— Aún sigo sin creer que te haya traído. — Jeongguk tenía el ceño fruncido mientras observaba como el ángel caminaba con tranquilidad. Llevaba puesta al ropa que le había comprado hace unos días provocando que Jeongguk se sintiera perdido completamente con su apariencia, YoonGi se veía casi como un chico universitario con esa cabellera rubia que era digna de apreciar y la actitud jovial que tenía, a pesar de que estaba neutro todo el tiempo.
La apariencia de YoonGi transmitía tranquilidad e inocencia.
— Busan....Policía. — Se detuvo a leer el pálido cuando llegaron al gran edificio de la estación de policía. Jeongguk asintió indicándole con la cabeza que debían entrar. Saludó a sus compañeros con cortesía mientras caminaba hasta su lugar de trabajo. Muchas miradas curiosas se posaban en YoonGi como si fuera un extraño cachivache¹. No obstante, el pálido no se dio cuenta en ningun momento de todas las miradas que ganaba a medida que pasaba por la estación, y se colocó al lado de Jeongguk fijándose en cada cosa extraña o desconocida que se cruzaba en su camino.
Era una oficina grande, de colores derivados del azul. Había un montón de gente vestida con un uniforme del mismo tipo del que usaba Jeongguk. Habían bloques con extraños artilugios, que YoonGi desconocía en conocimiento, ya que los había visto muchas veces pero nunca se había dado la ocasión o el tiempo para saber que eran. El resto de la oficina estaba decorada con diplomas y fotos de cada unos de los que se encontraban ahí.
— ¿A quien has traído, Jeongguk? — Un chico de cabellos rubios con toques más oscuros, apareció en frente de ellos. Era de estatura mediana, sus ojos eran de un azul oscuro, mientras que sus labios eran sin duda lo más bonito que YoonGi pudo haber visto jamás. El chico tenía una apariencia de unos veinticinco años, no más. Este llevaba una alegre actitud en su rostros y su mirada, a pesar de que la pregunta era totalmente sería.
— Jimin, él es YoonGi, es un amigo de mi infancia. — El pálido frunció el ceño mirando al policía con interrogación. — YoonGi él es Park Jimin, compañero de trabajo.
— Y mejor amigo, aunque él no lo reconozca. — Jimin le tendió la mano en forma amable la cual YoonGi aceptó dudoso. Un extraño sentimiento en su estómago apareció apenas conectó su mirada con el rubio, como si ya lo conociese desde antes. — ¿Has venido aquí para explorar la emocionante vida de un policía?
— Yo diría que ha venido a ser un dolor en el culo...— Susurró Jeongguk para si mismo, sin embargo no contaba con que el ángel lo escuchara y lo enfrentara mirándolo de una manera amenazante mientras le daba un codazo.
— Cuida tu lenguaje cuando hables de mi, idiota. — Su ronca voz sorprendió a Jimin, quien pensaba que el chico era un adorable adolescente con una voz dulce a juzgar por su apariencia, pero se sintió completamente erróneo al escuchar la frívola voz del contrario.
— ¡Bueno días a todos! — Otra voz apareció en la escena y todas las miradas se posaron en Taehyung, quién entraba con gran ánimo. En el momento en que sus ojos se cruzaron con el azul de los de YoonGi se detuvo, miró a Jeongguk y frunció el ceño. — ¿Qué...
— Ha insistido en venir a acompañarme y es muy bueno convenciendo a la gente.— Jeongguk rodó los ojos y comenzó a ver unos papeles en su escritorio, mientras trataba de normalizar la situación empezando con su típica rutina de trabajo. — Sólo no le hables, siento que si lo hacen volverán a pelear y realmente no quiero escándalos en la oficina hoy ¿Sí?
— Lamento decirte que precisamente no haré eso hoy, de coicidencia justo hoy iba a ir al departamento para disculparme por mi comportamiento infantil e inmaduro. — Taehyung se acercó a YoonGi. — De verdad quiero pedirte disculpas por lo del otro día, no fue educado de mi parte. El tema es algo difícil de entender para los ojos de la gente normal y mi reacción fue demasiado, a decir verdad.
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Estúpido cupido [KookGi]
Romance- Entonces esperas que me crea toda esa mierda de que eres un Angel del amor y que tú única intención era enamorar a la gente. El chico de cabellos blancos asintió con total seguridad de sus palabras. - No me vengas con cuentos, dime tu nombre angel...