Capítulo 11

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—¡Joder! ¿Pero qué...?

—¡Me he caído! Creo. Ay —gimió Sungmin.

—Hum. Un ángel se ha caído del cielo...

Kyuhyun sonrió somnoliento y abrazó el cuerpo del joven, reteniéndolo junto a él sobre la alfombra de pelo. Igual que la pasada noche, olía a vainilla. Olía como deberían oler todas sus mañanas. Era un buen despertar.

—Eso es cutre hasta para ti, Kyuhyun. Suéltame. —Sungmin logró ponerse en pie con cierta dificultad e inspiró hondo mientras cogía la manta con la que él la había tapado la noche anterior y comenzaba a doblarla—. Podrías haberme despertado.

—No. Estás adorable mientras duermes, conejito.

—¡Venga, levanta! Tenemos que irnos.

Recorrieron las calles hasta Pinkcup dando su paseo habitual y, al llegar al establecimiento, lo mantuvieron cerrado mientras se internaban en la parte de atrás. Sungmin se puso un delantal, abrió la nevera y empezó a sacar los ingredientes que necesitaba y a pasárselos a Kyuhyun que, a su vez, los dejaba sobre la encimera.

—He estado pensando...

—Odio cuando dices esa frase. —Sumgmin negó con la cabeza y encendió el horno enorme que estaba a un lado de la estancia para que empezase a calentarse.

—Creo que puede ser bueno. Me gustaría hacer un estudio de tu empresa. De hecho, ya tengo algunos detalles apuntados en el móvil... Era inevitable verlos. Podría serte de ayuda saber qué haces mal y cómo podemos potenciar lo positivo. Me dijiste que las cosas no van demasiado bien, ¿no?

Sungmin lo miró en silencio.

—¿Por qué ibas a saber hacer algo así?

—Estudié marketing y publicidad en la universidad. Creí que lo sabrías, después de que averiguases... —hizo una pausa— lo de la lesión y, bueno, todo lo demás. —Se rascó la barbilla con ciertaincomodidad.

—Ah.

—¿Te gusta la idea?

—¿Crees de verdad que podrías ayudarme?

—Puedo intentarlo. Mi amigo Changmin montó un negocio hace un tiempo con dos socios más. Era una inmobiliaria. La cuestión es que al principio costó que despegase y habían invertido un capital a tener en cuenta, así que lo ayudé en lo que pude. No es que él no supiese hacerlo, fue de los mejores de su promoción y sabe bien cómo relacionarse, pero a veces cuando estás muy metido en algo puedes perder la perspectiva. Las cosas siempre se ven más claras desde fuera.

—Suena lógico.

—Y necesitaría ver las cuentas de la pastelería.

—De acuerdo.

Sungmin tenía las manos manchadas de harina e intentó inútilmente apartarse con el dorso del brazo un mechón de cabello que había escapado. Kyu acortó la distancia que los separaba y se lo colocó con cuidado tras la oreja. Estaban tan cerca que Min podía escuchar la respiración pausada de Kyuhyun y percibir aquel aroma algo cítrico que llevaba consigo a todas partes.

—¿Sirve también como disculpa por lo del otro día?

—¿A qué te refieres?

—Lo del campo de fútbol. Tú ibas a darme una sorpresa y yo te grité, y sé que es una chorrada, pero aun así me hace sentir como la mierda. De verdad que lo siento. Somos amigos. Quiero que sigamos siéndolo sin que haya nada tirante entre nosotros...

—Hace días que te perdoné aquello, Kyuhyun. Y no tienes que preocuparte por las cuentas de la pastelería para compensar lo que ocurrió ni nada parecido.

Recuerdos de Otoño (KyuMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora