algo después de desaparecer por un pasillo largo.— Este lugar es bueno para ti, además es bueno para el frío, tiene su propia calefacción lo que es grandioso para alguien que es bastante susceptible a morir de hipotermia exagerada...como tú — Sonrió mirando al pálido, por lo contrario, el Ángel de cabellos rubios frunció el ceño y le dió un leve golpe en el hombro.
— Eso deberías decirlo de ti, señor del Inframundo. — El pelirrojo rió divertido mientras encendía las luces del pequeño, pero acogedor departamento. Sin embargo, para YoonGi no creía que fuese necesario debido a que la luz de la luna que entraba por la ventana, alumbrando el lugar con un poco de claridad era suficiente como para ver dentro del departamento.
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Estúpido cupido [KookGi]
Romance- Entonces esperas que me crea toda esa mierda de que eres un Angel del amor y que tú única intención era enamorar a la gente. El chico de cabellos blancos asintió con total seguridad de sus palabras. - No me vengas con cuentos, dime tu nombre angel...