Eros:

2.1K 142 42
                                    

—¡Esto es increíble!

La música viene de mi izquierda, o de mi derecha, no sé. Esa preciosidad morena me ha dado una bebida hace un rato que probablemente me tenga dopado por un buen tiempo. Eso, más el aroma incomparable del sexo en el aire, me tiene sin sentidos.

Tengo manos rozándome cada parte del cuerpo, y las mías también tantean; pechos, caderas, espaldas, muslos, lo que no son los muslos, ya ni sé. Solo soy consciente de que voy saliendo de un orgasmo y entrando en otro.

Amo mi vida, amo mis poderes y amo todo lo que me rodea.

Siento que la belleza morena se pone de pie y cuando abro los ojos la veo inclinarse para besar a otra mujer mientras un hombre de cabello claro la toca. Ver cómo sus manos se deslizan entre sus muslos y ver, sobretodo, la cara de ambos, borrachos de lujuria, me hace sonreír. Me incorporo un poco, impidiendo que otra mujer siga besándome el cuello y tiro del brazo del chico hasta que rozo mi boca con la suya.

Él gime, y yo sonrío más antes de llevar mi mano a esa zona donde se acrecienta su deseo.

Su respiración se agita, así como la de la preciosidad morena. Eso es lo que me dice que sus dedos ya están en el interior de ella; eso y el tentador aroma del deseo sexual que desprenden ambos.

Muevo mi mano alrededor de su miembro, tentándolo y me agrada ver que cada gesto mío aumenta los suyos, y con ello, los de la mujer. La escucho gemir y mi propio deseo se rebela en mi contra.

—Eros...

Me inclino hacia detrás para besar a la chica que hace un rato me he follado hasta por las orejas y la beso, tragándome sus gemidos cuando deslizo mi otra mano entre sus muslos; y sonrío cuando siento lo húmeda que está.

Despego la boca de la suya, y me centro en sus pechos tentadores. La beso, lamo, chupo y acaricio más el miembro del hombre mientras ella gime.

—Eros...

Un gruñido se me escapa y de un tirón me aparto de ambos y tomo a la preciosidad morena por las caderas, colocándola delante de mi antes de adentrarme en ella con rabia.

—Ahhh... —gime ella y siento que su deseo aumenta, a pesar de que estoy siendo demasiado brusco, incluso para mi gusto.

Decido aflojar y estirar la mano para atraer al hombre. Cuando se arrodilla a mi lado, veo que se toca, removiéndose el líquido blanco que acaba de expulsar de su miembro y sonrío. Esta vez es él quien se acerca para besarme, pero yo lo tomo por el brazo y lo tumbo sobre la cama antes de tomar a la morena por las caderas y manipularla hasta que el ápice del interior de sus muslos queda sobre la boca de él.

No hay necesidad de que yo hable o que diga lo que tiene que hacer. Él apoya sus manos en las caderas de la mujer y las baja hasta que el centro de su sexo se junta con su lengua.

Gime y yo retomo las estocadas profundas, viendo como las otras dos chicas se besan y una de ellas monta al hombre. Este se enloquece con todo en el momento y yo sonrío más, cerrando los ojos para dejarme llevar y disfrutar de las sensaciones que escapan de sus cuerpos y del mío propio.

—Eros...

—Joder —mascullo y aunque me cuesta hacerlo, salgo del interior de la chica y veo que a ellos no les importa nada que me levante de la cama y así desnudo camine hacia la puerta.

Allí me espera una doncella con mi bata en la mano. Cuando me detengo a su lado, veo que esta roja y sus manos tiemblan. Detrás nuestro se siguen escuchando los gemidos y el aroma del sexo en el aire aún me tiene algo atontado cuando me agacho un poco, le doy un beso en los labios y mientras me envuelvo en la bata de seda blanca, le digo:

EROS Y PSIQUE 🦋✔️ (Dioses Griegos, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora