Capítulo 11:

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PSIQUE:

No sé cuánto tiempo ha pasado, y no creo que me importe. No he pegado ojo por más de dos minutos seguidos. Lo cierto es que el cansancio siempre parece golpearme, y me arrastra en una nube de pesadillas y mundos nuevos; mundos que no debería estar presenciando.

Desde aquella vez no he vuelto a ver a Eros en mis sueños, y temo olvidar su rostro. Me he dado cuenta en estas últimas situaciones, que las pesadillas provienen de él.

No sé quién es, pero cada vez que abro los ojos —sin recordar cuando los cerré—, le veo allí, en la esquina, observándome con esa sonrisa perversa y esos ojos abismales.

La verdad es que ya no sé cuando estoy dormida o cuando estoy despierta.

Recuerdo que cuando era pequeña, mamá solía decirme que siempre que tuviera miedo de una pesadilla, me pellizcase y si no era real, no dolería; pero aquí duele siempre. Me di cuenta de ello cuando soñé que ese horrible monstruo me atacaba y me arañaba. Al abrir los ojos tenía una enorme cicatriz en el brazo y otras más pequeñas en las piernas, selladas, como si hubiese pasado en el mundo de la inconsciencia más de lo que esperaba.

Estaría a punto de rendirme si no fuera por él, porque necesito verlo. Necesito pedirle perdón.

Aguantaré lo que sea con tal de lograrlo.

—Buen día, pequeña mortal —ronronean en mi oído y yo solo parpadeo

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—Buen día, pequeña mortal —ronronean en mi oído y yo solo parpadeo.

¿Por qué hay tanta claridad?

¿Qué es esto?

Abro los ojos con cuidado, pero el resplandor que me rodea me hace cerrarlos otra vez de golpe. Es muy molesto.

Agacho la cabeza y me presiono los párpados antes de volver a intentarlo. Poco a poco, el diseño de un paraíso de campos con flores y sembrados de todos tipos aparece ante mi.

Debe de ser poco más avanzado del amanecer porque el sol a penas alcanza la cúspide del cielo, y sus rayos dorados dibujan orlas de sombra contra las tierras debajo de las hojas.

Parece otro de esos sueños, y por tal razón desconfío de lo que veo. Afrodita está frente a mi, con uno de esos hermosos vestidos suyos que parecen hechos de brillos entre azules y rosados. El cabello rubio lo lleva recogido con tirabuzones sobre su cabeza, y dos largas orlas de organza turquesa caen sobre sus caderas, removiéndose con el viento que parece afectarle solo a ella.

No dudo que sea algo de su divinidad.

Intento ponerme de pie, pero recuerdo que tengo ese grillete y...

No tengo el grillete.

Puedo mover el pie, a pesar de que escuece un poco y la zona del tobillo esté lastimada.

Me pongo de pie y percibo los kilómetros y kilómetros de tierras sembradas. No hay alguna ciudad a la vista, así como tampoco hay muestras de vida.

EROS Y PSIQUE 🦋✔️ (Dioses Griegos, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora