10. - Esperanza.

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Jeongguk se sentía mal.

El pesar que se le había acumulado en el pecho, no lo dejó pegar ni siquiera un ojo en toda la noche. Se había quedado mirando el techo, estático y con punzadas en su corazón. Se sentía terrible por haberle mentido a YoonGi, y aún peor cuando el ángel sabía que lo había hecho.

La peor parte de todo es que no sabe ni el porqué le mintió, incluso cuando creyó que quizás Jieun podría ser diferente a todas las veces que salió para sentirse vivo, pero se habia equivocado.

Jieun no había provocado ningún sentimiento a parte de la simpatía que tenían como colegas. Su corazón se había mantenido quieto y tranquilo durante toda la velada, ya que, su cerebro se había desconectado de todo lo que sucedia a su alrededor mientras que en lo único que podía pensar cuando se encontraba viendo aquella película en el cine, era en YoonGi.

Sobre en cómo se encontrará, en qué estará haciendo.

Y para peor, había decidido no contarle a nadie. En la estación de policía solían ser demasiado cotillas para su gusto, por lo que una cita fallida resultaría en un mal tiempo para Jieun en la estación. Jeongguk no quería que la chica sufriera ningún tipo de consecuencia solo porque él no era capaz de sentir algo cuando salía con ella.

Así que se había quedado callado sobre aquella cita con el resto de sus amigos, aguantando durante todo el día  las ganas de volver al departamento para revisar cómo se encontraba YoonGi.

Un ángel atrapado en el mundo moderno solo podía ser un riesgo. La ingenuidad y la inocencia frente al mundo humano, incluso cuando se trataba de un dios, podría ser demasiado peligroso para el peliblanco.

Por esa razón, cuando llegó al departamento y no lo vio, se asustó. Su cabeza había dado vueltas sobre los posibles escenarios que pudieron haber ocurrido en su ausencia.

Quizás alguien lo había raptado o algo por el estilo.

Llamó a todos lados para saber la dirección del ángel, hasta que su amigo de trabajo, Taehyung, le había dicho que se había ido a casa con Hoseok.

Ahí fue cuando Jeongguk realmente pudo respirar unos segundos para después decidirse en esperar su llegada. Así que cuando lo vio entrar por la puerta de la habitación, lo único que quería era abrazarlo y rogarle que no se fuera nunca.

Se había sentido como si su vida hubiese tenido sentido.

El apego que había desarrollado por YoonGi en el pequeño lapso de tiempo que habían estado conviviendo, había provocado que se acostumbrara a él, como si se hubiesen conocido de hace miles de millones de años atrás.

Era una conexión diferente a cualquier tipo de relación que Jeongguk había tenido en sus altos veinticinco años.

Era una relación que no tenía explicación ante la innata conexión y apego que tenían ambos desde el momento que se conocieron.

— La he cagado. — Se dijo una vez más al ver que el sol aún no salía y el reloj marcaba las cinco de la mañana. 

El policía se sentía mas destruido de lo que esperaba, ni siquiera había pensado en el hecho de que se sentiria así de mal solo por haber perdido la confianza del ángel.

El rostro dolido y frustrado de YoonGi seguía plasmado en su cerebro como papiro antiguo. Recordándole una vez más que la había cagado, obligándolo a mantenerse despierto, hundido en el pensamiento de que había provocado el llanto en el contrario.

Las horas pasaban con rapidez y Jeongguk aún así no era capaz de dormir, por lo que a la mañana, cuando el canto de los pájaros, que anunciaban el renacimiento de un nuevo día le despertaron del abismo de sus pensamientos, se quejó durante unos segundos. 

Estúpido cupido [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora