Capítulo 13

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El casi beso de Kyuhyun había exprimido su mente de un modo cruel e insano durante los últimos días. Desde aquel martes por la noche, Sungmin no podía pensar en otra cosa; no había nada que pudiese distraerlo el tiempo suficiente como para que lograra olvidar el roce suave de sus labios, el calor de su aliento mentolado, la seguridad que ofrecían aquellos brazos que lo arropaban con firmeza...

 Ni siquiera organizando todo lo necesario para la feria anual había conseguido liberarse de aquel recuerdo. Y eso que la cantidad de trabajo que había tenido durante los últimos días era inhumano. Junto a Kyuhyun, había creado un menú especial enfocado al público que asistiría al evento. Ahora, estaba desembalando las cajas que él había descargado del coche y sacando los dulces ya preparados para colocarlos en la caseta asignada.

—¡Encantado! Me llamo Kyuhyun, creo que nos hemos visto antes pero nadie nos había presentado hasta el momento. —Le tendió la mano a Kate, la mujer con la que compartían caseta, aunque estaba en el otro extremo del pequeño cubículo. El olor a café recién hecho ya flotaba en el aire.

—Lo mismo digo. Qué buena pinta tienen los dulces; espero controlarme durante estos días para no acabar devorando toda su mercancía —rio.

—¿Un dónut por un café? ¿Trueque?

—¡Kyuhyun! —bramó Sungmin, avergonzado.

—A mí me parece una idea maravillosa. —Kate les dedicó una sonrisa amistosa—. Pidan los cafés que les apetezcan, de verdad. Tengo un montón de sabores y especialidades, con vainilla, chocolate, caramelo...

—Ah, vale. —Sungmin asintió, más tranquilo. Apenas conocía a Kate de vista, pero no tenía constancia de que fuese una de las amigas de la Señora Choi. Aun así, tendía a desconfiar de los demás si no le daban una buena razón para no hacerlo y su primer impulso había sido marcar las distancias. Unas distancias que Kyuhyun siempre se encargaba de romper—. Tú también puedes pedirme lo que quieras. Tenemos pastelitos de nata y nueces y todo tipo de dulces de feria.

«Todo tipo» era quedarse corto. Kyuhyun había accedido a regañadientes a que Min diese forma a algunas ideas nuevas para la feria, como los palitos de algodón de azúcar. Eran más pequeños y manejables, y los había hecho en tres colores diferentes, el típico rosa, azul y amarillo. También traían caramelos y diferentes pastelitos. Habían intentado crear un menú práctico, que los clientes pudiesen comerse de un solo bocado o llevar en la mano con facilidad sin mancharse.

Para cuando los tonos anaranjados del atardecer comenzaron a teñir el cielo grisáceo, casi todos los puestos de la feria habían terminado de ultimar los retoques finales y estaban ya abiertos de cara al público, que no tardó en ir apareciendo a cuentagotas, paseando por las inmediaciones del lugar.

Casi al final, había una noria de tamaño medio que se erguía como punto de referencia para todos, con sus cubículos de aspecto infantil pintados con tonos pasteles, rosas, azules y naranja calabaza. El suelo sobre el que se levantaba la feria era de arenilla fina y había algunos árboles frondosos a ambos lados de la calle, entre los puestos de comida y las casetas para ganar diferentes premios que eran, sin duda, las más abundantes. Había un montón de modalidades; desde tiro al blanco hasta intentar encestar unos cuantos aros, justo al lado de las típicas atracciones como el saltamontes o los coches de choque.

Kyuhyun tenía un recuerdo intacto y quizás algo idealizado de lo divertido que había sido acudir a la feria con Changmin, Minho y Yoona cuando tenían unos diez años, cerca de la urbanización donde los tres habían crecido en San Francisco. Quizá por eso le resultaba un lugar tan agradable. Por eso y por toda la comida basura que al fin podía comer, pensó mientras engullía el segundo perrito caliente del día.

Recuerdos de Otoño (KyuMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora