Capitulo 2

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Kyu deslizó un dedo por el cristal del expositor mientras Min parecía pensar qué decir. No era el único que estaba nervioso. Él llevaba casi dos años esperando ese momento, buscando al misterioso joven con el que se había casado durante un fin de semana de juerga. No esperaba encontrarse a alguien así. Apenas recordaba al rubio con el que se emborrachó, pero los pocos detalles que había memorizado no tenían nada que ver con ese chico dulce e inofensivo que tenía enfrente.

El cabello rubio estaba cuidadosamente cortando y cuidado, se ondulaba ligeramente en las puntas. Tenía un cuerpo menudo y delgado, aunque Kyuhyun rápidamente divisó su aceptable trasero. Y sus ojos eran de un increíble color avellana y estaban repletos de luz, de vida. Él se obligó a calmarse cuando vislumbró en esos mismos ojos un atisbo de temor.

—No voy a hacerte daño. Solo quiero entenderlo. Y conseguir el divorcio, claro.

Sungmin le sostuvo la mirada unos instantes, sopesando si era de fiar o si, por el contrario, podía resultar peligroso.

—Tenía que casarme con alguien —confesó finalmente apenas en un susurro inaudible—. Antes de morir, mi padre puso una cláusula en su testamento para que no pudiese acceder a su herencia a menos que contrajera matrimonio. No era gran cosa, pero necesitaba el dinero para poder montar la pastelería. —Hizo una pausa tras hablar atropelladamente—. Así que mis amigos me regalaron un billete de avión con destino a Las Vegas y la intención de que lograse encontrar un marido… El resto de la historia, en fin, creo que sabes cómo terminó todo.

—¿Te estás quedando conmigo? ¿Tengo pinta de imbécil?

—Es la verdad.

Kyuhyun comenzó a caminar de un lado al otro de la tienda y se llevó las manos al puente de la nariz. Aquello no tenía ningún sentido y no era lo que esperaba averiguar al ir hasta allí, conduciendo durante más horas seguidas de lo aconsejable. Kyuhyun se sentía perdido, muy perdido. Hacía tiempo que lo acompañaba la sensación de no encontrar su lugar en el mundo, de no tener nada útil que hacer con su vida; el hecho de desenmascarar a su esposo misterioso se había convertido en una especie de obsesión durante el último año y pico porque, de algún modo retorcido, era lo único «interesante» que había trastocado el curso de sus días. Así que, cuando su abogado le aseguró que había conseguido una dirección de un establecimiento comercial a su nombre, no dudó en poner rumbo allí porque, ¿total?, tampoco tenía nada mejor que hacer.

—Di algo. Cualquier cosa…

Kyuhyun tardó unos segundos en contestar.

—Quiero el divorcio. Mañana. Sin excusas. Pasaré a recogerte a primera hora.

—Pero… ¡no! ¡No puedo! Por favor…

—¿Qué más te da? —Kyu lo miró con cierto desprecio—. Ya has conseguido lo que querías, ¿no? Tienes tu jodida herencia, así que deja de entrometerte en mi vida, a menos que desees que te acuse de fraude. Porque ambos sabemos que eso es exactamente lo que has hecho.

—Tú no lo entiendes…

—Entiendo que me piro. Y que me importa una mierda todo lo demás. Te recogeré a las ocho y, si es necesario, iremos hasta Seattle, pero te aseguro que mañana seré un hombre soltero.

Y, sin más, levantó la persiana con una brusquedad innecesaria, produciendo un ruido ensordecedor, y salió del establecimiento tan rápido como había llegado.

🍂🍂🍂

Veinte minutos después, a Sungmin todavía le latía a mil por hora el corazón. Era una bomba de relojería dentro del pecho. Sentía pavor ante lo que pudiese ocurrir, porque ¿qué iba a hacer? No podía permitirse devolver el dinero de la herencia, eso desde luego. En su cuenta bancaria apenas quedaba nada, todo lo había invertido en aquella pastelería que le daba más problemas que alegrías.

Recuerdos de Otoño (KyuMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora