Capítulo 1:

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EROS:

Mi instinto me lleva a un pueblo al sur, de donde presiento que una nube inmensa de deseo sexual se levanta. Eso me hace fruncir el ceño y al notar que el sol empieza a salir, me revisto entre nubes y viento para que nadie me vea llegar.

No lo veo, pero lo siento.

Todos los hombres aquí desprenden un olor a lujuria que me marea en un principio. Jamás había visto algo así, ni siquiera las veces que mi madre ha decidido a bajar para contentarse con algún mortal.

Eso me intriga.

Decido posarme en tierra y al ver qué hay un templo cerca de donde más aumenta la sensación de deseo, no lo dudo y me adentro.

El susurro leve de las plegarias que le entregan al dios o diosa de este templo, se escucha a lo lejos. Como veo qué hay gente cerca decido mantenerme en las columnas decorativas que bordean el pasillo central y una risa divertida se me escapa al ver que el lugar pertenece a la bendita Hera.

Irónico, teniendo en cuenta que los caprichos de mi madre me hayan traído precisamente a uno de los lugares sagrados de mi abuela. ¡Ah! Cierto. No les gusta que les llamemos así. Según ellos, les hace sentirse viejos, aunque sean más antiguos que el tiempo en sí, y eso sin mencionar que la mayor parte de sus hijos ya tienen incluso tataranietos.

Cosas de reyes y dioses.

Eso no es lo que me preocupa ahora.

Escucho el sonido de unos pasos acercándose y enseguida me escondo detrás de dos columnas.

Tres guardias se acercan escoltando a una persona escondida debajo de una capa larga color rojo y se apresuran a dejar los cargamentos de flores y canastas que llevan en las manos hacia el altar.

Vaya. Parece que alguien está muy interesada en conseguir el favor de la abuela.

Al pensar que seguramente comenzará a lloriquearle súplicas y deseos, me dispongo a continuar con mis cosas; sin embargo, percibo el aroma de la lujuria en el ambiente y como resorte volteo hacia los tres guardias que observan como la figura pequeña de la capa posa una cesta de uvas sobre la meseta del altar y luego cómo esta, con una voz femenina y aterciopelada, les ordena que la dejen sola.

Sin poder evitarlo, me quedo. Ellos estaban pensando en ella, y aunque mi poder me permite ver lo que los demás desean, hay una pega: solo puedo ver lo que estén pensando directamente, nada del pasado o su futuro, a menos que ellos me lo muestren.

Lo qué pasa con estos guardias, es que la desean tanto que solo piensan en ella ahora mismo, no en otro momento. Soy incapaz de ver algo más de ella que no sea esa capa y su voz murmurándoles cosas muy tentadoras que ninguna mujer diría jamás.

Veo que enciende una vela y comienza a murmurar una súplica. Lo hace tan bajo, que no puedo escucharla, por lo cual decido acercarme, pero pierdo la concentración cuando escucho que está llorando y al detenerme hago caer una lámpara al suelo.

Ella se pone de pie, dándose la vuelta con una rapidez casi inhumana y a mi a penas me da tiempo a cubrirme detrás de una pared invisible de energía para que no me vea. Compruebo que funciona cuando ella pasea los ojos por encima de donde yo estoy y no dice nada.

Entonces lo noto. Noto ese deseo que sentían los hombres de todo el reino y los alrededores.

Es...

No hay manera de describirlo.

Tiene un cabello oscuro precioso, tan negro como la brea que rodea la entrada al infierno, y esos ojos... Jamás había visto unos ojos tan hipnotizantes como los suyos, tan vivos, atormentados. Y su cuerpo...

EROS Y PSIQUE 🦋✔️ (Dioses Griegos, #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora