Capítulo 04.
Al día siguiente, Magnus, Alec y Harry partieron con un portal hacia Londres.
El portal les dejó en el Caldero chorreante.
De allí, fueron al callejón Diagon y a Gryngotts.
Al llegar al banco, uno de los duendes les hizo pasar a una enorme sala de reuniones.
Dentro solo estaba Remus Lupin.
-Hola. ¿Qué tal estáis? -Preguntó el lobo.
-Muy bien. Ayer fuimos de compras. ¿Verdad Harry?
-Cí. Co tío Jace y tía Izzi.
El castaño sonrió.
La puerta se abrió y por ella entraron Albus Dumbledore, Severus Snape y Minerva McGonagall.
Al ver al niño, la profesora de transformaciones abrió levemente los ojos.
El joven profesor de pociones miró a todo el mundo con el ceño ligeramente fruncido. Todos intercambiaron saludos y se acomodaron en unas sillas que había alrededor de una gran mesa redonda.
Un rato después, llegaron Augusta Longbottom, Amelia Bones y Gornuck.
Tras saludarse todos, se hizo el silencio.
Miraban al duende esperando a que comenzara.
-Falta alguien más. -Comentó él secamente.*En otro lugar.*
Sirius Black no era feliz. Bueno... ¿Quién podría ser feliz en Azkaban?
El joven llevaba allí dos años y unos meses y la culpa le consumía.
No le extrañaba para nada que Remus no hubiera ido a visitarle.
Al fin y al cabo, había sido su culpa que James y Lily murieran.
La rutina del preso no variaba.
Le llevaban algo de comer tres veces al día: un vaso de agua, un caldo parduzco con trozos de algo flotando dentro y un trozo de pan duro.
Una vez al mes, le sacaban de su celda para que se duchara. También les daban un cambio de sábanas.
También cada mes, los presos que no estaban encerrados por asesinato, podían recibir visitas.
pero ese día, la rutina cambió.
Un auror se presentó en su celda, le llevó a las duchas e hizo que se pusiera una túnica un poco decente.
Le llevó encadenado por los pasillos de la prisión.
Sirius no conocía el camino pero no dijo nada.
Hacía tiempo que había aprendido a no hacer preguntas.
Lo que le extrañó, fue que salió al aire libre.
No le dio tiempo a disfrutar esa sensación porque el hombre que le sujetaba, Kingsley Shaklebolt, activó un traslador que les llevó al interior de Gryngotts.
Dentro de un despacho para que los demás magos y brujas no vieran al prisionero.
Salieron de la pequeña oficina precedidos por un duende.
Llegaron a una puerta amarilla que la criatura abrió sin vacilar.
Les hizo pasar y se marchó.
Casi todos los que estaban allí le miraron con hostilidad.
Alec, Magnus y Harry eran los únicos que no lo hacían.
-Él es tu padrino. -Le susurró Magnus al niño que se encontraba en el regazo de Alec.
Kingsley hizo que Sirius se sentara en una silla y le ató en ella.
Le lanzó un "Silencius" para que no hablara y se apartó a una esquina.
Los duendes tenían puesta allí una barrera que impediría que el auror escuchara algo.
Cuando el testamento se abrió, Alec dejó a Harry en el regazo de Magnus y se retiró a la esquina en la que estaba Kingsley.
Por otro lado, Sirius miraba a Magnus como un gato que seguía una linterna.
Y es que cuando había visto al brujo, la verdad del nacimiento de su ahijado le había venido de repente. Recordó que Cornamenta les había puesto un bloqueo para evitar que nadie supiese la verdad.
Sus apagados ojos grises se posaron sobre el pequeño que abrazaba un pequeño perro de peluche de color negro.
Harry le devolvió la mirada, le dedicó una amplia sonrisa y le saludó con la manita.
-Hoa padino. -Dijo bajito.
A Sirius se le llenaron los ojos de lágrimas.
Como no podía hablar ni moverse, le sonrió.
El duende carraspeó y desplegó un pergamino.
Una bruma se alzó formando figuras translúcidas.
Unos segundos después, unas réplicas de James y Lily les sonreían desde la mesa.
Harry sonrió.
-Ese es tu otro papá y ella es tu mamá. -Dijo Magnus.
"-Yo, James Charlus Potter, declaro que soy mentalmente estable al realizar este testamento."
Todos se sentaron al borde de sus asientos excepto Sirius que no podía moverse.
"-Por la presente, yo, James Charlus Potter declaro lo siguiente."
Alec sentía mucha curiosidad por lo que se estaría diciendo en ese testamento.
No podía oír, pero podía ver. Y reconocía que si así había sido James Potter en vida, era bastante atractivo.
"-Hola a todos. Espero que estéis bien.
Si estáis escuchando esto, significa que he muerto.
--Harry mi cervatillo, siento no haber estado allí para ti. Espero que te estén criando bien y que hayan encontrado a Magnus Bane. Tu otro padre.
Sí, él es tu padre y yo fui el que te gestó.
Lily es tu madrina."
Todos los ojos se posaron en el asiático que sostenía al pequeño.
-"Sirius Black, te juro que como no te encargues de que Cornamentita conozca nuestras anécdotas, te perseguiré aunque esté muerto."
El mencionado lloraba copiosamente mientras el resto de la sala le fulminaba con la mirada.
-"Remus, quita esa cara. Sabíamos que no eras el espía pero tuvimos que disimular. El Caraserpiente te tenía en la mira al igual que Greyback y no queríamos que te sucediera nada."
El lobo también se puso a llorar.
"-Frank y Alice. Espero que nuestros hijos crezcan siendo amigos como siempre hemos querido desde que nos enteramos que nacerían prácticamente a la vez."
Augusta sacó un pañuelo de su gran bolso rojo y se sonó la nariz.
-"Amelia Bones, no nos conocemos apenas pero deseo pedirte un favor. Antes de realizar el encantamiento "Fidelio" cambiamos de guardián secreto. Iba a ser Sirius Black, pero como sería algo obvio, decidimos que el guardián fuera Peter Petigrew.
Espero que no haya ningún tipo de problema en cuanto a Sirius. Pues hace tiempo que sospecho que Peter era el espía. pero hoy, tres días después de haber hecho el encantamiento, ha sido cuando mis sospechas se han hecho aún mayores."
Ahora las miradas que le dirigían a Sirius eran de asombro, espanto y tristeza.
-Alec tenía razón. -Susurró Remus antes de desmayarse.
-¿Y usted quería esperar hasta que mi hijo cumpliera la mayoría de edad para abrir el testamento? ¿Sabe lo que eso podría haberle causado a Black? ¿Dieciséis años de encierro siendo inocente.
-Pero mató a doce muggles y al joven Petigrew. -Rebatió el director.
-¿Hay un juicio que pruebe eso? -Escupió Magnus. -Por lo que a mí respecta, el padrino de mi hijo es inocente hasta que se demuestre lo contrario mediante un juicio.
Amelia Bones le lanzó una mirada dura al director de Hogwarts.
-Mañana mismo le realizaremos un juicio al señor Black. ¿Sabe lo que la sociedad diría si resulta que encerramos a un inocente sin juicio?
Dumbledore asintió.
Remus había sido reanimado y el testamento se reanudó.
-"Minnie, mi querida Minnie. Quiero dejarte unos libros de transformaciones que encontré en uno de mis viajes a España."
Magnus le había quitado a Sirius el hechizo silenciador.
Esto había hecho que Kingsley frunciera el ceño, pero un leve toque en el brazo por parte de Alec, evitó que hiciera algo.
-Jamie los compró para usted profesora. Dijo que se los mandaría para su cumpleaños. -Dijo Sirius.
Tenía la voz ronca por la falta de uso.
-"A Remus le dejo leer todos los libros de la bóveda Potter que desee leer. Y 894735 galeones para que los utilices como quieras. Sirius y yo te hemos duplicado un montón de libros. Todo lo encontrarás en la bóveda 335.
Gornuck le dio una caja reducida a la profesora McGonagall y una llave dorada al licántropo.
Trató de dejarla en la mesa, pues consideraba que no era merecedor de esas cosas, pero la llave parecía adherida a su mano.
Sirius soltó una risa extraña.
-No podrás desprenderte de la llave. Jamie y yo la hechizamos para que no pudieras devolvernos nada.
-"A Magnus le deseo que todo le vaya muy bien y que encuentre a alguien que le devuelva las ganas de amar. Tú siempre has sabido quien era mi verdadero amor."
El brujo suspiró.
Sirius quería saberlo pero no se atrevía a preguntar.
-"Venga ya. Díselo a Sirius. Total, estoy muerto. Ya no podrá perseguirme transformado en Canuto para morderme el trasero y mi... fábrica de cervatillos.
Albus, Augusta, Amelia y Minerva les miraron de forma interrogativa pero ellos no dijeron nada.
-James estaba enamorado de Regulus. -Comentó Magnus.
-Y yo soy rubio Malfoy. -Refunfuñó Sirius.
-Es la verdad.
-Siempre lo supuse. Sobre todo porque una vez los pillé... entrenando como hacer bebés. -Dijo finalmente. -Pero eso no significa que esté contento. ¡Haré que resucite para matarle con mis propias manos! Gritaría más, pero me duele la garganta.
-"¿Ya has dejado de despotricar Canuto?
-¡No!
Ese grito le provocó que Sirius tosiera como un fumador compulsivo.
El brujo de Brooklin le ayudó a beber un vaso de agua.
-"Dumby mi querido director. A ti te dejo varios pares de calcetines y un suministro de caramelos de limón.
-Era el único que me regalaba calcetines. Uno nunca tiene suficientes calcetines. le dije. Y él me traía calcetines al comienzo de las clases, por navidad, para mi cumpleaños y al acabar el curso.
-Era divertido elegir los pares de calcetines para usted. -Comentó Sirius. -Siempre buscábamos los más extravagantes.
El director se retiró de la mesa y enseñó uno de sus pies.
El calcetín era azul con pequeñas figuras ovaladas de color amarillo que se movían.
-Son caramelos de limón. -Explicó Remus. -Fue idea de Sirius.
-Sin duda son mis favoritos.
-"A mi Cornamentita, le dejo todo lo demás. las bóvedas, las propiedades, todo lo que poseo es suyo.
Os aprecio a todos.
¡TRAVESURA REALIZADA!"
-Merodeador hasta el final. -Dijo Sirius entre lágrimas.
-"Yo, Lily Elisabeth Potter, confirmo que estoy mentalmente estable a la hora de realizar mi testamento.
-Al pequeño Harry, a pesar de que no es mi hijo biológico, quiero decirle que le quiero como si lo fuera.
Magnus sonrió.
-Una pelirroja de temer. Sin duda. Por eso me caía tan bien.
-"¡Sirius Black! no le des alcohol al niño hasta que no cumpla la mayoría de edad. Ni se te ocurra montarle en la moto voladora a no ser que Remus te dé el visto bueno. ¡Y no te atrevas a pedírselo cerca de la luna llena!"
-Realmente da miedo cuando se enfada. -Dijo el ojigris.
-Alice querida amiga. A ti te dejo mis libros de encantamientos y mis investigaciones. En caso de que te haya pasado algo, espero que alguien pueda continuarlas.
Augusta ocultó un sollozo en su pañuelo.
-"¡Magnus Bane!"
-Me ha tocado. -Gimió el brujo.
-"¡Sí, tú! ¡Más te vale que te hagas cargo del niño! James dice que no te obligará, pero ya que tú has ayudado en su fabricación, te corresponde cuidar de él."
-Sí señora. A sus órdenes mi capitana.
-"Remus, trata de que Sirius y Magnus no malcríen a Harry. Siempre fuiste el sensato del grupo."
El licántropo sonrió.
-"Severus. Tengo que confesarte algo. Nosotros tuvimos una relación después de salir de Hogwarts. Lo dejamos meses después porque te uniste a Voldemort pero de vez en cuando nos seguíamos viendo. Bloqueé esos recuerdos cuando nos enteramos de que íbamos a ser padres. Fue por petición tuya.
Dustin está en Dinamarca con Melissa Lowis. Le he dejado a los duendes un traslador para que vayas a por nuestro hijo en caso de que yo no esté con vida.
-Te amo ya lo sabes. Espero que seas muy feliz con nuestro niño."
La criatura le pasó un traslador al profesor de pociones.
El hombre, aún aturdido, lo cogió y tras despedirse de todos, se marchó.
Gornuck le hizo una señal a Alec para que se acercara.
El joven obedeció.
La imagen de James, que al terminar su parte del testamento había retrocedido levemente para dejar que Lily hablara, se adelantó hasta quedar al lado de la pelirroja.
-"Si Magnus tiene pareja estable y está en la sala en la que se lea el testamento, me gustaría decirle que espero que sea un hombre sensato y que deseo que quiera a Harry tanto como nosotros."
-"Yo quiero decirle que aunque Magnus a veces sea inaguantable, se hace querer. Y si un día te molesta mucho, tengo la amenaza perfecta para que el señor brujo recapacite."
-¡James Potter! No serás capaz. -Dijo el asiático horrorizado.
-"No sé si serás mago, pero si lo eres, hay un hechizo sencillo que evitará que pueda echarse purpurina y ponerse ropa brillante.
-En caso de que no seas mago, solo tienes que decir unas palabras y el hechizo se activará. Las he apuntado en un pergamino para que puedas aprenderlas. También he apuntado el contrahechizo. Sirius, Remus y Lily me ayudaron a crearlo."
Gornuck le tendió un pergamino al cazador de sombras.
Leyó las palabras que allí había y sonrió.
Se lo guardó en uno de sus bolsillos y volvió al rincón en el que estaba Kingsley.
-"Oye Magnus. ¿Alguien te ha dicho que al hacerte cargo de Harry no podrás hacer tus famosas fiestas?"
El brujo miró la imagen de la pelirroja como si quisiera asesinarla con el simple poder de una mirada.
-"Aquí finaliza mi testamento."
"Que se haga mi voluntad."
Al decir las últimas palabras, ambas imágenes se desvanecieron y el pergamino que había sobre la mesa quedó dorado señal de que el testamento había sido leído.
-Albus vámonos. Tenemos que preparar todo para el juicio de mañana. -Intervino Amelia.
El director se levantó y la siguió fuera de la sala.
Kingsley se acercó a Sirius e hizo que se levantara.
Ambos desaparecieron cuando el auror activó el traslador que llevaba en el bolsillo.
La señora Longbottom se retiró al mismo tiempo que la profesora de transformaciones.
Alec, Magnus, Harry y Remus salieron al mismo tiempo.
-En Nueva York hay una manada de licántropos. Podrías venir y unirte a ella. Son pacíficos. -Comentó Magnus. -Podrían ayudarte a aceptar al lobo que hay en tu interior.
-Había pensado en mudarme allí para estar cerca de Harry, pero primero quiero ver como sale el tema de Sirius. Si todo sale bien, en unos días, nos mudaremos los dos a La gran manzana.
Alec y su novio sonrieron.
Intercambiaron unas cuantas palabras más, y finalmente se fueron en direcciones distintas.
Magnus abrió un portal para viajar a Nueva York.
Jace les esperaba en el salón con Presidente miau sobre su cabeza.
-¡Tío Jace! -Gritó el pequeño en cuanto estuvo en el suelo.
-Hola pequeñajo.
El rubio le cogió en brazos y le dio varias vueltas.
El gato seguía bien sujeto a su pelo sin inmutarse.
-¿Te has divertido mucho?
-¡Cí! He vito a mi padino y a Demus y u home fadado. Ací mida.
El niño frunció el ceño imitando a Severus.
Jace rió a carcajadas.
-Venga enano. Vamos a comer algo. Tengo más hambre que un labrador retriever. -Dijo el rubio antes de encaminarse a la cocina con Harry en brazos y el gato aún en la cabeza.
Alec y Magnus habían desaparecido en el dormitorio.
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Harry James Bane
FanficHarry Potter resulta ser hijo viológico de Magnus Bane. ¿Cómo reaccionará todo el mundo? ¿Cómo será criado el pequeño mago?